13 jul 2015

Capítulo 96: Poca broma

Soy muy de Darwin, soy de Darwin a ultranza, hooligan de Darwin, darwinista desde chiquitito. Bueno, partamos de la base de que yo soy muy de personas con nombres y apellidos, soy bastante asiduo a la idolatría sin que por ello reluzca en mi un fenómeno fan. Quizás cuando fui crío si que era mucho más grouppie, pero ahora observo a según que personas bajo la lente de la admiración. Y me parece un ejercicio muy sano ensalzar los méritos y éxitos de nuestros semejantes, sobre todo cuando dejan un legado de un valor incalculable, que sirve de cimiento para que otros puedan seguir alcanzando sus metas que a priori son mucho más elevadas que las de estos pioneros, pero sin los cuales no se podría ni siquiera plantear el que hubiese algo que estudiar. También soy muy de aplaudir y colocar en pósters a aquellos que, con menos méritos que las grandes personalidades, consiguen emocionarte, ya que creo que tanto unos como otros son igual de necesarios. Retomando el hilo, el padre del evolucionismo siempre me ha parecido un genio, alguien absolutamente fascinante. Conseguir ser el primero en ver algo que siempre ha estado ahí, estudiarlo meticulosamente y refutarlo a pesar de las grandes taras que tuvo que superar me parece que reúne a partes iguales unos elevados niveles de osadía, talento, valentía y tesón. Sólo había que mirar, pero, hasta que el primero no se atrevió, nadie osó discutir según que leyes elementales. Imaginen la persecución que no sufriría este hombre, como tantos otros a lo largo de la historia. Imaginen como miraron nuestros antepasados al primer loco que optó por erguirse y caminar sobre dos patas cuando el resto de primates gateaban a duras penas a cuatro patas. Y lo que más me gusta de esta teoría es todo el margen de mejora que se le otorga al ser humano en el tiempo que está por venir. Para mi, la problemática tan feroz que existe entre los evolucionistas y los creacionistas es una nimiedad comparado con lo que ambas vertientes nos pueden aportar. Quiero decir, que si no nos atenemos a pies juntillas a lo que dice un libro escrito hace casi dos mil años y del cual resulta más que complicado refutar los cuentecillos que nos narra, si ambas teorías compartiesen un espacio común sería maravilloso. Ya he dicho muchas veces que para mi todos nosotros somos dios, todos y cada uno de los que habitan, habitaron, y habitarán este planeta. Pequeños dioses que emanan de una fuerza superior que está por encima de todos y a la cual pertenecemos y, joder, no es una idea nada descabellada, al revés, me parece bastante lógica, al fin y al cabo, todo tiene que tener un inicio, esto que vemos hoy en día tiene que haber comenzado en alguna parte, y, en caso de no ser así, seguro que la historia da mucho más de si de lo que nosotros estamos consiguiendo datarla. Con todo y con esto, que el ser humano se haya ido adaptando al medio en el cual tiene que desarrollar su existencia me parece un hecho mágico a la par que necesario, y es que, aunque pueda parecer lo contrario, la magia es muy necesaria, sobre todo en los tiempos que corren. El proceso físico de esta adaptación es patente, y posee mucho margen de crecimiento aún. El ser humano con su cerebro ha conseguido crear máquinas que consiguen que la percepción humana se desarrolle. Hay televisores hoy en día que nos permiten captar más resolución que la que el ojo humano consigue captar por si mismo, a la par que hay equipos de sonido que nos permiten percibir ultrasonidos. ¿Quien nos dice que dentro de x millones de años (si no nos hemos cargado la tierra antes) nuestros sentidos no se habrán agudizado gracias a la adaptación a estos aparatos y las generaciones que nazcan vendrán ya con los mismos desarrollados a esa escala? Nadie puede garantizar que esto no vaya a ser así (como también que se puedan atrofiar debido a la exposición a niveles dañinos para los mismos) y sin duda abre un campo de evolución realmente fascinante. Y ahora comienzo a exponer el punto al que quería llegar tras todo esto: si nos hemos conseguido adaptar al medio mediante pequeños cambios físicos (pueden contrastar si les interesa el tema), imaginen que no se puede conseguir si seguimos evolucionando pero en planos emocionales e intelectuales. Ese es el quid de la cuestión. No me cabe ninguna duda de que dentro de mucho tiempo, la sociedad no tendrá nada que ver con lo que conocemos hoy en día. Y es precisamente la gran des-humanización que existe, tanto en el trato con nuestros semejantes como la pasividad ante las injusticias que tienen lugar en el mundo a diario la que nos va a llevar a un punto en el que el ser humano se vea obligado a cambiar para mejor antes de llegar a un punto de no retorno. El bombardeo diario que sufrimos aunque intentemos no ser conscientes del mismo acabará por tumbar el muro de indiferencia que edificamos para que el dolor no pueda con nosotros, y nos hará ver que no se puede seguir así. Y se empezará por los que tenemos al lado, que es como realmente se cambia el mundo, en nuestro radio de acción. Cada vez es más frecuente encontrarte con gente que ha tenido relación con casos de hipersensibilidad, desarrollo extremo de la empatia, sufrimiento excesivo con el dolor ajeno... Todo esto no lo apreciamos porque estamos en una pompa continua y porque el escepticismo que rodea todo aquello que no hemos experimentado (hasta que lo experimentamos) tiene más poder sobre nosotros que cualquier hecho extraordinario que refleje atisbos de que "hay algo más". No es nuestra culpa, por otra parte. No hay medios, no educación, no hay cultura, y, lo que es más importante, en caso de que todo esto fuese real, no interesa que se sepa. La suerte que tienen es que, si bien este sentir es colectivo, comienza de manera individual y se necesita de muchísima entereza para agarrarte a un clavo ardiendo, ya que no es otra cosa que eso. No duden que el siguiente paso del ser humano, la siguiente revolución, en la que todos tenemos que participar, es esta, abrir los ojos no muy de cuando en cuando, si no todos y cada uno de los segundos que nos quedan de nuestro paso, al menos de esta forma, por este jardín. Si tenéis un ratito y queréis abrir los ojos una mijina (abrir los ojos duele), echad un ojo al documental sobre la vida de Sebastiâo Salgado, La sal de la tierra. Nadie debería morirse sin ver esa maravilla, sin ver como la belleza y el dolor se dan la mano y hasta se besan. 



Si me preguntasen quien es la persona de la que más he aprendido, no dudaría un segundo en contestar, sirviéndome la respuesta también para el otro par de tiempos verbales, de quien aprendo, y de quien aprenderé más (aunque no hiciese nada más en la vida, ya que con el legado que está dejando, y con todo lo que me queda por andar y experimentar aprenderé a valorar aún más no lo que dice, que no es poco, si no lo que hace, que es lo que realmente sustenta lo que una persona es). Obviamente esa persona es mi padre. Mi padre crea en mi un montón de sentimientos y sensaciones que no es que sólo experimente con él (porque más gente los ha despertado) pero si que lo hago de una forma especial, distinta. Me hace sentir afortunado porque él sea mío y no vuestro (no quiere decir que sea el mejor padre del mundo ni que los vuestros sean un desastre ni nada por el estilo, no, pero este es tremendo), y a la vez, me da pena y coraje que no todos puedan aprender y disfrutar de él como lo hago yo, es algo parecido a un noviazgo, que lo disfrutas, no lo puedes compartir, pero ves totalmente desdichados al resto por no poder llenarse de esa persona como tú lo haces. Padre hay sólo uno y dando gracias. Además, como te habla un padre no te habla nadie. Pero hoy no quería hablar sobre mi padre, quería hablar sobre el padre de una amiga. Da la casualidad que, por circunstancias de la vida, he compartido unos días de mis prácticas anglosajonas con el progenitor de Carmencina, mi colega de la que de vez en cuando he hablado por aquí con la que echo un café y nos aportamos distintos puntos de vista sobre todas esas cosas que tenemos en común, que no son pocas. Uno siempre se cohibe en cierto modo cuando trata con adultos y demás, más aún cuando existe un tipo de vínculo y este no está arraigado para nada ni es un lazo positivo, por mucho que no sea negativo. El caso es que, sin duda, desde el primer momento que entró fue con la persona con la que más conecté, primero porque me pareció la más interesante de todos los que estábamos allí (si exceptuamos a Ana, de la cual he tenido que despedirme porque ha terminado sus clases y desde aquí quiero mandarle todo mi cariño y decirle que tiene un pedacito de mi corazón para siempre y que esto tan sólo es un "hasta luego", aunque ahora mismo sería imposible que contactásemos porque soy un capullo, pobre de mi, que me he enamorado locamente, palabra), y segundo porque conectamos rápidamente a nivel intelectual y, de una forma que no suelo conectar con la gente a no ser que nos vayamos conociendo poco a poco: mediante el humor. Desde el primer momento que realizamos una actividad juntos fue un aprendizaje continuo y un semillero de risas. Hacía mucho que no me reía tanto. Siempre que ha hablado le he escuchado con suma atención y he aprendido de él mucho más de lo que he aprendido en muchas clases a lo largo de mi vida, y no me refiero al inglés. Además, he tenido la suerte de poder compartir pequeños ratitos a la salida en los que hemos hablado de estudios, de trabajo, de la forma de ver la vida y demás... Hacía mucho que no me encontraba a nadie así, me ha recordado muchísimo a mi padre. Además, como no nos unía ese vínculo, se rompía una pequeña barrera entre nosotros que nos permitía hablar de otra forma y le pierdes, positivamente, ese respeto que le tienes a tu viejo. Hoy, último día con él (siempre se van los mejores), al finalizar la clase me ha deseado la mejor de las suertes y demás, hemos podido hablar un poco de como llegó él a ser lo que es hoy y me ha dado una serie de consejos para Inglaterra. Os parecerá estúpido, pero ese tío ha captado perfectamente lo que soy como persona en cuatro ratos, escuchándome hablar sobre cosas triviales para practicar mi soltura con el inglés, y me ha desarmado en un momento, diciéndome algo que, no se muy bien si nunca me había parado a pensar porque no lo sabía, porque no quería saberlo o porque me importaba bastante poco, pero que, una vez caído en la cuenta, y dicho del modo que me lo ha dicho, sin maldad, y para ayudarme a abrir los ojos, me ha hecho pararme a pensar y mucho. En resumidas cuentas y, sin contextualizar en exceso ni desguazar el resto de la conversación que fue más que interesante, me dijo que debería abstraerme más de mi mismo, que debería dejar de cerrarme tanto en mi personalidad, en lo que yo creo, pienso o siento. Me podía haber bailado el agua con muchas otras cosas, los dos lo sabemos, y no hubiese sido un órdago ni mucho menos, pero debido a que se creó una gran confianza entre nosotros prefirió ir a un sitio que sabía de sobra que podía ser mucho más positivo. Lo suavizó contándome que él también era antes así, un poco, no tan como yo, y luego ya pasó a comentarme que debería de ver la vida desde fuera, que se aprende más cuando en lugar de mostrar lo que uno es, de querer darse a entender en todo momento, de expresarse, quizás a veces es bueno llegar a un sitio nuevo y meterse en nuevos ambientes en los que uno nunca hubiese imaginado verse. Y me parece un consejo tremendo, porque si uno siempre obtiene los mismos resultados de los mismos lugares o acciones que realiza, si quiere experimentar cosas nuevas o, de donde es factible que estas nazcan, es situándose a uno mismo en nuevos pasajes, y, a ser posible, si bien no con nuevas actitudes, al menos, sin todas las negativas que ya posee. Que al lugar al que voy tiene mucho que ofrecerme como para ir yo a querer ofrecerle a él antes, aunque probablemente acabe haciéndolo por inercia que es como realmente hay que hacerlo, y una vez vaya yo nutriéndome del mismo. Realmente me ha hecho caer en un debe tremendo que tengo. Y no lo digo para nada negativamente, ni siquiera me ha molestado cuando ha sacado uno de mis mayores (si no el mayor) defecto que tengo, aunque me cueste asumirlo: el egocentrismo. Curiosamente en el ejercicio de hoy me habían preguntado por mis virtudes y defectos y me costó encontrar defectos que no tuviesen a su vez consecuencias "positivas", y cuando menos me lo espero me encuentro con uno en la frente. Que cosas. Me ha dado auténtica pena que se acaben las clases de los tres compañeros que se han despedido hoy. Ha sido un regalo tener estos días con ellos. Serendipia. Supongo que pese a tener el mejor padre del mundo, hay gente por ahí que tiene también un buen viejo. Después de cosas como estas, entiendes el porqué de muchas otras. 


Con caracteres que nos hacen mantener las distancias, según las perdidas, según las ganancias, yo patriota del mundo, pero no de las divisorias, me pregunto si hoy existe un lugar llamado gloria... Tanta teoría, tanta sabiduría... cuanto mas sabio el hombre, mas peligroso, ¿lo sabías? Tantas y tantas son las mías, ten fe en ti, si en ti confías. La calle, el teatro, donde dos y dos son cuatro, nos vemos donde la gente se pelea, estaré en la ultima fila hoy me voy a Platea, donde no me llegue la... polvarea... donde no me implique, donde no me echen en falta, cerca de la salida por si encarta, donde no me hace falta decir quita que voy pa' allá, aparta, esta mierda me harta.


Vaya panorama. Por aquí huele a Worthing que echa pa' atrás. Estoy haciendo una lista de cosas que hacer antes de irme, para echarla en la mochila antes de pillar el vuelo y ver que no he hecho ninguna nada más pisar mi nuevo país. Emigrar. Para que luego no digan que no soy espiritual. Esa mierda es la que me mola a mi, la que me calienta, la que me motiva. Yo soy así, que le vamos a hacer. Os podría contar un montón de nimiedades de esta semana... que he pisado la terraza nueva del pueblo donde van los hijos de la droga y las que tienen las gomas de las bragas un poco flojas, que mi compare me ha pasado pruebas de mezclas de varios temas de Eleutheromanía y que a mi, para escucharme yo, me rentan y sirven, que avanzo con The wire que da gusto... Nada de provecho más allá de las clases de inglés, de un par de café con charlas más que amenas con Parejo y poca pesca más. Con la vuelta del calorcito y de las brisas nocturnas he quedado con MJ un par de ocasiones (por aquello de que el finde que viene no nos podremos despedir y tal porque se va a Conil) y hemos echado unos litros en la medialuna. Típico planazo de verano. El otro día recordábamos el primer capítulo del blog, en el que por cierto aparecía. Quien me ha visto y quien me ve. También tengo ya por aquí a los cabroncetes de Barcelona, que siempre está genial verlos, aunque hagan de tu casa un parque de atracciones y rompan el remanso de paz adulterada que impera en la morada que habitas. Tengo una buena cantidad de folios llenos de ideas, parece que chorrean, pero no les doy forma. No aún. Me recuerda al verano pasado, que salió todo de golpe cuando fue el momento. Necesito unas chanclas nuevas para andar por la ciudad nueva. Unas chanclas y un abrigo. Que paradoja ¿no? Vuelve a hacerse tarde igual que volverá Septiembre. Me ha llegado una bandera preciosa, pero no la voy a abrir hasta que alunicemos ¿te imaginas? Ya os la enseñaré. No hay fronteras, sólo símbolos, sólo lazos, pa' que sepan ustedes lo que tienen enfrente. Quiero ponerle parches nuevos a mi bosson de Highs. Quiero prestarle mi chapa de il Capittano. Quiero que mi equipo pasee las nuevas zamarras y quiero leer Sumisión de Houellebecq. Tengo en los cascos Vidalogía y una maleta vacía.

Para mi siguiente truco voy a necesitar un billete de avión, un diccionario y un may'. Keep calm and don't believe the hype.

Magic kids - Aire

No hay comentarios:

Publicar un comentario