19 may 2014

Capítulo 36: España, Sevilla y yo

Paisajes tabulares en mi círculo y con precisión, lejos del reloj, cerca del vínculo, cualquiera de los grandes escribió siendo un discípulo, rimas filtran ruinas en nuestro ángulo. Bebemos y reímos, amamos el sampleo y el diptongo, crecimos sin la ambición de hacer historia, con la convicción de disfrutar la trayectoria, yo he visto la miseria, he dormido en la gloria, y he sufrido la histeria de la imagen en memoria.

Escribo por si no puedo volver a hacerlo, porque sería injusto no hacerlo. Hay ciertas cosas que uno no elige. A mi me pusieron en el mapa hace veinticinco años y unos días en Sevilla, allá por el 89. Yo soy de donde me hice, no de donde nací, pero guardo ciertos nexos y vínculos con esa ciudad. Quizás a día de hoy, el más fuerte vino impulsado por mi tio Javier. Desde que tengo uso de razón, mi primer recuerdo como sevillista es en la antigua casa de mi abuela, de recitar de memoria el poster de la temporada 94-95, con Martagón, Rafa Paz, Monchi, Almeyda y el gran Vassilis Tsartas. Por aquellos entonces ya empezaba a cogerle el gusta al fútbol y mi tío se encargaba mediante tretas y artimañas que se usan con los niños pequeños, como pueden ser comprarles chucherías y jugar con ellos, de que yo no cambiase de chaqueta, pese a lo complicado de esto en un pueblo donde nadie más comparte tus colores y más cuando tu equipo no tienen ningún atractivo así visible a priori, como pueden tener los grandes clubes de tu país. Yo no se muy bien como lo hizo, pero lo consiguió. Y eso que no vinieron buenos años... Recuerdo cuando casi descendimos a segunda por no realizar los pagos adminisrativos. Recuerdo cuando si bajamos a segunda, los partidos a las doce de la mañana con el Eibar o el Córdoba, mis dos equipaciones de la comunión, la promoción en el Francisco de la Hera contra el Extremadura... Todo eso lo tuve que vivir un poco en la distancia, sin gente del Sevilla cerca. Ver alguien con tu escudo era como cuando veías a alguien que escuchaba rap cuando éramos cuatro los que escuchábamos rap, del palo "ese sabe lo que siento". Aquí todo el mundo era de los dos colosos, todos celebraban títulos pero ninguno se sabía cánticos de su equipo. Para más inri, viví rodeado de secuaces del eterno rival. Por momentos uno desiste. Pero esto es una pasión, un sentimiento, ganar a equipos que te doblan en presupuesto y masa social era "hacer la temporada", y con poco te conformas, y si que es verdad que nosotros cantamos igual ganamos o perdamos, y que ver a una chiquilla bonita con los colores rojos y blancos te la pone el doble de dura que ver a esa chiquilla sin los colores. He escrito mucho sobre el equipo este año porque se han hecho bien las cosas y eso alegra a cualquiera, pero los pasteles no saben igual de ricos si no se les pone la guinda. Y ellos han sabido ponérsela. Se sufrió, y mucho, como durante todo el año, pero no es más que una analogía de mi vida, saber que estás haciendo las cosas bien sin recompensa, viendo como las mieles se las lleva otro... hasta el final. El final lo pone todo en su sitio, siempre. Si fue indescriptible eliminar al Betis, eterno rival, de la manera que se hizo, más aún vapulear remontando a un coloso europeo como el Oporto. Por si fue poco, ver como una eliminatoria ganada se te pone totalmente en contra hasta el último minuto de la misma y que aparezca la iluminación para colocarnos de nuevo a las puertas. Y en las puertas sufrir y sufrir hasta los penales. Pero esta vez se sufrió menos porque estábamos todos allí. Claro que la Uefa no es la Champions, por supuesto. Claro que mis hijos quizás jamás verán lo que yo he visto. Pero intentaré inculcarles que esto va más allá de ganar o no... No es fútbol, es pasión. No es deporte, es algo que va más allá. Tampoco puedo explicarlo de una manera que podáis entenderlo, es como el rap o la bipolaridad, es como cuando me enamoro, que más da...



















Y el mismo día volvimos a poner una pica en Flandes. Mi crew, que es como mi familia, al menos lo que yo considero mi crew, sacó la escopeta y disparó. Lo hacemos poco, pero lo hacemos bien eh, nadie puede decir que no tengamos puntería. Cuando se puso la primera piedra de esto estaba puesta la primera de Attitude y fuera Raíz. El camino se ha hecho largo, hasta pesado y tedioso. Yo he sido testigo en primera persona. Se lo que supone que esto vea la luz, para él, para mi, para esta nuestra familia en clave de bombo y caja. Esto es lo que nos da de comer, y si, metafóricamente una vez más, alimento pa' el alma, alimento pa' el espíritu. Me hace tanta ilusión que lo escuchéis como en su día me hizo que escucháseis cualquiera de los otros dos Opus, es tan mío como de David. Celebremos, señores, celebremos, por lo que ya hay y por lo que habrá. 


Opus III: Herfavnumber





Y ahora es cuando toca hablar de mi ¿no? Introspección, supongo, más que nunca. Ayuno, lectura e interpretación. En unos días acabaremos con el trámite que supone el examen final, el curso, y averiguar las prácticas. Haciendo cálculos, me pueden quedar dos semanas, a lo sumo tres, por aquí en Salamanca. Y ahora se que es eso lo que queda, de verdad. Por momentos siento que esta etapa, se ha terminado, y que si me tengo que llevar algo de aquí, será a otro sitio. Cuento con los dedos de una mano a los de verdad y vuelve a sobrarme algún dedo, por lo que, haciendo balance, tampoco es que me lleve más que de cualquiera de los años en Sevilla. El resto es armatoste, paja, jauja. Estoy cómodo acá, más allá de los ojos que me ven y me piden que salga de casa, que me airée. No necesito de eso, en cierta manera no necesito de nada, no necesito ni señales que indiquen que merece la pena luchar por algo u alguien más allá que por aquellas cosas que me han movido el pecho de verdad, y es triste que a día de hoy pocas de esas cosas sean personas. Pienso que si echo la vista atrás al pasado e intento ver que merece la pena rescatar es porque nada me ofrece el presente y conformarse con lo que hubo es de cobardes, y, para más guasa, no es que el pasado haga nada por merecer dejar secuela en el presente. Tampoco es que el futuro pinte menos gris. Un verano en casa creo que va a ser difícil de soportar sin que haya problemas. Cuando acabe el verano, que a día de hoy aún no se donde estaré, no es que se divise un panorama más plácido. Y después de eso, una gran estepa árida. Que de incertidumbre y existencialismo, ¿no? Como veis, esta entrada carece de punchlines, porque me los he guardado todos para Es muy fácil, el último tema que he acabado, mi otro tema individual en En busca del tiempo perdido. Ha vuelto Carlos y aunque la vida con él se hace menos monótona, es mucho más complicada, porque tenerlo delante es como tener la china que se te mete en el zapato, como tener a un colega en clase que está todo el día escupiendo con el canuto y con el que no puedes descargar tu ira porque no tiene culpa de su forma de ser. No se cuanto aguantaremos sin tener bronca, pero supongo que no mucho. Por momentos rezo por volver a rezar para irme de Vca. Esto que veis aquí son mis cojones, y cada semana que pasa se hacen más grande. Dudo que nadie excepto yo pueda cargar con ellos.



La peor voz, escondido tras la duna, el tiempo perdido la peor de las condenas, la fortuna aún es el tiempo que nos queda, y el suspiro y el lamento no lo paran.

Patric - Freestyle ugly tv


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