21 jul 2014

Capítulo 45: Los sonidos del silencio


Los lunes por la mañana se podría decir que el mundo no es el mejor lugar posible para plantar un árbol. Si además es verano y este lo gastas en Extremadura, no es que se pueda decir, es que lo puedes afirmar sin temor alguno a equivocarte. Pero ya saben ustedes que a mi me van las pequeñas cosas, y que no se puede plantar un árbol sin haber plantado antes plantas de menor tamaño. Para poder avanzar en el dominio de la técnica, he comprado semillas de bonsai y de plantas carnívoras, a las que buscaré su acomodo y su lugar en InVastam. Como digo, esperaba con especial entusiasmo la llegada de las mismas, ya que el bucket viene desde China y no cuento con él hasta Agosto, así como aún no encargué la zamarra de Rèmy Cabella del Newcastle (porque aún no tiene número ni salió la nueva equipación de los magpies) ni tampoco pedí la de Adam Lallana, que finalmente no creo que pida del Liverpool si no de los proos (es lo que tiene warrior). Mi madre me avisó, una vez terminadas las tareas de recogida de la azotea (metimos todos los chismes del cuartiche en la buhardilla de una vez por todas) de que había llegado un paquete para mi, lo cual me puso contento (y no hablo de "estar contento" como les gusta a las chicas). Cuando lo cogí me extrañó bastante el tamaño y la forma del paquete, pero nunca se sabe que es lo que fuman estos del herbolario, por lo que tampoco me llevé las manos a la cabeza. Mi sorpresa llegó cuando a medida que desenvolvía podía apreciar que en su interior no había unas semillas. Como dije antes, no esperaba nada más aparte de estas, por lo que me quedé bastante descolocado. Tampoco atinaba a ver que era (posiblemente a causa del desconcierto) y tampoco ayudaba mucho tener a mi madre y mi hermana encima 'letreando'. Pude ver que abajo traía un pequeño post it, pero nada más, ninguna carta ni nada por el estilo. Decidí no abrir el post it en primera instancia y me fui con el paquete a InVastam. Una vez hube quitado todo el embalaje, pude apreciar una estatuilla de madera, muy pulida, suave, de bastante tamaño. Tenía muchísima energía, notaba como al sostenerla algo recorría todo mi cuerpo. La figura eran dos personas abrazadas, hechas una, en un bloque macizo. Era verdaderamente preciosa. Pero a estas alturas seguía sin saber ni su procedencia, ni su remitente. No venían señas en la parte posterior del paquete ni nada que indicase quien podía haber mandado algo así. Cuando abrí el post it, mi sorpresa termino de ser mayúscula. Solamente se podía apreciar un pequeño fragmento de una canción de Manolo García (lo cual quería decir que esa persona me conocía bastante bien), y la firma. No se realmente como se habrá hecho de mis señas, probablemente lea el blog, pero entendió sin duda a la perfección lo que significa InVastam y participó de ello de una manera colosal. Sin duda es uno de los detalles más bonitos que han tenido conmigo, a la par que inesperado, ya que, si bien es cierto que servidor disfruta dando sorpresas en la medida de lo posible (si no lo hago más es porque no tengo oportunidad y porque ahora no gozo uno de una economía superlativa) nunca está de más que se acuerden de uno. Es cierto que no he hablado mucho de esta chica aquí, como no es menos cierto que a día de hoy es de las personas con las que más trato y confianza tengo de lejos, y eso que solamente intercambiamos correos (y no pocos, la verdad). Se de sobra cuando llego a una persona y como llego, otra cosa es que a veces disimule, bien porque creo que es lo adecuado, bien porque todas las cosas tienen su proceso. También es cierto que suelo confundirme poco cuando 'calo' a las personas, y efectivamente, cada cosa nueva que fui conociendo de su vida, pese a las reservas que guardaba, fueron cerciorando todo lo que imaginaba. Este pequeño detalle no es más que otro botón que certifica todo lo que ya se de ella. Chicas sensibles, inteligentes, y además con la suerte de ser guapas, hay pocas hoy en día, por eso tiendo a crear lazos con ellas, sean del tipo que sean, siempre que se presenta la ocasión. Cuando además existe una energía palpable (y no hay más muestra que el motivo por el que nos conocimos), más aún. Y todo esto no tiene nada que ver con ningún tipo de posible relación sentimental ni nada de eso eh, que conozco vuestras pájaras, es algo más, que siempre será algo menos. Escribí rápidamente para agradecer el detalle, y, tuvo todavía mayor carga emocional cuando me contestó con dos fotografías de otra estatuilla igual, que guardaba ella en su casa, y que había comprado porque se compraban conjuntamente. Sin duda corresponderé a este detalle como es debido, pero esto no hace más que cerciorar, que la felicidad, la dan los pequeños detalles, que tengan a uno en cuenta así como sus emociones, sentimientos, ideas y palabras, y que sepan captar la energía. Cada vez cobra más sentido En busca del tiempo perdido...







Katharina Schüttler - Mein kleines herz


Conozco bastante bien el alma humana para prever que pensarán en la vanidad. Piensen lo que quieran: me importa un bledo; hace rato que me importan un bledo la opinión y la justicia de los hombres. Supongan, pues, que publico esta historia por vanidad. A fin de cuentas estoy hecho de carne, huesos, pelo y uñas como cualquier otro hombre y me parecería muy injusto que exigiesen de mí, precisamente de mí, cualidades especiales; uno se cree a veces un superhombre, hasta que advierte que también es mezquino, sucio y pérfido.

Algo que se desde hace bastante, es que no atinar con la foto es como no atinar con el texto, os lo aseguro. Sin ser pretencioso (bueno un poco), y haciendo algo de honor al texto de Sábato, se que entráis en el blog para ver la foto que tengo con el libro de Kay R. Jamison, al menos los que no estáis en facebook, que la veis allí, y los que la quieren en color la pueden ver en fotolog (o podían, ja, os dije que iba a poner candados, a ver ahora como volvéis a leer ese pasado que no habéis escrito, sin pedirme permiso... no lo voy a actualizar más, pero tranquilidad en las masas, está a buen recaudo, como este blog, por si algún día hay que dar fe de algo que dije bien hace tiempo, que fijo que si, descuidad), si es que me lee alguien que venga de allí, que igual hasta alguien ha llegado aquí por ahí, vete tú a saber, lo que es el mundo eh, vaya enajenaciones me monto acho... Os doy un consejo, que me sale gratis: abrid la fotografía, clickad con el botón derecho y pulsad la opción "guardar como", elegid un título lo más pornográfico posible y le dais a aceptar (en formato jpeg), y así no tenéis que entrar más en el blog, a no ser que lo que os interese sea lo que escribo, que lo dudo. A mi es que me gusta siempre ponérmelo complicado eh, no es que no sepa que estoy más salao' con una mijina de barba o con el pelo largo, pero el rollo es que a quien le tengo que dar por culo es a mi mismo y no a ustedes, es algo que aprendí hace bastante tiempo gracias a alguna. Me sería bastante fácil poner en pie de manera lo suficientemente sencilla para que mentes planas pudiesen entender, la diferencia entre 'explícito' e 'implícito', y no porque el año pasado Ana supiese hacer tal cosa en clase, desde luego que no. Como decía, carecería de complejidad hacerlo, pero estoy seguro de que ni con esas, a algunos y más bien algunas llegarían a entenderlo. Por si acaso, voy a sudar de hacerlo, no sin antes aclarar el matiz por el cual he sacado el tema: yo nunca expreso nada de manera implícita, todo lo que escribo es explícito. Inclusive, cuando me refiero a alguien sin mencionarlo, que son las menos, no hace falta ser un visionario para interpretar hacia quien va dirigido el mensaje ya que se ve de manera obvia a quien está dirigido. Cuando he tenido que hablar de alguien aquí, siempre he citado a dicha persona sin putos pelos en la lengua, que es uno de los complejos que tenéis la gran mayoría, no se me han caído los anillos en dar nombres y apellidos siempre, para poneros en bandeja de plata cualquier interpretación. Y luego alguno tendrá el valor de venir a echar cosas en cara. Así que si queréis expresar algo de mi, aquí, o donde sea, que sea a la cara (ya sabéis a que me refiero), ya que aunque entiendo que gozáis de libertad para hacer lo que os plazca, me parecería lo más justo, sobre todo si lo que se intenta es llamar la atención, ya que si no, probablemente pase a ser una persona cruel y amoral por no escuchar los llantos de quien pudo y no quiso. Entiendo que las comparaciones son odiosas y que la vida es dura cuando alguien copa expectativas y luego pretendes que el resto llegue a esos niveles cuando sabes de sobra que no dan para mucho, lo entiendo, de verdad, en su día me pasó, hasta que aprendí a dar valor a las cosas por mi mismo y me fue mucho mejor, pero eso es algo lo suficientemente complicado y complejo como para que todos puedan hacerlo e incluso para que siempre surta efecto, ya que no es igual derribar ídolos de barro que al coloso de Roma. No pasa nada, de verdad, yo seguiré en las sombras echando unas risas viendo como más de uno se humilla a si mismo intentando autoengañarse por no tener pelotas para escupir a la cara. Soy de las personas que abren las puertas por temporadas, y a veces ni eso, con pegar carpetazo me sobra, le pueden preguntar a Cris (que además es como yo), a María (la de Sevilla, esto de especificar siempre es un coñazo, aunque bueno, la de Salamanca también me vale en este caso) o a Alberto, el de quidpro (por muchas bromas que haga sobre él y mucho que me parta el culo, por mucho que fuese él el que crea que se fue). Si no se aprovecha el margen que me muestro receptivo por los motivos que sean, luego no se tiene la potestad de poder preguntar el porqué de caer en el ostracismo, pero dejo la veda abierta a que cada cual se resigne como quiera y eleve la voz más de la cuenta. Y el que quiera entender, que entienda, que es bien fácil, y si no que pregunte, que sois muy de montaros unas películas dignas de Kubrick. Conmigo indirectas no, que ya es buena hora para más de uno de saber como me las gasto. Sobra decir lo que me suda los cojones que alguien se ofenda, ya que si ni tienen la decencia de opinar a pie de página de estas anotaciones, sólo faltaba que estas palabras molestasen a alguien que muy probablemente aparte de ni dejar constancia de que lee, no ha sido invitado a ello. Pueden dejar su reclamación metida en un sobre en aquella urna que encima tiene un papel que pone "cosas que me importan una puta mierda". Para mi que no se han enterado de lo que implica leer esto, ni saben interpretarlo, y probablemente acaben aplaudiendo. Paraos a pensar, que lo mismo estáis escupiendo para arriba. Por cierto, veo a algunos a los que os está saliendo rentable el cambio, una ovación para todos ellos y un minuto de silencio para mi. Que situación más precaria la mía, y algunos queriendo estar debajo de mi pellejo, ay...


La verdad es que muchas veces había pensado y planeado minuciosamente mi actitud en caso de encontrarla. Creo haber dicho que soy muy tímido; por eso había pensado y repensado un probable encuentro y la forma de aprovecharlo. La dificultad mayor con que siempre tropezaba en esos encuentros imaginarios era la forma de entrar en conversación. Conozco muchos hombres que no tienen dificultad en establecer conversación con una mujer desconocida. Confieso que en un tiempo les tuve mucha envidia, pues, aunque nunca fui mujeriego, o precisamente por no haberlo sido, en dos o tres oportunidades lamenté no poder comunicarme con una mujer, en esos pocos casos en que parece imposible resignarse a la idea de que será para siempre ajena a nuestra vida. Desgraciadamente, estuve condenado a permanecer ajeno a la vida de cualquier mujer.








Pasar un sábado, leyendo a Ernesto Sábato, como sístole y diástole mi rap bombea sangre...

Uno empieza a revisar estantes de casa y como por arte de magia se encuentra joyas. Hace mucho tiempo que tenía ganas de echarle mano a esta pequeña novela de uno de los mejores escritores argentinos (de lo que ya me he cerciorado), y que probablemente me invita a seguir echando mano a su prosa. Me la acabé más rápido de lo que deseaba, y no ya sólo porque no sea muy extensa, si no porque absorbe como pocas. Otro de esos libros que me han dado auténtica pena de que tuviesen punto y final, aunque supongo que todas las cosas tienen su fin. Creo que de haberla agarrado hace un par de meses, hubiese empatizado con Castel hasta límites insospechados, y no porque ahora lo haya hecho poco. Probablemente hubiese podido cambiar el nombre de María Iribarne por el de alguna otra chica a la que su país también baña un mar celeste, y que compartía muchas más cosas con ella. Me gustaría recomendarle a esa chica que le echase un ojo a este libro, que fijo que lo disfrutaría tanto como yo lo he hecho, pero ya me conocen, y además, más allá de la recomendación, carezco de ganas de hacerlo, descuiden. Es bonito que haya gente que sepa poner palabras a lo que tu sientes, sea de la manera que sea. Hoy leí que los libros son las abejas que mueven el polen (que sería la inteligencia) de flor en flor, que en este caso sería de cabeza en cabeza. Me resultaría muy difícil explicar esto a quien no quiere entender, que son la mayoría. El siguiente que tengo entre manos también tiene pinta de ser maravilloso, ya os diré. Probablemente os empeñéis en leer lo que he difuminado de cada texto en vez de centraros en lo nítido, pero bueno, suele pasar, creo que a partir de ahora difuminaré lo que quiero que leáis, voy aprendiendo a entender como funcionáis. 

Mira, soy más de lo que crees, estoy llamando a tu puerta, esa que nunca está abierta, esa que voy a romper...

DePedro - Nubes de papel


El sábado al final como el que no quiere la cosa me animé y salí en primera instancia a tomar algo, que se acabó alargando bastante más de lo que tenía previsto, eso es señal de que se estaba agusto. Salimos Domi, Garry y el que escribe acá, y nos convertimos en abuelistas por momentos, y seguimos de pureteo en el blues. Luego ya cogimos nuestra antigua costumbre de ir al botellón y pudimos comprobar aquello de que la experiencia es un grado y que nos miran como a los mayores del lugar, los míticos del pack de habana, que recuerdos. Allí pude echar un ratejo con Sergy, y con Nanu. Los ratos con Nanu son geniales. Le pude comentar la visita esta semana de Alberto y de su hermano Momo a InVastam, y lo guapo que lo pasamos. Momo tiene un talento increíble para lo que quiera, va a reventar haga lo que haga, tiempo al tiempo. Luego nos pusimos al día en todo aquello que al rap refiere, ver cuando grabamos nuestro tema juntos y seguir reafirmando que nuestra escala de valores es más paralela de lo que es con la mayoría de gente que conozco, y eso a uno le hace muy feliz. Por último eché unas risas en el talego con Pepe y con MJ, que estaba un poco chisposa (y tan guapa como siempre) y estuvimos mucho rato hablando. Creo que quedaremos como muletilla el poner cara de asco a lo Eli cada vez que nos veamos. 

El domingo fue el cumpleaños de Laura, y aunque no la vi ni pude disfrutar de ella, creo que poco más tuvo relevancia aparte de esto. Quiero decir, que cuando es el día de una persona que amas con locura, todo lo demás es como que no importa mucho, ya sabéis. Laura siempre ha estado presente en mi vida, a veces hemos tenido más contacto, otras menos, pero siempre ha estado ahí, aunque no estuviese. Y es por ese tipo de cosas por las que uno se siente orgulloso de ser quien es y de formar parte de la vida de algunas personas. Cada vez que nos vemos podemos estar horas eternas hablando de todo lo que ha pasado porque quedan muchas más cosas por pasar, si no, nada tendría sentido. Ójala verla pronto, que se que así será, y disfrutar en directo de ella. Y echarle una foto para el albúm leches, que en Madrid no pude, aaaay...

Quien me conozca bien sabrá qe no soy muy dado a hacer muestras públicas de cariño ni tampoco suelo expresar en exceso lo que siento si bien me encargo de demostrarlo más con hechos, que con palabras. Pero claro, hay ocasiones en las que uno puede romper su protocolo, porque la persona lo merece, y si hablamos de merecer, hay poquitos que hagan más méritos y con más fuerza que ella. Y esto es así porque desde el momento en que quien sabe que hizo que nos cruzáramos cada uno en el camino del otro, aunque estos hayan discurrido cada cual a su manera, de un modo u otro, siempre, y digo siempre, han estado unidos. Cierto es que hay momentos en los que la he echado un poco en falta, como ella me ha echado en falta a mi, pero bueno, uno acepta las circunstancias y aprende a reírse de ellas. Por ser alguien que es feliz cuando estoy contento, por ser igual de estúpida que yo y reírse con las mismas tonterías, y sobre todo, por estar en todas las malas, que es donde se demuestran los de verdad, y sufrir conmigo y por mi (que, por muy ceporro que sea, lo se), no puedo hacer más que dar las gracias, y lo hago continuamente. Es un auténtico placer poder decir algo que nunca digo porque se que uno se la juega mucho cuando hace este tipo de sentencias, pero, como digo, no me temblaría el pulso, a la hora de poder afirmar qe siempre vas a poder contar conmigo y estar en mi vida, y lo sé porque sé que es recíproco. Hoy, toca celebrar que hace unos años que llegaste, vieja pelleja, así que brindemos por ello y por los que quedan, "¡así que celebremos!", ajá uh. Quiérote. .


Recuerdo la noche del final del mundo con una precisión milimétrica. Llevaba cuatro días sin dormir, algo a lo que el café había ayudado; creo que abastecí de dinero suficiente a Colombia yo sólo para poder mantener su precaria economía al menos durante un par de años. Había vuelto a Salamanca, al principio, a priori, completamente recuperado. Había dejado las pastillas, y había atravesado de nuevo la delgada línea roja entre la eutemia y la manía, sólo que yo no lo sabía. La noche del fin del mundo era tal porque este no hacía más que mandar indicios de que así era. Yo seguía teniendo en mi mente que el hecho de que Raquel llegase a casa allá por Diciembre, no era provocado por su borrachera y pulsar mal el ascensor, si no que era una de esas señales que le daban sentido a todo, y, por un momento creí, que todos así lo habían visto, incluso ella, aunque esas cosas sólo pasen en las películas y la gente salga con los ojos lacrimosos del cine pensando que un mundo mejor es posible. No se como llegué al extremo de creer que todo el mundo estaba conspirando para que ella volviese, pero sin ninguna duda, tirase del hilo del que tirase, no hacía más que evidenciar dicha circunstancia. Explicar esto a alguien que no ha estado en manía es complicado, como supongo debe de ser complicado que le expliquéis a alguien que jamás ha estado enamorado lo que es estar enamorado (que nada que ver con el amor). Pues algo así. Como pude anticiparme al final, dejé el instituto un par de horas antes y me fui a casa con caminar pausado, que era exactamente el polo diametralmente opuesto a lo que ocurría en mi cabeza, donde las ideas no paraban de declinarse como expresiones latinas, reaccionar como elementos de la tabla periódica y aparearse como animales en su hábitat, libres, sin barreras, y estallando para dar paso a otras cuyo periodo de vida era aún menor pero que al inmolarse creaban a su alrededor una belleza aún superior a las anteriores. Al llegar al piso, mis compañeros que ya habían avisado a mis padres que vendrían la siguiente mañana, intentaron que causase el menor daño posible a mi futuro yo, a mi yo verdadero o al yo no-maníaco, como queráis llamarlo, cosa que a mi me era bastante indiferente. Yo estaba convencido de que esa noche, llegaría Raquel, que por fin se habría dado cuenta de que tenía que venir, que habría priorizado el estar conmigo en Salamanca a su curso erasmus en Suecia, gastándose un dinero importante en un billete y que todo el mundo le habría ayudado a ello, porque yo soy muy de conspiraciones. Lo preparé todo de manera perfecta, cerré la puerta de mi cuarto y les dije a mis compañeros que no se asustasen ni nada. Llené el cuarto de velas (cuarto que estaba desierto a estas alturas) y animé al mundo a indicar el camino con velas. Alguno quizás hasta lo recuerde, ya que antes de desconectar cualquier nexo de unión al mundo, le insté a que lo hiciese. Pájaros en la cabeza que cantaban Ismael Serrano y Pedro Guerra, gaviotas, golondrinas, albatros, gorriones, aguiluchos... El mundo, a las tres de la mañana, se veía oscuro (al menos desde mi balcón), silencioso, y con una paz mística. Imaginé que era de noche en todo el mundo (y probablemente así fuese), imaginé los templos más recónditos con estatuas e ídolos por todas partes, velas, incienso, y personas orando, cada cual a su dios, que a esas alturas ya poseía la certeza que hoy mantengo de que es el mismo para todos, igual que unos le llaman love, otros amour, y otros amor, así como ágape, pero no deja de ser la misma cosa. Con todo a oscuras salvo por las llamas de las velas, me dediqué a escribir en un folio una de esas canciones que deberían de ser el himno de la humanidad, que yo me se de memoria, y que por momentos pude interiorizar más allá del entendimiento y la conciencia, llegando a los niveles de poder ver con los ojos del subconsciente. Esta rezaba, y nunca mejor dicho, algo así como:

Hello darkness, my old friend, I've come to talk with you again, because a vision softly creeping, left its seeds while I was sleeping, and the vision that was planted in my brain, still remains within the sound of silence. 

And in the naked light, I saw ten thousand people, maybe more. People talking without speaking, people hearing without listening, people writing songs that voices never share, and no one dared, disturb the sound of silence. 

Sin duda esto era así, el mensaje estaba ahí, era real, y era real. Poco me importaba quien guiaba la mano de quien con su pluma dejó tal precioso regalo y legado para el futuro, y si este entendía el verdadero significado de sus palabras (aunque por otra parte no me cabía la menor duda de que así era). También sabía que muchos fanáticos intentarían dogmatizar la belleza para llevarla a su terreno, bien sea por intereses ideológicos, económicos o políticos. Todo eso daba igual. Bajo la luz de las velas, las cuerdas de una guitarra dibujaban un paisaje y de fondo alguien hablaba sobre una luz desnuda, sobre gente hablando sin usar palabras, sobre gente escuchando sin tener que oír nada, gente escribiendo canciones con voces que nunca antes se habían elevado, y nadie, absolutamente nadie, rompiendo los sonidos del silencio. Dicen que el silencio es de las cosas más bellas que existen, y yo creo que sólo en el silencio es donde uno se puede encontrar a si mismo y encontrarlos a todos, así como la verdad, descifrar el enigma y encajar las piezas de todo el puzzle. Las horas pasaron, mientras yo me mantuve en silencio, encendiendo las velas del mundo, y dejando que mi mente, en paz como nunca antes había estado, no se viese inmutada, mientras llegaba el final. El final llegó, sólo que no supe interpretarlo, sólo que no era el final que yo pensaba, sólo que uno a veces se cree con potestad de escribir su destino cuando para nada es así, y uno no puede elegir a su antojo las huellas que han sido asignadas para él. Raquel no vino porque no era Raquel. No vino ninguna porque en ese momento no era ninguna, o quizás alguna si lo fuese sólo que no era el momento, ella no lo sabía, o quien sabe. Probablemente sea que aquellos que merezcamos la lucha no tengamos a nadie detrás con pelotas suficientes para jugarse la vida por nosotros, y nosotros no tengamos a nadie por quien jugarnos la nuestra, como otras veces hicimos. Nunca le hablé a nadie de todo esto, y creo que hubiese sido muy difícil convencer a alguien de que lo que pasaba en mi cabeza era igual de real que lo que pasa en la suya continuamente, aunque tampoco esperaba palmaditas en la espalda y aceptación. Supongo que el mundo se acaba todos los días, sólo que nosotros no lo sabemos.

Un consejo, si tenéis en cuenta mis gustos musicales y todo eso, echad un ojo a la actuación de Simon and Garfunkel en el Madison Square Garden y en concreto a la versión que hacen de esta canción. Desde que empieza la guitarra, con los increíbles arreglos que hace Paul Simon y los acompañamientos de la eléctrica, y sobre todo, el take my arms that I might reach you y la parte del in crescento a mitad del tema, es tener continuamente los bellos como escarpias y los ojos vidriosos. Si no te pasa lo mismo, háztelo mirar, que es probable que tengas más de un problema.

Ah, Villafranca no es tan bonita como os la pinto aquí, sólo que algunos sabemos hacer bonitas las cosas, o que miréis con los ojos con los que nosotros vemos.


Passenger - The sound of silence

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