14 abr 2014

Capítulo 31: El ciclo del agua




Al igual que la luz, le atrae la oscuridad. Sabe que en nuestro tiempo se considera ridículo apagar la luz mientras se hace el amor y por eso deja encendida una pequeña lámpara encima de la cama. Pero cuando penetra a Sabina, cierra los ojos. El gozo que le inunda requiere oscuridad. Esa oscuridad es pura, limpia, sin imágenes ni visiones, esa oscuridad no tiene final, no tiene fronteras, esa oscuridad es el infinito que cada uno de nosotros lleva dentro de sí. 

(¡En efecto, quien busque el infinito, que cierre los ojos!)

En el momento en que siente que el gozo se extiende por su cuerpo, Franz se estira y se diluye en el infinito de su oscuridad, él mismo se vuelve infinito. Pero cuanto mayor se vuelve un hombre en su oscuridad interior, más disminuye su apariencia externa. Un hombre con los ojos cerrados es una ruina de hombre. A Sabina le desagrada esa visión, no quiere mirar a Franz y por eso cierra también los ojos. Pero esa oscuridad no significa para ella el infinito, si no simplemente la disconformidad con lo que se ve, la negación de lo visto, el rechazo a ver.

El martes celebramos el cumpleaños de Paco. Dos patos en las espaldas me lleva ya el gacho. Fue todo de improvisada, ya que aparte de él y facebook, nadie más sabía que era su cumpleaños, y nada más nos informamos de la noticia salimos de las jaulas a darle un buen abrazo y a pegar voces como suele estilarse por el New Puti. Con la calentura decidimos que no podíamos dejar pasar la oportunidad de tomar un par de birras a su salud y nos fuimos a un pub irlandés. Y allí enclaustrados pasamos uno de esos ratos por los que merece la pena eso que llaman vivir. Como era fácil, los temas se ponían sobre la mesa con una facilidad pasmosa, y así Paco pudo contarnos lo mucho que echa de menos a su viejo y como le quería, que le alegra la vida el tener siempre presente a su vieja y a su hermana, hablamos de todos esos colegas que son de verdad y de como por causas de la vida a veces nos vamos distanciando tanto de la gente que queremos, como de la tierra a la que pertenecemos, y que a lo mejor si que era verdad eso que decían los mayores de que cuando vas creciendo cada uno mira un poco por su ombligo y hay que tomar decisiones que te alejan de la gente que quieres. Y eso escuece eh, escuece. Pero hay lazos que nada puede estropear. Comentamos un poco los planes que teníamos para el futuro, a corto, medio, y largo plazo, ese 'vete tú a saber donde nos coloca la vida' y estos dos cabrones se empeñaron en recordarme que dentro de poco hago un cuarto de siglo y uf... Hay mucha gente que con veinticinco ya han hecho grandes cosas en la vida y yo como que no he hecho nada... Pero oye, seguimos teniendo madera y talento. Y percha. Cuando salimos del garito este, que estaba muy guapo, yo llevaba una moña considerable y casi sin darme cuenta, debe de ser por eso de que no bebo y estaba bebiendo y no me había dado cuenta. A esto podemos sumarle que en el siguiente garito que entramos pues nos tomamos tres chupitos. Yo para no mezclar, me tomé los tres de tequila, que a mi el jagger ese no me sienta bien. Lo mejor de los chupitos fueron los brindis, o más bien por lo que brindamos (y que ojala se cumpla todo) y lo capo que era el camarero, que se marcó un para la historia cuando sacó una velita y le cantamos a Paco el cumpleaños feliz. Luego, como no podía ser de otra forma, echamos un futbolín, y aunque jugar contra el dueño era jodido porque se sabía todos los trucos el bicho, nos lo pasamos la ostia de bien. Luego ya duré poco, más que nada porque seguía con la ostia de las birras en la cabeza y porque en Salamanca un martes está todo el pescado vendido y más ahora que ya no quiero pescado. Fue una gran noche, para el recuerdo, sin duda.






El miércoles vinieron Lucía y MariTere a casa a hacerme compañía un rato y jodo, es de agradecer. Estuvimos echando un rato la ostia de majo, y me preguntaron que qué tal me encontraba ahora yo con lo de la chica y todo eso, que cual era mi punto de vista, que tenía pensado hacer y como me sentía. Me gustó hablarles de ello pero por mi, no por nada, si no porque iban a conocer una faceta mía que nunca habían visto y que sin duda es de las mejores (y que suelo reservarme para la peña que quiero de verdad). Y joder fue bonito, porque me conocieron mejor de lo que me conocen, y porque vieron como soy cuando estoy así. Que todo haya llegado así como sin darnos cuenta, de repente, sin comerlo ni beberlo ni hacer nada nadie para merecerlo o desmerecerlo le da un toque romántico a la cosa, pero presten atención, por si no leyeron mucho en la escuela: tienen un concepto de romántico muy equivocado. Romántico era Bécquer y sobre todo Larra, que se voló la tapa de los sesos por un amor no correspondido. Y en esas tiene pinta de que voy a acabar yo, vaya. Pero será bonito. Más tarde una vieja amiga (que aún no tengo el gusto de conocer) me dijo que que sin vivir más bonito el mio, y yo no me había parado a mirarlo así, pero no le faltaba nada de razón, y me hizo sonreír y con ello me es más fácil soportar el tedio de la ausencia. 

El jueves fue invierno todo el día hasta que dieron las nueve, y como no dejar de serlo cuando el escudo del pecho late y no para de latir y henchido de orgullo saltan los paladines al campo a por otra gesta más esta temporada (y no son pocas) y derrocan a los vendedores de toallas y vuelven a hacer que soñemos con reinar en Europa, vuelve la presión en el estómago y los gritos que se oyen desde Salamanca en Sevilla. Y ves al capitán, con el brazalete que es como si fuese el lazo de la chica, atado en el músculo, luchando con fiebre y dirigiendo a las tropas, y el pueblo desde las gradas alentando y dejándose la garganta, y ves todo teñido de rojo y blanco, claro, como no... Se te pone dura, literal. Uf.








Luego vino la chica a despedirse. No contaba ya con ello por como se había desarrollado la semana pero se ve que o bien pensó que me iba a echar de menos, que espero que así fuese, o bien le pudo un poco el sentimiento de culpa y vino a verme. Puede que fuese también un poco de todo. Debo de valorarle el detalle, porque vino un poco pachucha (y a mi me entraron ganas de cuidarla para siempre) y muy cansada de todo el día. Pero como siempre, vísperas de una temporada sin vernos, como no podía ser de otra forma en esos casos, jamás se tiene la fiesta en paz. Tuvimos nuestro intercambio de golpes, y ganó ella, que se fue sin darme un beso y claro, ya sabéis como van esas cosas. Al final no me dormí hasta tarde, cansado de hacer la maleta y toda esa vaina. Supongo que era lo mejor para todos, incluido yo, ya que yo soy muy de hacerme querer desde la distancia, y todo ese rollo, y quizás si no tuviésemos las movidas estas pues como que faltaría algo, no terminaría de ser yo y tampoco tendría mucho que contaros, no se si me explico.

Se hizo largo el viernes por el viaje básicamente, pero me lo pasé bien con los cascos y la libreta, para variar, y tener una chavalita al lado en los asientos siempre ayuda. Y ayuda más que en casa te esperen con filetes, el disco nuevo de Rase y la casaca de Miralem que ya ha llegado, muy genial. Fui luego un rato al cumpleaños del gran Pablete, que la lió como un cabrón como no podía ser de otra forma, porque es que tiene un don para ello. El hijoputa se puso a leer el libro de los dinosaurios en vez de a jugar en la piscina de bolas, ese es de los míos y me flipa. Y ya el culmen de la alegría cuando nos juntamos todos para tomar algo, y todos es todos menos Nube y Nerea, que tienen compromisos y esas cosas. A mi me puso muy contento tenerlos a todos allí, y que estuviesen también Manu Gómez y Vero y echar con ellos. Poder contarle a Jesús como están las cosas con calma, y en directo, volver a hablar con MariÁngeles y ponerle un poco al día de todo (y de paso, que me vaya conociendo más con cada charla, que aparte de notar que nos vamos a llevar muy bien, nos vamos a llevar por mucho tiempo si todo va como parece que va a ir), y aguantar con la calentura hasta bien entrada la noche con Jesús y Ángel en el mítico Big family room, con todo el pescado (y la carne) vendidos no, lo siguiente, con todos los tirados del pueblo, y con todas las incongruencias y vicisitudes que nos plantea la vida con una edad para empezar a hacer algo con ella, ya, y con como se plantea el futuro y como se ha planteado el pasado, con todo lo que ya sabemos. 


Y el sábado calderepaella. Una buena paletina cortesía de Tomás de la ruta de la tapa, arroz y pipas con sal, monsters, y magro. Y cerveza y ron para aquel que quiso, que no fue poco. Charlas guapas con Vero, MariÁngeles, Manute, visita de mi prima Raquel e Inma (tras su paso por África nos contó sus memorias y que guapa que está joder), visitas de mucha gente muy grande, bailes de break de los que te rompen la cadera (como acredita el vídeo) y bueno, la noche tornó curiosa cuando Garry y sus copichuelas quisieron coger el coche. Yo hice el amago de impedirlo pero me dijo que quien era yo que no sabía conducir (y era verdad, por lo que desistí), y viendo como estaba el panorama hago lo que hago mucho últimamente, cojo perspectiva, así que me aparté y dejé que la ostia se la llevase otro y ese fue... ¡Ángel! Garry se pasó con sus comentarios y bueno, el resto ya lo sabéis... Domi tuvo su momento de gloria también como no podía ser de otra manera, yo me piqué con Tomás por el típico comentario de "esto es lo que se hace aquí", luego momento cumbre cuando Garry atinó una ostia a Ángel en el abuelo, y ya en el talego lo de siempre, y la mítica de Jesús de "mira Pepi como no me das coba he tenido que echarme novia"... A pesar de todo lo que pasó, y de la bronca entre Jesús y MariÁngeles y de toda la movida, seguimos en la brecha gente, todos juntos, como si no estuviésemos lejos, como si fuésemos los mejores del mundo (que lo somos). Y joder, que hay cosas que no cambian, por mucho que quieran, que no, y que aunque no me asiente aquí porque no disfrutaría la vida, este es mi sitio.










En cultisetas rockeamos así


Y para cerrar la semana de buen rollo, el domingo mi equipo volvió a burrear al eterno rival, dejando casi certificado el descenso del mismo y perdiendo seis puntos fijos la temporada pasada, pero fue algo épico poder cantar en la pocilga, sin objeción ninguna los míticos cantos de los biris, haciendo nuestro el suo' estadio. Que dolor que dolor, el Betis a segunda... La tarde la pasé entera con Marina, echando un café y matizando todas las cosas que ha leído en el blog, y contándome ella un poco también que tal le va por Sevilla. Me gusta mucho estar con ella porque es muy fácil contar cualquier cosa, con matices incluso, y sentirse totalmente comprendido, a la par que me conoce, conoce mi vida y sabe de que palo voy, así como me valora y quiere por ello, y claro, así es todo mucho más fácil...




La vida no está pa' el que quiere si no pa' el que le dejan...

Nirban - Lyrics #2 

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