23 feb 2015

Capítulo 76: Nunca es suficiente

Clavando manecillas de relojes en los dedos, entre agujeros negros, vueltas, enredos, mares de tela, anzuelos para peces obtusos, a veces el cansancio no vence los impulsos ni los nervios. Historias me traen taquicardia, la luz de una niebla mientras tiembla. Ella me dice: "sueña, todavía es gratis", pero me cuesta a veces salir de las grietas, las inquietudes de las pelis incompletas en descarga... A veces duermo hasta las tantas, las mantas se han convertido en desiertos que me abrazan, no quiero volver pero se trazan las líneas delgadas como lágrimas en pesadillas... Entre colillas vuelvo, la regresión es difícil, el infinito nos convierte en lo más frágil, pero tú aguanta, aférrate a tu móvil cuando te pierdas y te pierda la conciencia.

Cuando despunta el alba sólo veo hostilidad. Salgo de casa cuando no están puestas las calles, cuando no hace falta viento para que se te hielen las manos. Descargo la mochila en la parada mientras espero que llegue el autobús. Siempre voy con unos minutos de margen, aunque rezo por perder el bus y quedarme en casa. Viajo haciendo múltiples paradas para ir recogiendo a gente que trabaja para el estado. Sin duda se les nota en las caras que eso les pasa factura, que no necesariamente tiene que hacer mayor o menor mella la cantidad de trabajo, si no que en algunos se puede observar como su vida no es para nada lo que habían dibujado para ellos de niños. A algunos se les intuye la vida en la mirada. Supongo que eso de no cubrir tus propias expectativas o que la vida no sea aquello que soñaste debe de pesar, y mucho. Siempre he pensado que esa decepción es la que hace que salgan las arrugas, las patas de gallo y las canas, o que se te caiga el pelo, y que lo de la genética es un cuento que han estudiado mal y nos han explicado peor. Ya no les guardo respeto, no al menos el que les tenía al principio. Recuerdo que los primeros días me parecían máquinas, me parecían unos fenómenos. Esta vez ha tardado mucho menos en caerse el mito, es gente que no tiene nada de especial y que a base de realizar una labor periódicamente han adquirido la destreza suficiente para hacer una tarea de manera mecánica. Y no es algo para lo que haya que ser un fuera de serie, es una actividad que ni te hace falta estudiar una cantidad tremenda de mierda que te meten en la escuela, con haberte enseñado a desarrollarla en un curso intensivo de tres meses estarías sobradamente preparado. Pero no ya para desempeñar un trabajo concreto, si no para realizar el trabajo de casi cualquiera de las islas. Por eso, dentro de la conciencia y la moral, he colgado una hamaca entre dos palmeras que se doblan pero que aguantan el huracán y me he sentado a esperar. Y me columpio, y me vuelvo a columpiar. Veo salir el sol detrás de un cristal y no me merece la pena hasta que llega la pausa para el bocadillo. Me conozco todo el panorama político de la región y no se cual de todos ellos me da más asco. Mi abuelo está en el hospital y me duele un poco en papá, pero sólo un poco y sólo en papá. Qué violento es cambiar el talento por un talón, y que eso te ponga contento. Por fin le grabé el cd a Jesús. Digo esto porque lo importante de ello es que volvió a venir y volvimos a echar una noche todos menos Rubén. Una cosa que se estila mucho hoy en día es faltar al respeto y hacer como si nada, cosa que habla muy bien tanto de la educación como de los principios de la gente, más aún de supuestos amigos. Hay gente que cuando sale fuera se acuerda de uno, y lo que es mejor aún, le intuyen, y eso es sintomático del nacimiento de un feeling guapo. Tengo un ghostwritter psicosomático encerrado en la cartera. El mejor momento del día es cuando agarro la pala y veo la bola volar girando. Parece una mandala haciendo un arcoiris mientras repía. Hacía mucho que no me agachaba para recoger nada. Ahora me agacho para levantar cosas. Ahora me agacho. Tal como me he puesto el citrino se me ha caído y lo he perdido. Sabía que eso iba a pasar. Tengo un zurrón nuevo, me flipa echarle bártulos a la mochila. Caben muchas cosas y tiene compartimentos, y ya le estoy cosiendo vivencias. No he escrito nada de Galaxies y debería haberlo hecho. Esto también sabía que iba a pasar. A la gente la distancia y el tiempo les vuelve tristes. Quizás lo que les vuelve triste es el prisma desde el que los miro, o mi esperanza para con ellos. Creo que no hago otra cosa que tirarme el pisto y me están cazando. La chica de Usagre que me ayudó con el marcador siempre estará en mi corazón. Sigo siendo del Sevilla a pesar de lo de Anoeta. Me he comprado una libreta, que es mucho más importante de lo que parece. Sigo teniendo una amiga nueva, aunque no lo parezca. Con todo y con esto, lo veo todo más estable que nunca, dentro de la inestabilidad.

Volverán golondrinas es su sino, anidarán en mi ventana, alegrarán mañanas, sus alas serán tus alas, sopla, hazlas volar y vuela.



Volviendo a casa, reflexiones con el ciego, mirando a las estrellas que me deja ver el humo del cigarro, con poco dinero por decir que tengo, si tú me dices "ven" lo dejo todo, tú déjate algo... Fotografías de Aguilar entre submundos delicados, los ojos de serpiente en los dados. Cruzo la plaza y la baldosa se parte, el banco dice "agárrate, no tengas miedo", cruza los dedos. Cruces de miradas en el baile, miseria y polen, ese olor a blanco y negro entre la ley y el orden, bajo mi piel hay miedo atado entre cordones, soltó la escalera y perdí la cuenta entre escalones. Busco la manera de calmar mi sed, camino sobre un din-a4, dame otro papel y duerme, vuelo tan lejos como puedo en celulosa, déjame volver, prometo verte.

El otro día hice un ejercicio de reflexión y pensé en volver a escribir alguna de las entradas bonitas que he escrito de aquí para atrás pero a día de hoy, con el paso del tiempo por encima, con el polvo y la ceniza. Por supuesto no lo hice, soy perro viejo. Sólo se puede matar a las personas una vez, pero no todas las muertes tienen porque ser rápidas. La vida es bella porque Marion Cotillard. A los héroes de Loriga le han podido los supervillanos de alquiler. Se pasan los días como se me pasan los años que tendré que justificar en la senectud, pero el domingo le traje a mi viejo churros por la mañana. También doy abrazos, y espero que vosotros deis abrazos como los doy yo, de esos que a la otra persona coge desprevenida, de esos que por equivoco casi acaban en pico por los dos besos protocolarios, de esos que traspasan energía. También doy abrazos y digo te quiero. Todos quieren ser James Bond o Peter Parker, o pseudo Holdens Caulfield. Yo quiero ser anónimo. A mi prosa le han pasado unas ruedas por encima, y también a mi fe. A la próxima se lo voy a hacer con Got till' it's gone en bucle. A la próxima, me teníais que ver la cara mientras escribo esto. Estoy rodeado de gente a lo que to' le parece atractivo menos ellos mismos, y a mi me pasa justo el caso contrario. No digo que no lo sean, digo que no me lo parecen, y eso no es culpa mía. Lo de la culpa es algo que a la larga la verdad tampoco importa mucho, no me veo frente al tribunal en el juicio final repartiendo culpas con los colegas frente al colega de la barba blanca. No se quien soy, pero si se quien no soy y eso me sigue pareciendo lo más cerca que puedo estar de la realización a día de hoy, y no es poco. No le estoy mandando energía a nadie porque nadie se hace merecedor y porque a mi no me la manda nadie. Hasta que no sepa autoabastecerme no me voy a quejar en exceso de que nadie me abastezca, y aplíquenlo a la pluralidad de vías vitales que existen. Voy a contestar a cada pregunta con un "pos anda que tú". A veces en la derrota canto eso de y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas, se despertó el bien y el mal, la zorra pobre al portal, la zorra rica al rosal y el avaro a sus divisas... A veces canto. 



Transito por las horas de la noche como el maquinista, se me nota en los huesos y en las intenciones. El espejo del ascensor me grita: ¿dónde vas con esos ojos? deja de hacer el imbécil, te sobra rencor. Voy falto de glucosa, llegar a casa fue el milagro, el frigorífico mi mártir, mi estómago apóstol, y tengo a Isaac Hayes diciéndome "chico se fuerte", a dios gritando "urano es ley" desde un vocoder. Auténtico supporter, en esta party de serpiente guardo un blues bajo mi almohada por mis hombres, mi energía en una caja como el Cooper, mi galaxia en los ojos de quien supo entender a pesar del desorden. Y el infinito que me espera me parece escaso, en el armario tengo olor a chaouen, olor a Kingston, olor a estancos, a sangre y cristales rotos, eh, recuerda el trazo y pasa página.

J Δ Y E E M - You'll never feel the same

16 feb 2015

Capítulo 75: Lo más curioso


Decía Jean Michel Basquiat que no escuchaba lo que decían los críticos porque no necesitaba que nadie le dijese qué es el arte. Algo así como vivir sin la necesidad de los consejos o las acepciones de nadie, depender únicamente de la experiencia empírica de cada uno y de la observación. Llevándolo a lo campechano, lo que viene siendo que te la resbale todo lo más grande. Eso, o más allá de enjuiciar tus automatismos, aceptarlos como dogma por encima del bien, del mal y de la moralidad, y usarlo como las herramientas de las que dispones para poder afrontar cualquier tarea. No seré yo quien diga lo contrario. El problema nace cuando tienes que mezclarte con lo que los demás entienden por arte, felicidad o amor. Venía de vuelta para atrás en el bus enclaustrado en el último asiento del mismo entre dos grupos de chicas y chicos que venían contando sus hazañas carnavalescas y demás quehaceres de su vida cotidiana y el escuchar sus narraciones me dio mucha más pena de lo que me la daba nada hace mucho tiempo, por la forma en la que hablaban de cualquier ámbito de la vida. No se si es por el entorno en el que se han desarrollado, por el tiempo que les ha tocado vivir, o por la mierda que le han metido en la cabeza que he salido del viaje dando gracias de vivir como y lo que he vivido en estos años atrás, con todo lo mal que he hablado tantas veces de ello. El caso es que se les veía felices, desinhibidos y despreocupados, lo que vienen siendo unos cimientos sólidos y fuertes para efectuar el gran cambio que les llegará dentro de unos años cuando empiecen a vivir la vida de manera adulta, ese cambio que nos está rompiendo los dientes de ostia en ostia a los de mi generación. Eso si, en mi caso, cada vez que me salta alguna muela la vida, suelo escupirle la sangre que me brota de la boca y sonreír mientras me la toco para ponérmela bien dura, nada que ver con la pornografía para mujeres de avanzada edad del estreno cinematográfico de esta semana y con el amor del mc donald's del día del cura que casaba a la gente en secreto para huir de la iglesia. Qué paradójico todo. Y es que es salir un poco del radio de acción al que uno está acostumbrado (ya sea entorno o rutina), apoyar un poco los pies en el suelo, y encontrar respuestas a preguntas que más allá de querer uno plantearse o no, están ahí, y cada vez se presentan de manera más retórica, guste más o menos la respuesta, que eso ya es harina de otro costal. Claro, todo cada vez más negro, pero por concepto, no por apreciación. Y cada vez uno se despega de manera inconsciente mucho más de las cosas superfluas, por mucho que incluso en ellas se pueda extraer mucha miel. Si uno mira y no le gusta lo que ve, o se va otro sitio a mirar paisajes nuevos (con la opción de que estos pueden no gustarles tampoco), aprende a mirar de otra forma (con la opción de que esta nueva manera de mirar no satisfaga tampoco) o se resigna. Yo soy más de irme a mi cueva y no mirar, de saberme lejos, de rimar outsider, de no reír las gracias, no dar la mano por compromiso y de no ser un 'bienqueda', aunque a veces me queje de todo lo que ello conlleva.  Pero me quejo porque es lo que tengo que hacer ¿no? Ese continuo inconformismo del ser humano que experimentamos una vez alcanzada una meta, que nos lleva a devaluar tanto la meta como el esfuerzo puesto en ella subordinándola a nuevas metas, esa manera de alejar la meta que te marcas y emplazar la felicidad a un futuro de mayor o menor lejanía, ya sea con la excusa de satisfacer deseos materiales, crecimiento personal ficticio o reconocimiento, que acabará por devorar a una sociedad que supuestamente a cada día que pasa está más evolucionada y que avanza a un ritmo que da un miedo vertiginoso, cada día pasa más factura a todos, y por supuesto a mi el primero. Me se pieza amorfa que no encaja y que intento cuadrar con las demás a base de martillazos, como los fanáticos que se piensan que la religión es un pene con el que pueden hacer lo que quieran, por encima de que está bien tener cada uno el suyo, pero no intentar encajarlo en el culo de los demás a la fuerza. A martillazos hizo Miguel Ángel el mundo, a martillazos decoro mis paredes, a martillazos te llevaré al cielo. Lo peor, y a la vez lo más curioso, es que en este panorama tan desolador del que me hago partícipe enarbolando estandartes de causas perdidas, cada vez me siento mejor. Y se me nota en la cara.

No soy mc', estoy en las nubes de Adelardo Covarsí, vine de allí aquí pa' partir tu paz si...


Virush - No



Yo hago unas cosas mu' raras pero que no os dañarán, quería volverme majara y no me dejan en paz, ahora las voces me agobian me dicen "no te eches novia que es bueno viajar"...


En Mérida no tuve amigas que anidar en mi barriga, que fatiga... Pienso empezar así un tema. Y es que Mérida murió, que no las prácticas. Bueno, morir morir tampoco, porque para morir hay que estar vivo, y eso dista bastante de lo que ha sido Mérida. Y nada tiene que ver con el entorno ni las circunstancias, se que me podría haber enamorado de Mérida como lo hice de Salamanca, quizás esta vez simplemente sólo fui yo, y simplemente en la vida hay pasteles que no son pa' ti, y este no me tocaba. Obviamente es sintomático que a día de hoy no le pongáis cara a mis ya antiguos compañeros de piso, como ni os sepáis el nombre de ninguno casi, ni nada sobre ellos, como yo no me se el nombre de la última chica que entró ni a que se dedica. Pero no me fustigo por ello, porque he aprendido a adaptarme y no hacer un Pearl Harbour de cada sitio en el que no estoy a gusto, o no me desarrollo. Uno acaba, cumple, da la mano, y sonríe. Y no sonríe falsamente, para nada, no es una sonrisa de felicidad, es una sonrisa de protocolo en el que ambos sabemos las implicaciones de la misma, de educación, de madurez, de mano izquierda, perras. Así que cogí mi cafetera, cogí mi mandala, cogí mis libros y me fui a ver mundo. Au revoir, ático de las vistas y del olor a porros. Y ojo, se todo lo que esto implica. Esto implica una cambio de rutina mínimo, unos horarios feroces, una nueva amputación a la libertad y una vuelta a los valores tradicionales, de manera temporal de esas que no sabes cuanto tiempo el tiempo será tiempo. Pero me adaptaré a ello tan bien como supe adaptarme a Mérida, por muy adversas que fueran las condiciones. "¡Oh, adversas!" que dirán algunos. A pastar. Y para combatir este cambio de hueso, lo primero que hice fue calzarme mis botas para la batalla. Pienso seguir así la canción que empecé al principio de este párrafo: mezcladas están las cosas, creciendo rosas, entre las ortigas, bailo pisando charcos y no mancho mis stiga... O algo así. Lo mismo lo que quiero poner es que os piso con mis stiga. Sea como fuere, me até las stiga y me planté en el pabellón en el que tantas horas gasté de pequeño en hacer de la raqueta un florete. Y aprendí mucho en el primero de los entrenamientos a los que no pienso faltar como si fuese una eucaristía. Me volví a sentir muchas cosas que hacía mucho que no me sentía, y volví a llenarme el cuerpo de rozaduras y sangre, agujetas, y a sentirme palista, entre iguales. Que poquito necesito a veces para ser feliz. Que poquito me abastecen y lo mucho que lo rentabilizo. Para rematar un precioso día, salí a tomar unas fantas por Villafranca, y poder reírme un rato con Pepe y ver lo guapa que sigue y seguirá siempre MJ será siempre suficiente para irme a la cama feliz. Vca ciudad de leones. Y el sábado fue sol de sábado casi que todo el día. Mantuve una ardua batalla conmigo mismo para dirimir si acudir a Badajoz y su carnaval era la mejor de las opciones (y prolongar la racha que tenía años atrás en carnavales y a la cual dejé de apostar el tiempo que estuve en Salamanca), y aunque estar con Jesús y su esposa es siempre bueno, (como decía Alex, camino de la cama es buen camino) por extraño que pareciese, quedarse en la verbena local resultaba una opción tan tentadora como factible. El hecho que decantó la balanza hacia la primera opción no fue la alta probabilidad de engañar a alguna chavalita pacense usando mis trucos carnavaleros (que no estaba yo muy perrunillero tampoco, todo hay que decirlo), si no el hecho excepcional y extraordinario, de que Pablo, nuestro Pablo, había invitado a una chica (por dotarla de algún sustantivo lejos de parentescos que pudiesen unirles) a gozar de nuestra tierra en buena compañía. Y si, no es que a priori y con perspectiva parezca un plan de la ostia eso de irte de juerga con un par de parejas (o eso parecía desde fuera), pero tenía tela de ganas de hacer el payaso con estos dos compadres y al final me autoengañé. Sea como fuere, la noche discurrió como todos sabíamos que iba a desarrollarse, o al menos yo, que me las veo venir de lejos. Cuco de mi que no ingiero alcohol, cuando vi a mi querido compadre de parranda algo afectado por el líquido (osease, en su salsa) y un tanto flamenco (por muy de payaso que fuese) sólo tuve que tocarle un poco las palmas en detrimento del tercero, pero siempre con buena intención y con ganas de animar la fiesta y sumar. Se ve que yo que nunca he sido muy de matemáticas, confundí signos, y con eso de querer que la chavalita (que se llamaba como Mangy pero Marian) se sintiese lo más cómoda posible y aprovechando que por una vez Pablo tenía algo que contar, empezamos a pinchar y a guasear sobre su estado sentimental y conseguimos el efecto contrario, restar. Se ve que a la gente a la que no le han dado el pecho de chico esto de las bromas y el colegueo no le va (como no le va madurar, ser buen amigo, ser coherente, serio y dejarse de gilipolleces) y saltan más que el aceite, cogiéndose susodicho un rebote que ni en la buena época de Shaquille en los lakers y abandonándonos a los otros tres a nuestra suerte. Pobre chavalita, se ve que eso de oposiciones para jueza muy bien, pero de justicia y autoestima muy poquito. A mi la verdad es que sólo me molestó un poco porque en esas circunstancias quizás en el pueblo las risas hubiesen sido también la polla y no hubiese decantado mi elección hacia tierras lusitanas, pero, yendo uno ataviado con una indumentaria retro casi casual pero cool, haciendo las veces de un personaje tan magnánimo para la cultura pero más aún para la nuestra, y con un grado de putoamismo infinito (aunque sólo yo me entendiese y valorase) pues como que me dio un poco igual que a mi colega de pequeño no le dejarán jugar en el parque al balón. Y claro, con un payaso disfrazado de payaso, Badajoz hasta las trancas de gente con una inventiva de la ostia para hacer disfraces (ya podrían usarla para otras cosas) y algunas copas de más, pues, aunque no fuese una noche cargada de anécdotas, fue una noche de muchas risas y de bailoteos varios, fue la noche del suuuuuuuuuu. Decir también que me siento tela de orgulloso de mi mismo por un par de gestos que tuve que se que a la inversa no habrían sido para nada igual. Y decir que me flipó ver al Chino, pero sobre todo que me contase de Marco, que por lo visto le va feliz por el sur, como yo sabía que tenía que ser para encontrarse. Ojala encontrarle pronto. Ojala. Como más ilusión me hizo, por supuesto, ver al toronovio, y poder darle un abrazo. Volver a cruzarme y echar unas risas con alguien que ha sido importante, independientemente del tipo de relación que haya ahora, es un regalo que no iba a dejar pasar. Quiero mucho a Carlos a pesar de la vida y nunca se me caerán los anillos por decirlo. Para el año que viene más y mejor, pero sin datos que aportar a la estadística que tiene más de azar que de progresión. Eso si, no acabó ahí el fin de semana, ya que el domingo pudimos saborear una rica comida familiar y visionar el desfile de comparsas. He de decir que pese a no ser yo muy de estas muestras de júbilo sociales, me gustó mucho el desfile, y se que el motivo principal, sin contar eso de ver a mucha mujer bonita sonriendo con disfraces preciosos, fue la música y el ritmo de las comparsas, que yo me imaginaba que era mi pecho en distintas situaciones (cuando salgo a correr, cuando estoy tumbado en el sofá, cuando estoy escribiendo, cuando estoy haciendo el amor, cuando me llevo un susto, cuando abres un mensaje de alguien que esperas que te escriba o cuando en vez de hacer el amor pues te da por follar muy duro y estás casi que te corres). Y me daba hasta por bailar, fite si estaba contento y tenía rojo el corazón. Para acabar de rematar fuimos a saludar a María Bogeat y sus cervezas, así como a sus amigos. Uno de ellos me dijo que me recordaba, pero que me recordaba más rapero, que él había tenido su etapa de rapero de estar enfadado con el mundo y de estar siempre con cara de malo, como diciéndome que ya se me pasaría. Eso me la puso durísima. Él está un poco más bizco y sus colegas eran unos snobs. Pero me alegró mucho ver a María, y es que fue un finde de mucho recordar, por pulsión o por inercia, vaya. Y con un café, unos besos, abrazos y una canción de Pablo Alborán finiquité la historia de Don Carnal este año, con muchos propósitos para el del año que viene, y con ganas de montar una comparsa con el zurdo. Tengo un Samo en el bolsillo, zorras.






La última vez que pisé uno de mis hogares el animal que por allí merodeaba y se pasaba la vida tirado en el sofá intentando no asfixiarse mientras maullaba (esta intro la hago para que no os penséis que ese animal es mi colega) pesaba cinco kilos menos (como poco), el jefe de la casa tenía algunas canas de menos en el pelo, la jefa usaba otro tinte, y yo hasta me tomaba algunas copas de vez en cuando. Ya ha llovido desde entonces. Y cualquier cosa que se diga para justificar tanto tiempo sin pisar un lugar en el que convive gente que amo tanto sonará, y por ende, será, una excusa barata para un delito que merece casi pena capital, como es dejar que pase tanto tiempo en la vida sin darle un abrazo a una familia que siempre te ha querido como a uno más y así te lo han hecho notar. Pero como a veces la vida se pone puta aunque yo pueda colaborar a ello involuntariamente, pues decidí limitarme al hecho de poder volver a disfrutar de una comida con ellos, en la que te recuerdan lo especialito que has sido desde siempre y eso quiere decir que te conocen desde hace mucho. Amo ese sitio en que primero te pintan la cara porque pones muchas pegas por la comida pero al final te acaban haciendo algo distinto al resto para que te sientas agusto (aunque esta vez no hizo falta), amo esas voces que hacía mucho que no oía en directo, y que nada más oír por el telefonillo le hacían sentir a uno como que volvía un poco a casa, amo ese poster de Vito Corleone casi tanto como el antiguo en el que salían Seedorf y Secretario, cuando mi compadre me grababa cd's con canciones descargadas del kazaa en las que lo mismo te veías a los Chemical mezclados con Natalie Imbruglia, y lo amo tanto como amaba las partidas al pes3 con Koller y Amoroso, o en su defecto Bruno Cheyrou, como amo las zapatillas eckô o el piso microclima de Montijo o como amo todas esas páginas de este blog que podría llenar y llenar de historias de antes de que este sitio existiese. No fueron los mejores carnavales de la historia, pero fueron un par de días en los que uno vuelve a entrar un poco en contacto con sus raíces y que merece mucho la pena, porque uno sabe donde va y a lo que va, y con el tiempo empiezas a valorar ciertas pequeñas cosas como realmente siempre merecieron. Tengo solamente un par de hermanos de distinta madre, que me han visto en lo más bajo, que me han visto llorar mucho, y que han visto mis miserias, pero que siguen aquí para compartirlas conmigo y hacerlas no ya más llevaderas, si no hasta algo de lo que sentirse orgulloso, y este por supuesto es uno de ellos, por lo que no pueden si no ser páginas preciosas si este personaje aparece por aquí, pero, si además aparecen los suyos, digan ustedes que estamos de auténtica fiesta. Echaba de menos a Toni, a Jesús y a Fran, tanto como les quiero, de corazón. Prometo volver pronto. 


Erik Urano y Zar1 - Capricornio 1 (bonus track)


9 feb 2015

Capítulo 74: Porque te escondes...

Nostalgia es la voz seca que despierta, la primera luz, la flema el ruido de la puerta, dame café o déjame que muera rápido, insomnio y pesadillas despierto rondan el ático. Con el sabor en los labios a intento bélico, la retirada sin mensaje todo un clásico, histérico, busco alternativa, con los pies en el suelo y la cabeza en las Maldivas. Apuntando al éxito, el único del ámbito que sabe que su léxico es suficiente mérito y me basto, lo de encajar los golpes va nefasto del resto, no me quejo, aunque no es justo, doy bastante asco, sudor seco y áspero dirás que no, pero es mejor el asqueroso amor que tu odio falso, es más ya no soporto a fakes la calle es grande, el único descanso está en el sample. Y así paso los días rezagado y sin respuesta, pasar la vida en vísperas hagan sus apuestas, lucha por la suma y vigila de quien te restas.

Que lejos queda todo, que lejos el edén que antes creí divisar a la vuelta de la esquina. Que lejos a una cuarta de tu boca. Que lejos por delante y que lejos por detrás. Que lejos la primera vez, que lejos la última (esa cursiva no es por ordinal, que la es, si no por temporal, aunque dudo que sepáis a que me refiero). Lejos de los días en que no había miedo, ni dolor. Perdone, si es tan amable, ¿a cuanto queda la siguiente estación? Que lejos el Guadalquivir y el Tormes y que lejos a su vez el Guadiana. Que lejos el mojo picón, el hornazo. Se ve lejos cuando era menos profundo pero más feliz, bastarda trascendencia. Quedan lejos los besos sin amor de verdad, o cuanto menos las ganas. Las ganas son más importantes que el hecho en si, llámalo ganas, predisposición, actitud. Que lejos el templo. Que lejos cuando éramos hermanos y nos comprometíamos y nos queríamos... Que lejos los mapas, las brújulas y los faros y que cerca la metáfora. Que lejos mi tierra, si es que eso existe. Que lejos la inocencia y que lejos pero la vez que cerca ella. Que lejos queda el karma, que va pai' pegando avisos. Y que rápido todo. Que rápido se conocen, que rápido se quieren, que rápido se separan. Que rápido aprenden y que rápido ganan, que rápidos los coches, la tecnología, que rápido se va el dinero. Que rápido se autodenominan maestros, que rápido se realizan. Que rápido se unen a causas sociales y que pronto abandonan las causas perdidas, con lo bonita que es la destrucción, sobre todo en formato autodestrucción. Que rápido el aquí y ahora, el estudias o trabajas, en tu casa o en la mía, con tus manos o con las manos de alguien que te quiso en otro tiempo. Que rápida la verborrea y el descalificativo fácil, soez, superfluo y pueril. Pa' volve' a los días en los que alguien te conoce siempre habrá tiempo... Que rápida la derrota, que duro el olvido y que lejos os queda la ventaja. ¿Cuanto falta? Lejos. Otra vez lejos. Lejos. Por eso voy despacio, porque voy lejos. 

L'Orange feat Kool Keith - Sometimes I feel 




La semana sin transcurrió como transcurren todas las semanas últimamente sólo que esta vez no me apetece hacerle una intro bonita para decir que no pasa nada. Si todo va bien, la semana que viene habré abandonado un sitio al que jamás he pertenecido. No siempre todo va a salir bien, además las comedias no venden. Aún así tengo cosas que hacer, Juanmi lo sabe. Aún así, pronto volverá el calor, aunque queden aguas para nuevas olas. Así como lo bueno es, (o era) el blog, lo bueno de esta semana fue la visita de Txetxu. Que bien se está portando este nuevo año respecto a los encuentros con la gentucilla que tengo lejos. Y cundió mucho la tarde, principalmente porque la echamos entera, más allá de que llegase cuatro horas tardes porque se perdió en una ciudad en la que es tan difícil perderse como Villafranca. Entre cafés y tés y batidos de vainilla a precio de Teixar y Geol. Y nada, otra vez brindando por lo bonita que se le ha puesto la vida, por su piba, y por si la suerte quiere que nos arrejuntemos. Dejamos sentadas las bases del PepeBang, conseguí como conseguí hace una semana con Laurita que le pitasen los oídos a medio planeta, y nos reímos mucho, muchísimo. Buscamos a la chica de la camiseta de violadores del concierto de Kase.O años atrás en Salamanca, cambiamos a Miguel Noguera por Hovik, nos metimos mucho con DF y más que deberíamos haberlo hecho, pero bueno. Comentamos que Paulita rendiría más de mediocentro que de falso 9, y todas esas cosas que recuerdas con gente con quien a lo tonto a lo tonto, llevas muchos años compartiendo anécdotas y chaptas, o capchats, chapcats. Para acabar, lo de siempre en estos casos, muchos abrazos fuertes, la alegría de tener la opción de haberse vuelto a ver relativamente pronto y el emplazamiento a forzar al destino a que disponga sus huestes para vernos pronto, porque si no le agarraremos del cuello para forzarle a ello. Por muchos selfies con Vincent Cassel y muchos selfies de no irse de copas. Te quiero tanto o más como a la cuquiracha, Txetxu, tanto en janaú como en juawei.





CeErre - Espeso

2 feb 2015

Capítulo 73: La del perro

Llego Enero y pasó, como pasa una señal de tráfico, en esas carreteras del diablo, donde a veces aún me siento como un burro amarrado a la puerta del baile... Llegaron años nuevos que pasaron como vidas de monjes en monasterios (...) Llegó un viento del sur, tú venías en él, venía tu calor, y lo que fuese caló, llegabas envuelta en un resol, a este vertedero de sombras, donde a veces nos empantanamos llegaste en una luz, tú...


Hace un par de capítulos os enseñaba un sms en el que mi mejor amiga se congratulaba por el hecho de haber podido vernos tan pronto en esta entrada de año, ya que llevábamos mucho sin poder disfrutar el uno del otro, y emplazaba al deseo y un poco a la suerte eso de vernos con cierta regularidad en tiempos venideros. La providencia ha dispuesto que antes de terminar Enero, ese mes que pasa mientras terminamos de escribir los propósitos y nos equivocamos al poner la fecha en todo documento que redactamos, haya podido disfrutar de ella en una ciudad que a menos que algo o sobre todo alguien lo remedie, pasará sin pena ni gloria por mi vida. Y pasear con Laura es una de esas pequeñas cosas que justifican las penurias de la existencia, esos detalles que empiezas a apreciar cuando dispones pocas veces de ellos y cuando el tiempo avanza y empiezas a valorar lo realmente importante. Como ya he dicho otras veces, apenas tengo que expresarme con ella porque me conoce mejor que nadie, lo que pienso y lo que siento, por lo que sólo nos ponemos al día de los acontecimientos que van teniendo lugar y los analizamos con perspectiva, para después desnudarlos por completo, romperles la máscara, y quitarle toda seriedad a los mismos con ingentes dosis de ironía, sarcasmo y humor. Es una de las mayores suertes que he tenido en este camino y lo único que me duele es no poder tenerla más presente físicamente en mi vida, porque espiritualmente nunca deja de estar. Con eso y con todo nos fuimos a tomar unas ricas volldams al único sitio decente de Mérida que conozco, a hablar de lo mucho que están cambiando las cosas como proceso vital individual y como están cambiando las cosas como proceso estructural social, y lo inalterables que nos mantenemos nosotros frente al cambio, que tanto promoví y promuevo. Cambiando sin cambiar, ya sabéis. Y volvimos a estar de calle y en pijama, a recordar todas las batallitas que ya tenemos en nuestras espaldas, y a hacer que le piten los oídos a media población mundial. Vuelve pronto tú, lo más pronto posible. Hoy brindo por ti y por todas las que quedan.


Juré jamás pensar en balas en mi cabeza, aunque no vuelva a creer en la chica que me besa... La vida pesa y mata como la prisa, yo soy la ceniza de hierba Tailandesa. Sueños sabor a fresa, que funcionan a pilas, aprendí con los eskys, no con Brando ni Dylan. Rap infinito desde el fondo del cajón, como el llanto de los niños rotos en su habitación. Yo vivo mi canción, real como la envidia, la que enseña a escapar en chandal y zapatillas... Al borde de una orilla donde brille mi ausencia, tú regaste el amor con el sudor de la inocencia. Así estoy, sólo voy flotando solo, haciéndolo tan fuerte, que me escuche mi cielo, balas y caramelos, no sé si Dios nos odia o tal vez nos confunda con una última novia...

"Los hay que me llaman astroboy, las hay que me llaman ex novio pero yo no tengo ex novias ¿ok? Sólo conocidas que son viudas de prototipos míos menos perfeccionados que el de hoy". A esta hora hay un grupo de personas que reciben una remuneración por parte del estado el cual me roba a mi previamente mediante impuestos trabajando para decirme en que niveles oscilan según que enzimas en mi cuerpo y en base a eso ejercer un juicio sobre mi salud mental. Mi vieja ha aprendido a hacer una receta nueva y probablemente esté dando la lata con ella hasta que se le pase la novedad. Al menos esta me gusta. Hay gente que es capaz de dar besos con tal de practicar sexo, lo juro, les he visto la cara y a mi no me pueden engañar. En casa hay un brasero nuevo. Se ha ido uno de mis compañeros de piso de Mérida y ha llegado una compañera nueva y yo como el que oye llover, aunque esté buena. Tenéis al mundo subexpuesto y no le habéis hecho el balance de blancos, por lo que creo que se van a establecer interferencias cada vez que establezcamos un trasvase de información. Me he comprado un libro de Krishnamurti, y tú llevas sin comprar un libro desde la última vez que tuviste que hacerle un regalo a ese amigo o amiga tuya que no te cae muy bien. Quizás no te cae bien porque lee libros. Los documentales de la dos cada vez me parecen más increíbles y ya no le llevo la contraria a mi viejo cuando se pone a hablar de lo rápido que va el mundo, y eso me da miedo. En el bus ya no se montan chicas bonitas. Ya no me vengo en bus a Mérida. Vuelvo al pueblo cada fin de semana y parece que le han pasado por encima veinte años. Quizás al que le han pasado veinte años es a mi. Mi rap está fuera de control como mi barba. Puedes creértelo o no: ahora puedo volver a escribir. Todo el mundo debería tener el "Asylum speakers" a mano. Estoy dejando a mi jardín aguantar el invierno y he vuelto a ver Hacia rutas salvajes, nada puede salir mal. Y recuerda: What goes up, must come down.

Acepten el hacer daño como un arte, aprendan a pasar con pena o gloria por la vida de quien les importe, a veces me da la impresión de que el karma no existe, la gente está empeñada en no perder el norte y al culparte y olvidarse de uno mismo lo llaman civismo, menudos ignorantes, permanezco distante, tormenta mental que no tiene pinta de amainar ¡protégete! 

BlabberMouf feat EllMatic -  Come correct


Apología a la arrogancia, soy el ejemplo viviente de que existe la diferencia.