7 sept 2015

Capítulo 98: Niña candela


Por si me falla el feedback tengo operetas de Offenbach... Así empiezo mis barras en una canción de Deep Keepers que lo mismo hasta algún día os enseñamos como el que no quiere la cosa. Lo mismo, lo mismo no. Nosotros somos así. Y la verdad es que tiene su porqué, no está tirado al azar, como casi nada de lo que escribo en verso. De todos modos me parecería muy feo venir a hacer aquello de lo que me quejo así que mejor pasamos a otra cosa ¿no? Uno no puede calibrar la magnitud de sus acciones por el resultado de las mismas. Ser de los que ganan es muy fácil. Algo está bien o está mal independientemente de lo que te reporte. Existen miles de hechos y acontecimientos magníficos que surgieron del kaos, así como preciosas intenciones que acabaron en ese lugar al que van todos los besos que no se dan. Dejo este pequeño espacio/epitafio abierto por si algún día alguien quiere escribir algo. Por supuesto ese alguien tiene nombre y apellidos, otra cosa es que tenga algo que aportar. Sigo escribiendo cartas sin remite por si buscan encontrarme. Cartas desde cualquier parte. El coronel no tiene quien le escriba y está alquilando espacio para publicidad, quien le ha visto y quien me ve...

Dano y Emelvi - Kefrén



Esto es un mundo. Supongo que si me hubiese ido a vivir a Huelva, o a Ponferrada diría lo mismo, pero se da el caso de que he acabado rodeado de agua por todas partes, metafórica y literalmente. Muchas noches me despierto completamente desubicado, hasta hago el amago de poner libros en el estante, y de que veo mi bandera de los biris se me pasa. Tengo que pararme de vez en cuando por la calle a asimilar que camino por un país foráneo, como si viviese con un jet lag permanente. Hasta a veces contesto en castellano, incluso queriendo. Me he adaptado a todo esto tan rápido como me he adaptado a trabajar, a acostarme temprano y a que todo ello no me amargue el humor. Una especie de engranaje de ruedas dentadas en bucle con un pequeño motor que hace que todo funcione con puntería de reloj suizo y puntualidad inglesa, como no. Dentro de mi rutina, salvo los pequeños cambios en la mecánica del trabajo y la metodología, ya que ahora trabajo con cascos, poca novedad más. La chavalada británica ya hasta bromea con messieur, y me saludan haciendo el típico saludo militar que empecé a hacer yo cuando llegué (váyase usted a saber porqué) y que deben de pensar que es tradición en España o algo de eso. Desde luego si me van a tomar a mi como ejemplo para decir "pues una vez conocí a un español y los españoles..." desde luego no vais a salir muy bien parado. También se piensan que todos lleváis la trenza que llevo yo y que Magaluf es algo así como el edén. Y no seré yo quien les saque del engaño, por supuesto. Se van notando el paso de las semanas y el trato con la gente a pesar de la tara con el idioma y que no podemos relacionarnos en exceso mientras estamos con picking. También es un problema el hecho de tener los breaks diferentes a todo el mundo por tener horario diferente a todos, pero no hay mal que por bien no venga, siempre. Incluso he echado alguna que otra hora extra que nunca viene mal, cambiándome de zona y tocando todo tipo de libros que valen más que mi semana de trabajo. Imagínate. Lo único malo del trabajo a día de hoy que se me ha acostumbrado el cuerpo es, sin duda, que la mente está todo el día ociosa, con demasiado tiempo libre para pensar. Menos mal que no afronto ninguna crisis sentimental, si no no se que sería de mi. De todos modos yo de eso no uso. 

Por casa se está todo lo bien que se puede estar cuando conviven edades y culturas tan dispares. Eso no quiere decir que sea el mejor entorno para vivir, pero tampoco quiere decir que se esté mal. Probablemente en otra etapa de mi vida lo hubiese afrontado de diferente manera, pero ahora que lo dejo todo estar, sonrío y pienso 'ya llegará'. No me agrada en exceso que me despierten mis días de descanso y que se pasen por el forro mis horarios, sobre todo para necesidades vitales, cuando yo respeto las de los demás, pero sigue pudiéndome el hecho de no tener ganas de levantar la voz. Así lo resumiría. Estoy verdaderamente apático para con los estados de ánimo negativos. Una dejadez brutal hacia todo aquello que sea contraproducente por más motivos que tenga. Generalmente, como cuando tienes una herida, que todos los golpes van a ella, cuando estás reacio a molestarte te suelen buscar las cosquillas. Te intentan culpabilizar de problemáticas en las que ni tienes nada que ver, ni constan de una lógica desmesurada, pero si quieren café tengo para darle dos y tres tazas. Desde aquí aprovecho para decir que siempre que he dado explicaciones sobre algo en mi vida (que lo he hecho, poco, pero lo he hecho) ha sido par que mi piace, no porque deba o les de importancia al hecho de que me la pidan. Y como no tengo que rendir cuentas a nadie, salvo a mi mismo, y desde hace mucho soy muy buena persona, si alguien se me ofende por aquello de donde dije digo digo Diego Armando, hay un cartel de salida bien bonito y grande al fondo del pasillo. ¿O acaso no ves el don't disturb de la puerta? Chssssss. Lo que me faltaba. Está el mundo para que los que no son capaces de cargar con sus fracasos culpabilicen a los demás de que les vaya medianamente bien o mal al prójimo. Válgame.

A veces cuando camino por la calle busco caras amigas, conocidas. Lo más cercano que he encontrado son miradas cómplices. Siempre llevo el periscopio puesto, pero cada vez estoy menos alerta. El sábado lo gasté con unos colegas españoles que estaban más perdidos que yo cuando llegué. Necesitaba oxigenarme un tanto y, sin llegar a forzar, uno pica a las puertas que puede. Esta vez tuve tanta suerte como ellos conmigo. Nos fuimos a tomar un rico café al release, a conocernos un poco, a practicar nuestro querido idioma, a repasar la actualidad británica y a contar algún que otro chiste mientras veíamos el San Marino - Inglaterra. Luego dimos un paseo por la manzana hasta que Alejandro se fue con su novia de vuelta a Lancing y me quedé con Luis. Con él congenié de la ostia, tenemos muchas cosas en común y si encima las compartimos entre cervezas no os quiero ni contar. Sin duda, esas birras y esa charla han sido, más allá de toda la suerte que estoy teniendo y lo bien que se están desarrollando las cosas, el mejor ratito desde que estoy por aquí, no solo por lo que significa, si no por todo lo que proyecta. Y no voy a detallar mucho más la tarde, porque confío en poder escribir mucho sobre todo esto en el futuro, porque rara vez el destino dispone para mostrar e irse. Here we go again! 

Podría levantar la voz mucho más de lo que lo hago, pero ya lo dejo para los que lo aderezan todo y se creen que engañan al resto. ¿Yo hasta el final, tú cuando empiezas?

Un psycho de pupilas esperando a que me lleve un palo, las composturas no las guardo, las regalo. Las quemo como bengalas, ya me crecerán otras más fuertes, más sanas, oxigenadas. Handmade, caligrafías con bilis, te rotulo bodonis a boli, muy tranquilito, working on it... Subidas y bajones, parecen patrones de Missoni, déjame solo, sonny, tranquilito, working on it. Detrás de este alambre de espino, de ustedes nos reímos, curas del DEA y puritanos reprimidos. Detrás de este alambre de espino, a esas brujas que ustedes persiguen yo les doy asilo ¿Se me entiende, amigo? desentiéndase, desentiéndase el que no entienda, digo... Desentiéndase, desentiéndase el que no entienda.





1 comentario:

  1. Un saludo a los qe se dejen los ojos intentando leer lo qe pone la carta.

    Ni rallaos' estáis.

    Parece qe no me conocéis.

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