2 mar 2015

Capítulo 77: Una pequeña victoria

Cierro los ojos en Septiembre y amanece en Marzo, tengo propiedades energéticas igual que el cuarzo.


Gergo - Luces



El mayor crimen al que nos pueden someter es la pérdida de emoción. Ahora todo es más difícil. De pequeño era mucho más fácil emocionarse, lo mirabas todo desde el prisma de aquel que se deja sorprender por el mundo. El sentir admiración por alguien estaba a la orden del día, así como adoptar pautas de conducta que imitar de aquellos que eran mayores que tú y les tenías por auténticos triunfadores. Yo de mayor quiero ser como Yohann. A medida que creces, estos nexos van desapareciendo poco a poco y los sustituyes por vínculos más fuertes, con la diferencia de que estos se crean respecto de gente mucho más cercana a ti y por tanto mucho más accesible, ya sea por edad, rango o talento. Caen los ídolos y nacen los rivales, o al menos aquellos con quien competir, pero desaparece esa magia que existía cuando veías a alguien con quien compartías el amor a algo que poseía cierta exclusividad, más allá de los matices personales que cada uno le diésemos. Recuerdo que cuando era niño me flipaba hablar de fútbol con los colegas, hasta que empezó a gustarme demasiado y a interesarme de verdad, que fue cuando me dio por leer y adentrarme en su intríngulis. Sabed niños que leer va a reportar en vuestra vida más taras que pros, de largo, ya que sólo vas a extraer dolores de cabeza y apartheid. Por ende, empecé a despegarme bastante de quien no se lo tomaba de la misma manera que yo, o, al menos, de todo aquel que se quedaba en la superficie, la cáscara sin pulpa. Siempre he sido muy de eso y aunque me ha ido bien me ha ido mal. Pero claro, esto era bastante previsible, dada la gran difusión que tiene el fútbol, que unido a la insana creencia instaurada en nuestra sociedad de creer que todos están en potestad de poder emitir un juicio válido sobre todo, consiguió que perdiese mi interés y con el tiempo, la alegría de disfrutar del fútbol, salvo cuando a mi equipo le dio por vivir su etapa deportiva más gloriosa. Tampoco es que el fútbol fuese la verdadera pasión de mi vida, como no es menos cierto que sigo disfrutando de él tanto como se, pero a mi manera. Y eso no es poco. Luego se abrió paso en mi vida la que hasta hoy ha sido mi jaqueca más grande, de la que aún ando de borrachera y no se que será de mi cuando llegue la resaca. Por si acaso, me empeño en no dejarla llegar y cuando la veo venir de lejos y empiezo a flaquear vuelvo a emborracharme. Como aquello de no luzco ojeras, no les di tiempo, les he comio' el espacio y el radio de movimiento. Obviamente estoy hablando del rap. Si mi yo de veintilargos mirase a mi yo de diecipocos y le viese dormir en la calle por ver un concierto de Jesuly, en cuanto a forma, le metería una somanta' de palos. En cuanto a concepto, me sangran las manos de aplaudirme. Porque era lo que había y dentro de lo rancio de la escena, más a nivel de público que de artistas (sin desdeñar a estos) hasta que esto floreció, algunos estuvimos ahí para beber de lo que ni mucho menos eran los inicios, pero que a su vez anda muy lejos de todo el circo que hay ahora montado, cuando ya tiene el sombrajo los cuatro palos peor que mejor puestos. Antes te cruzabas con un pibe que vestía medio ancho, de tribal o fubu, y movía la cabeza con los cascos, y más o menos cercano a ti en cuanto a facha, en cuanto a gustos, o en cuanto a ideas, sabías que había un vínculo entre vosotros, que era uno de los tuyos aunque fuese diametralmente opuesto a ti porque la lucha era un camino unidireccional que había que recorrer juntos. Hoy es todo lo contrario, intento separarme de todos los estratos en que la movida se ha fragmentado, he intento dejar lo más claro posible a que vertientes pertenezco y de cuales ando bastante lejos, que eso no es lo que me representa y lo mucho que me jode que enarbolen la bandera de algo que me hace respirar. Porque una persona es lo que hace y luego ya lo que dice, pero sobre todo, como lo dice. Hoy en día me cuesta mucho más identificarme con nada ni nadie, y no por mi carácter separatista, ni mucho menos, pero cuando lo hago y me acerco a alguien por pequeñas casualidades de la vida como que lo disfruto mucho más. Lo mismo son gilipolleces. Lo mismo no vaya, lo son, pero yo soy así. Andar a tu rollo por Salamanca y cruzarte con un chaval que tiene la misma camiseta de Francia que tú, la segunda blanca, con el seis y Cabaye, o pitar a Pacense y que el colocador, que es el que reparte el bacalao, lleve una trenza como la que ansío tener y estoy pagando penitencia de parecer un gitano, justamente el colocador, son detalles insignificantes que no deberían tener importancia alguna, pero son esas pequeñas cosas que a mi me hacen volver contento a casa. Eso, y tirarme en el cuarto y masturbarme pensando en un mundo mejor. Que coño, nunca mejor dicho.

Julius Marvesol y Anibassia Vals - Aperturas




El cielo rojo fuego, yo escribiendo a juego, con la sensación del coño otra vez no llego... Tú échale veneno ahí sin miedo, hace tiempo que me cuesta sonreír si no voy ciego. El cielo rojo fuego, yo escribiendo a juego, llámame midas cuando el boli baila con mis dedos, sin secretos, esto es todo lo que tengo... la seguridad que sólo te da el tiempo. La fe en mi mismo forjada a base de trabas después de tocar fondo, en mi familia no toco la loto, no tuve un colega rico, no supe hacer contactos tampoco. A mi mi padre si algo me enseñó es a ser currante, pero es que aquí todo se valora tan poco... Aquí cualquiera te exige sin haber estao' en tu piel, sin haberte visto nunca roto...

La música es el tiempo en que no me aburro, no pienses que escribo lo primero que se me ocurre.




¿Que qué hago yo con una camiseta del Atlético? Pues si hijo, yo le llamo gajes de la vida. Al menos tengo para limpiarme cada vez que termina el gangbang. Mi vida a día de hoy se puede resumir en la acción en la que Iborra tira al palo contra el Atlético de Madrid y por extensión a un partido dominado totalmente por mi equipo, que sólo pasó apuros cuando le dio por dejar de correr y donde la calidad y el talento se premian con los mismos puntos que la racanería y el conservadurismo. Si dijese que me alegro por mis amigos del atleti mentiría, pero no todos se pueden pudrir en segunda como Osasuna y Betis. No de momento. Pero tranquilos, ya se saben ese mantra mio que hace mucho que no repito, todo llega, todo llega, los momentos las pibitas los colegas... Eso si, me voy con buen sabor de boca, una pequeña victoria es una pequeña victoria.

¿Que quien manda? Mi crew manda. Aunque apenas tengamos una mierda ahí fuera, aunque las bombas estén en el refugio antiaéreo y no surcando los cielos, mi crew manda. Porque yo y dos más sabemos lo que hay, lo que llevamos, y lo que decimos cuando nos juntamos para echar freestyle. Porque estoy viendo a mucha gente recolectar lo que sembraron hace mucho y me da mucha alegría, ya que es un claro síntoma de que a todo le llega su momento, y porque yo en su día no sembré menos ni peor que ellos. Porque a pesar de estar lejos trece kilómetros es un concepto, no una medida. Porque es inevitable que cada día que pasa quede menos para asomar la cabeza, valga la perogrullada. Porque hemos puesto otra piedra en el camino y por lo que nos cuelga hijos de puta. Contra los que mandan según su capricho.

Si me vieseis la cara entrenando a tenis de mesa podríais decir que soy el fiel reflejo de que la vida es bella. Ni cuando follo tengo esa cara. Creo que ha sido más el recuperar algo muy mio que el tenis de mesa en si, pero me está dando la vida. Por fin tengo la suerte de poder echar el rato con chavales que son todos más buenos que yo y de los que tengo muchísimo que aprender. Disfruto y juego cada bola como si no fuese a jugar ninguna más en la vida, y veo a esta girar y girar como si fuese un universo, cuando la lanzo al aire y al caer realizo el saque invertido. O cuando realizo el invertido de revés. Baila y la pongo a girar. Mi hermana ha empezado a entrenar a volley, y como casi cualquier cosa que hace mi hermana apenas la comentaré aquí porque se me cae la jodida baba con ella, y encima lo de que empiece a entrenar me parece una pasada. La semana de practicas no hace más que testar que ya sólo queda una para cerrar el ciclo y que cuando publique la siguiente huella ya no me deberé ni a la vida de estudiante ni a la laboral. He vuelto a arbitrar como he vuelto a no salir si lo que me abastecen no me renta. Sigo en mi cueva, no necesito nada más.

Por lo demás, uno escribe lo que suda y lo que sangra, pero no puede reescribir el sudor que se lavó ni la sangre que cicatrizó. Yo escribo a nivel usuario, y cuando escribo algo, aunque no me veáis, estoy haciendo con el índice y el anular de las dos manos el gesto ese absurdo que sirve para acotar que entrecomillas algo mientras pones cara de asco. Y hay gente que le interesa lo que escribo... en fin. Aún así por ellos doy gracias. No voy a escribir más porque resultaría pedante para una etapa de tanto tedio y porque hasta superman tenía un empleo de periodista en el que no había mucho que contar. Me lo guardo, que se avecinan tiempos de cambio.


El coronel no tiene quien le escriba... como él escribe.


CeeRRe - La teoría gris

No hay comentarios:

Publicar un comentario