23 feb 2015

Capítulo 76: Nunca es suficiente

Clavando manecillas de relojes en los dedos, entre agujeros negros, vueltas, enredos, mares de tela, anzuelos para peces obtusos, a veces el cansancio no vence los impulsos ni los nervios. Historias me traen taquicardia, la luz de una niebla mientras tiembla. Ella me dice: "sueña, todavía es gratis", pero me cuesta a veces salir de las grietas, las inquietudes de las pelis incompletas en descarga... A veces duermo hasta las tantas, las mantas se han convertido en desiertos que me abrazan, no quiero volver pero se trazan las líneas delgadas como lágrimas en pesadillas... Entre colillas vuelvo, la regresión es difícil, el infinito nos convierte en lo más frágil, pero tú aguanta, aférrate a tu móvil cuando te pierdas y te pierda la conciencia.

Cuando despunta el alba sólo veo hostilidad. Salgo de casa cuando no están puestas las calles, cuando no hace falta viento para que se te hielen las manos. Descargo la mochila en la parada mientras espero que llegue el autobús. Siempre voy con unos minutos de margen, aunque rezo por perder el bus y quedarme en casa. Viajo haciendo múltiples paradas para ir recogiendo a gente que trabaja para el estado. Sin duda se les nota en las caras que eso les pasa factura, que no necesariamente tiene que hacer mayor o menor mella la cantidad de trabajo, si no que en algunos se puede observar como su vida no es para nada lo que habían dibujado para ellos de niños. A algunos se les intuye la vida en la mirada. Supongo que eso de no cubrir tus propias expectativas o que la vida no sea aquello que soñaste debe de pesar, y mucho. Siempre he pensado que esa decepción es la que hace que salgan las arrugas, las patas de gallo y las canas, o que se te caiga el pelo, y que lo de la genética es un cuento que han estudiado mal y nos han explicado peor. Ya no les guardo respeto, no al menos el que les tenía al principio. Recuerdo que los primeros días me parecían máquinas, me parecían unos fenómenos. Esta vez ha tardado mucho menos en caerse el mito, es gente que no tiene nada de especial y que a base de realizar una labor periódicamente han adquirido la destreza suficiente para hacer una tarea de manera mecánica. Y no es algo para lo que haya que ser un fuera de serie, es una actividad que ni te hace falta estudiar una cantidad tremenda de mierda que te meten en la escuela, con haberte enseñado a desarrollarla en un curso intensivo de tres meses estarías sobradamente preparado. Pero no ya para desempeñar un trabajo concreto, si no para realizar el trabajo de casi cualquiera de las islas. Por eso, dentro de la conciencia y la moral, he colgado una hamaca entre dos palmeras que se doblan pero que aguantan el huracán y me he sentado a esperar. Y me columpio, y me vuelvo a columpiar. Veo salir el sol detrás de un cristal y no me merece la pena hasta que llega la pausa para el bocadillo. Me conozco todo el panorama político de la región y no se cual de todos ellos me da más asco. Mi abuelo está en el hospital y me duele un poco en papá, pero sólo un poco y sólo en papá. Qué violento es cambiar el talento por un talón, y que eso te ponga contento. Por fin le grabé el cd a Jesús. Digo esto porque lo importante de ello es que volvió a venir y volvimos a echar una noche todos menos Rubén. Una cosa que se estila mucho hoy en día es faltar al respeto y hacer como si nada, cosa que habla muy bien tanto de la educación como de los principios de la gente, más aún de supuestos amigos. Hay gente que cuando sale fuera se acuerda de uno, y lo que es mejor aún, le intuyen, y eso es sintomático del nacimiento de un feeling guapo. Tengo un ghostwritter psicosomático encerrado en la cartera. El mejor momento del día es cuando agarro la pala y veo la bola volar girando. Parece una mandala haciendo un arcoiris mientras repía. Hacía mucho que no me agachaba para recoger nada. Ahora me agacho para levantar cosas. Ahora me agacho. Tal como me he puesto el citrino se me ha caído y lo he perdido. Sabía que eso iba a pasar. Tengo un zurrón nuevo, me flipa echarle bártulos a la mochila. Caben muchas cosas y tiene compartimentos, y ya le estoy cosiendo vivencias. No he escrito nada de Galaxies y debería haberlo hecho. Esto también sabía que iba a pasar. A la gente la distancia y el tiempo les vuelve tristes. Quizás lo que les vuelve triste es el prisma desde el que los miro, o mi esperanza para con ellos. Creo que no hago otra cosa que tirarme el pisto y me están cazando. La chica de Usagre que me ayudó con el marcador siempre estará en mi corazón. Sigo siendo del Sevilla a pesar de lo de Anoeta. Me he comprado una libreta, que es mucho más importante de lo que parece. Sigo teniendo una amiga nueva, aunque no lo parezca. Con todo y con esto, lo veo todo más estable que nunca, dentro de la inestabilidad.

Volverán golondrinas es su sino, anidarán en mi ventana, alegrarán mañanas, sus alas serán tus alas, sopla, hazlas volar y vuela.



Volviendo a casa, reflexiones con el ciego, mirando a las estrellas que me deja ver el humo del cigarro, con poco dinero por decir que tengo, si tú me dices "ven" lo dejo todo, tú déjate algo... Fotografías de Aguilar entre submundos delicados, los ojos de serpiente en los dados. Cruzo la plaza y la baldosa se parte, el banco dice "agárrate, no tengas miedo", cruza los dedos. Cruces de miradas en el baile, miseria y polen, ese olor a blanco y negro entre la ley y el orden, bajo mi piel hay miedo atado entre cordones, soltó la escalera y perdí la cuenta entre escalones. Busco la manera de calmar mi sed, camino sobre un din-a4, dame otro papel y duerme, vuelo tan lejos como puedo en celulosa, déjame volver, prometo verte.

El otro día hice un ejercicio de reflexión y pensé en volver a escribir alguna de las entradas bonitas que he escrito de aquí para atrás pero a día de hoy, con el paso del tiempo por encima, con el polvo y la ceniza. Por supuesto no lo hice, soy perro viejo. Sólo se puede matar a las personas una vez, pero no todas las muertes tienen porque ser rápidas. La vida es bella porque Marion Cotillard. A los héroes de Loriga le han podido los supervillanos de alquiler. Se pasan los días como se me pasan los años que tendré que justificar en la senectud, pero el domingo le traje a mi viejo churros por la mañana. También doy abrazos, y espero que vosotros deis abrazos como los doy yo, de esos que a la otra persona coge desprevenida, de esos que por equivoco casi acaban en pico por los dos besos protocolarios, de esos que traspasan energía. También doy abrazos y digo te quiero. Todos quieren ser James Bond o Peter Parker, o pseudo Holdens Caulfield. Yo quiero ser anónimo. A mi prosa le han pasado unas ruedas por encima, y también a mi fe. A la próxima se lo voy a hacer con Got till' it's gone en bucle. A la próxima, me teníais que ver la cara mientras escribo esto. Estoy rodeado de gente a lo que to' le parece atractivo menos ellos mismos, y a mi me pasa justo el caso contrario. No digo que no lo sean, digo que no me lo parecen, y eso no es culpa mía. Lo de la culpa es algo que a la larga la verdad tampoco importa mucho, no me veo frente al tribunal en el juicio final repartiendo culpas con los colegas frente al colega de la barba blanca. No se quien soy, pero si se quien no soy y eso me sigue pareciendo lo más cerca que puedo estar de la realización a día de hoy, y no es poco. No le estoy mandando energía a nadie porque nadie se hace merecedor y porque a mi no me la manda nadie. Hasta que no sepa autoabastecerme no me voy a quejar en exceso de que nadie me abastezca, y aplíquenlo a la pluralidad de vías vitales que existen. Voy a contestar a cada pregunta con un "pos anda que tú". A veces en la derrota canto eso de y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas, se despertó el bien y el mal, la zorra pobre al portal, la zorra rica al rosal y el avaro a sus divisas... A veces canto. 



Transito por las horas de la noche como el maquinista, se me nota en los huesos y en las intenciones. El espejo del ascensor me grita: ¿dónde vas con esos ojos? deja de hacer el imbécil, te sobra rencor. Voy falto de glucosa, llegar a casa fue el milagro, el frigorífico mi mártir, mi estómago apóstol, y tengo a Isaac Hayes diciéndome "chico se fuerte", a dios gritando "urano es ley" desde un vocoder. Auténtico supporter, en esta party de serpiente guardo un blues bajo mi almohada por mis hombres, mi energía en una caja como el Cooper, mi galaxia en los ojos de quien supo entender a pesar del desorden. Y el infinito que me espera me parece escaso, en el armario tengo olor a chaouen, olor a Kingston, olor a estancos, a sangre y cristales rotos, eh, recuerda el trazo y pasa página.

J Δ Y E E M - You'll never feel the same

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