13 oct 2014

Capítulo 57: Standby


Esta semana ha venido de vuelta y media. Siempre suelo ir escribiendo y al final colocar todo el decorado, pero esta fue al revés, fui colocando poco a poco lucecitas para que alumbrasen los pasos y rellené el alimentador del plumín para ejercer el yugo a mi pecho, cabeza y espíritu mediante método socrático. Pero me gusta ser justo con el devenir de los acontecimientos, y no dejarme guiar por ciertos momentos. Una de las cosas que me ha aportado la perspectiva es esa, escribir con el corazón caliente y la cabeza fría, y no a la inversa. Por suerte hay gente en mi vida que sabe tanto llevarme como traerme. El volver a tener a Carmen en mi vida no me ha traído nada nuevo, porque todo sigue como estaba, pero ha hecho que mis sentidos se desarrollen, que estaban un poco obsoletos. La vida se atrofia si no la usas, si no la vives, y a algunos eso de vivir les queda grande, con respirar, les basta. Yo he estado mucho tiempo sobreviviendo y la verdad es que tampoco es algo que celebrar. Como decía no hay nada nuevo, pero todo es diferente. Los olores son fuertes e intensos, los amaneceres y atardeceres contrastados y saturados, los templos poseen una luz de baja intensidad cuando la ocasión lo requiere, el oído pilla los matices más suaves de la música y estas manos que todo lo tocan ya solo tienen ganas de tocarla a ella. No puedo negar por tanto que todo está lleno, completo, rebosante. Eso si, yo siempre tuve un rollito guapo con la autodestrucción, del palo autodestrucción y yo, historia de un amor loco... No lo llamaría así tampoco, es más el hecho de no poder poner en standby el crono, de ponerme a mi en pausa. Pero el tener un guía delante que alumbra por donde tienes que pisar porque él ya ha pisado es una bendición. Creo que de una forma u otra todos lo tenemos, y para mi ese guía es mi viejo. Siempre sabe interpretar aquello que necesito en cada momento, es como si descifrase continuamente lo que me pasa con sólo mirarme y sabe aportar la paz y el sosiego que necesito. No me dice nada que no sepa, nada que no haya rumiado yo una y mil veces, pero me lo dice de una manera tan suave y sutil que sabe como quitar peso al asunto cuando lo necesita, y aportar valía cuando a algunos se nos olvida lo realmente importante. Siempre daré gracias por él. Y todo esto a colación de que ¿no? Bueno, siempre he pensado que el amor es lucha así como siempre he tenido muy claro que las grandes cosas de la vida requieren grandes esfuerzos, que no quiere decir luego que no salga todo sólo (cuando es auténtico no hay ni que poner empeño...), pero requieren lo máximo de uno. Decir esto es tan simple como levantar la voz, pero palpar las fronteras es pisar sitios que no se sabe hasta que punto pueden ser estables, así como tierras nuevas, en las que nunca se sabe que se puede encontrar. Y eso no siempre es fácil, aunque nadie dijo que lo fuera. Soy una persona que cuando siente algo real, lo cojo y lo muerdo como la fruta recién cogida del árbol, con cáscara, casi sin limpiar, muy puro. Se que no todos gestionan de la misma forma los 'stats' de la vida (y gestionar me parece un verbo muy feo si es que hablamos de sentimientos), así como ni quiero ni creo que pudiesen hacerlo como yo. Por ende, adaptar, encajar, amoldar, son verbos que están a la orden del día y que suponen un sacrificio importante, pero que a la vez poseen una gran recompensa o premio. Ya lo escribí con Óscar este verano, él lo sabe bien, mis manos son pequeñas pa' lo que quiero abarcar... Sin duda que lo son, no creo que ni uniéndoos todos juntos con los brazos abiertos consiguiésis delimitar lo que esto implica. Obviamente, uno siente cierto temor e inseguridad, hasta que asimila que hay cosas que no dependen ni de él ni de nadie, y que si tienen que ser serán. Nosotros estamos destinados a ser, no tengo duda, y como se que ella tampoco, no existe otra opción que salir adelante ante cualquier adversidad, y por suerte ya salimos juntos. Va quedando menos para volver a vernos, se va viniendo bonito lo que viene por delante. Hoy por ti, mañana por mi, pero siempre por nosotros.










Este fin de semana ha acontecido la celebración del día de esta vuestra patria, que no la mía, y por ende, ha sido festivo en todo el país y también en mi villa, donde además es fiesta local. Pasar por las fiestas sin nada que celebrar es cada vez el pan mío de cada día, pero al menos sigo parando un rato con los de siempre que andan por aquí (Rubén, te seguimos echando mucho de menos, pero sabemos que eres feliz con una hora de retraso). El caso es que poca cosa que destacar, salvo esas pequeñas cosas que te salvan la noche o la velada. En este caso, volvió a ponerse en orden otra de esas cosas que se ponen en orden solas cuando es el momento. Hacía mucho tiempo que no me paraba a hablar con Encarna, y se de sobra que así tenía que ser, como tenía claro que la conversación que tuvimos llegaría tarde o temprano porque en su momento no la tuvimos. El caso es que Encarna y yo perdimos el contacto porque a ella le molestó algo que yo en ningún momento hice, pero que se podía interpretar así en aquellos tiempos (aunque ya me reconoció que sabía de sobra que no, como yo le reconocí que entendía que estuviese molesta) y tras eso y conocer a un pibe en Badajoz, el chaval que por lo visto tenía un poco de pelusilla hacia mi persona (normal, ¿quien no me tiene pelusilla a mi?) le dijo que me mandase un poco al carajo del palo que no mantuviésemos el contacto ni el trato, cosa a la que ella accedió y que por otra parte yo entendí aunque luego adapté a ello mis pautas de conducta, por supuesto. Y me fui a Salamanca y siempre que coincidíamos en el pueblo pues no pasaba del cordial saludo, nada más allá, muy lejos todo ello de el trato que teníamos hace tres veranos. Fue una persona que supo estar a mi lado en un momento crítico de mi vida, en el que andaba muy perdido y no sabía que iba a ser de mi. Si a eso le sumas el corazón que tiene, lo inteligente que es, como sabe moverlo todo y lo bonita que es, puedo decir con la boca bien grande que para mi es la chica de mi pueblo que más merece la pena en todos los aspectos. Siempre lo pensé, vaya, y nunca se me cayeron los anillos por decirlo. El caso es que como hacía un par de años que no hablábamos decentemente y se dieron las circunstancias para que así fuera, paramos un poco para ponernos la día. El hecho de que ya no esté con este chaval supongo que ayudó un poco a hablar de todo lo que pasó en su día y como se desarrolló todo, y el aclarar qué paso exactamente y porque habíamos perdido el contacto cuando ambos éramos personas que estaban a la orden del día en la vida del otro. Fue muy fácil hablar con ella porque siempre lo es, y nunca hay miedo a decir nada, y me gustó mucho el hecho de que tras haber pasado tanto tiempo, una vez puesta las cosas en orden, la complicidad siguiese intacta, y que el hecho de haber perdido roce fuese simplemente como contraprestación a pequeños malentendidos. Y ahora está más guapa que nunca, porque su sonrisa siempre fue de las más bonitas.



  


No te vas y nunca te vas a ir, no al menos mientras yo esté aquí. Se que no pasamos todo el tiempo juntos que deberíamos haber pasado, se que nos quedaba muchísimo por reír, conocer, y sentir juntos, pero la vida no es siempre como uno quiere que sea. Me acuerdo continuamente de vos, y en estas fechas más aún. Creo que has sido la persona más importante que me ha dejado aquí sin pedirme permiso, y espero por otra parte que así siga siendo... No tengo dudas de que eres feliz, estés donde estés, que esa sonrisa brilla en una estrella distinta cada noche, como espero que no dudes que te hiciste de un huequecito de mi pecho que ya es solo para ti y que nadie podrá ocupar ni conquistar jamás. A veces cuando llueve, me huele a ti, y se me pinta una sonrisa tonta en la cara. Recuerdo que la última vez que pude darte un achuchón fue en tu cumpleaños en Mérida, que desde entonces no es la misma, a la que ahora voy a volver... Jamás se me olvidará. He buscado como un loco la única foto que tenemos juntos y no consigo dar con ella por ninguna parte, no veas si me escuece, pero bueno, se que algún día la encontraré. Por aquí todo va bien, es feo no poder decírtelo a la cara con una cerveza en la mano, pero un día brindaremos. Devuélveme los colores que te llevaste, pero sólo cuando ya no quieras usarlos más. Eh, coleguita, se te echa mucho de menos, del verbo conto'elpecho. Te quiero Marina, te quiero.

Con los pies descalzos se me empapan en marismas, un pedazo de mi corazón siempre será tuyo Marina...




Charlestán - A medida




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