7 oct 2013

Capítulo 4: Ya quisiera yo

Uno de los principales inconvenientes de no escribir a diario lo que estimula mi serotonina es que con el paso de los días mi dulce memoria se vuelve tan vaga como yo y resulta tarea ardua difícil traer a escena lo cariacontecido durante la semana. Bien es cierto que los primeros días de la misma transcurren con la más mordiente de las monotonías, días de martillo y cincel, nada de vino y rosas. Nada nuevo bajo el sol mientras allanamos el camino en el que hemos de batallar duramente de aquí en adelante por un falso porvenir.

Jamás pensé vivir soñando la llegada del jueves, ya que no da para tanto, pero si que es cierto que mi ritmo de salidas a sociedad crece sobremanera. No hay nada que objetar, ya que deambulo con gente con la que soy feliz y acudo a sitios que colindan muy cercanamente con lo que yo espero de un lugar para salir de fiesta, pero es cierto que ahí también es donde se encuentra esa fauna que más odio por no concebir de la misma manera que yo un concepto que tanto amo, de tal modo que por momentos preferiría estar yo sólo, ahí pinchado, siendo objeto de miradas e injurias. Aún así, Si chapan el seven...


Destacar, como no, que el jueves llovió a cántaros, y mencionar, que el Country es una ratonera donde se crea un microclima del palo del de Málaga como poco, y claro, los cambios de temperatura, de humedad, mojarme y demás improperios no podían si no dejar en mi unas ricas placas que han hecho de este fin de semana el peor en mucho tiempo. Hacía demasiado que no me sentía tan inútil, con tan poco fuerza, inactivo de todas las formas posibles y con un dolor curioso que me hacían maldecir al mundo. Ni frases salen.


El sábado, a pesar de pasar muerto la mayor parte del día, rodando febril entre sábanas, indefenso y vulnerable, realizamos reunión en New Puti, y aunque no pude acudir al Farinato esta gente se infló a copas mientras yo me chutaba ibuprofenos y cafés en dosis ingentes. Al final me vine arriba por encima de mis posibilidades y decidí salir a pasear el careto por el Country y el Pipper's. Sobra decir que no fue una buena idea y que el domingo me arrepentí sobremanera de esta estúpida toma de decisiones que a veces ejecuto, pero supongo que no sería yo si no hago el payaso de vez en cuando.






Como podéis ver, poco, por no decir nada, que destacar. Aún así, ando contento por lo que avecina, si mejoro de mi enfermedad, claro está, comenzaremos sin falta a grabar el videoclip de Automne y puede que hasta con ayuda del Fabrés, ya que he solicitado el préstamo de materiales, gozaría en exceso si nos los proporcionasen. También pinta rica las charlas del colectivo gnosis de Salamanca, sobre todo la de "el despertador de la conciencia", a la que quiero acudir el sábado que viene a ver como se las gastan. Ando también escribiendo sobre un beat que me ha cedido Pedrito, y tengo ya también el de la colabo con Brahma, obra de JC. Creo que sólo me queda por pillar uno (posiblemente a Labmatik) para escribir el Out.ro y terminar de finiquitar Galaxies. Rico ¿que no?. Ah, tengo que formatear el puto pc.

En cuanto al turno de absorción de cultura, eché una ojeada a Moonrise kingdom, aunque con toda la crítica que tenía detrás no me convenció en exceso, entretenida, pero probablemente si yo tuviese a mi disposición a Bruce Willis, Edward Norton y Bill Murray haría algo bastante mejor. He comenzado también a leer a Soren, aunque creo que no entenderé demasiado, dada la alta filosofía de su prosa y mis divagaciones por falta de concentración mientras leo. Ya comentaré que tal.

También le di una oportunidad a La gran familia española, por eso de que la dirigía Sánchez Arévalo y tal. No es que fuese santo de mi devoción, pero bueno, entretuvo un rato. Yo también la hubiese liado si la hermana de Clara hubiese sido Mónica, es ley. Sin embargo, lo único que sacó a relucir con todo el rollo del mundial fue recordar donde estuve yo (y sobre todo con quien) cuando a Iniesta le dio por enchufar el chirlo que cambió la historia de nuestro fútbol, y al que gracias yo podré decir que no me voy a morir sin ver a España campeona del mundo. Resulta curioso también que ese momento puntual, que recordaré el resto de mi vida, estuviese con esa chica que yo pensaba que sería la mujer de mi vida, y como todo parecía por momentos inalterable, de como sentirse uno invencible. Sevilla se veía bonita, tanto como el futuro. 


Es demasiado tarde para escribir sensato podría ser un genio, pero elegí ser un niñato, y mi vida es un programa interesante hecho por este necio, la cosa es que vivo en anuncios.


Banks - This is what it feels like

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