7 jul 2014

Capítulo 43: La eterna esencia


Mi familia y mis amigos esperaban que me gustase ser "normal", que le estuviese agradecida al litio y que me tomara a bien lo de disfrutar de una energía y de un sueño como todo el mundo. Pero cuando uno ha tenido las estrellas a sus pies y los anillos de los planetas al alcance de la mano, encuentra muy difícil adaptarse de nuevo a un horario de rutina que, si bien es bueno para la mayoría, resulta restrictivo poco fructuoso en apariencia y mucho menos embriagador. Cuando me quejo de ser menos alegre, de tener menos energía, menos empuje, la gente suele responder: "Bueno, pero ahora eres como todo el mundo", y con eso pretenden, entre otras cosas, darme ánimo. Pero yo me comparo con quien fui, no con todo el mundo. No sólo eso, trato de equiparar lo que soy en la actualidad con la mejor de mis momentos anteriores, bajo la influencia de una ligera manía. Cuando me siento "normal" como ahora, estoy muy lejos de aquella intensa, extrovertida, productiva y efervescente vitalidad. En suma, no creo ser alguien envidiable. Y añoro mucho a Saturno...


Podría decir, y no me temblaría un ápice la voz, que se más cosas de las que necesito para vivir. No hace falta decir que todas juntas son una nimiedad al lado de todo lo que ignoro y desconozco. Y aún así, todo ello, no me ayuda lo más mínimo a ser libre. Ejerzo con bastante destreza el altruismo, y no me cohíbo en casi ninguna circunstancia, he ganado libertad para decidir, elegir... Pero no manejo el sentido pleno, literal, o el que yo considero completo, de la palabra. Lo he acariciado con la yema de los dedos, y se te escapa como el agua entre las manos, como el caudal que fluye por un río entre las rocas. Lo puedes notar, lo sientes, pero no lo puedes agarrar, ni apresar, delimitar ni poner cerco. Se cual es la sensación, el sentimiento. Anda muy cerca de la lucidez de Pizarnik, tiene un sabor parecido a la magdalena de Proust, y está regada por el agua que regaba las flores del jardín de Baudelaire. Pero como todo en esta vida, se encuentra en el límite. Los límites son algo así como un fuego majestuoso, de gran belleza, que lo devora todo. Si lo observas a cierta distancia, lo puedes disfrutar en su máximo esplendor, pero si no calculas bien, terminarás siendo pasto de las llamas. Y en este caso, en el de izar la bandera más bella que existe, que es la de la libertad, y trae de la mano otras tales como la de la paz, la del amor y la de la alegría, no iba a ser menos, y el precio por querer subir y enderezar el pesado mástil, el límite en si, tiene un nombre que, si bien se le han apostillado hoy en día apéndices que lo vuelven cercano, y hasta bonito (por decirlo de alguna manera), no tiene para nada de ello si no se habla con propiedad. Y ese límite recibe el nombre de locura. Que existen tantas locuras como locos, es un hecho. Que jamás, nadie, va a saber lo que pasa en mi coco, ni en el de nadie, es otro igual de cierto. Ni tu rojo es mi rojo, ni tu amor es mi amor, ni mi dolor de cabeza es tu dolor de cabeza, por mucho que los dos llamemos a ese rojo anaranjado, los dos digamos "te quiero" a nuestra pareja y a los dos se nos pase la jaqueca con una aspirina. Eso si, si bien, aunque usemos las mismas palabras, nunca hablaremos de lo mismo, a veces nos cruzamos con gente que atina a realizar conexiones que estaban desconectadas en nosotros, para saber que esa persona habla de lo mismo que nosotros. Esto no hace más que quitar ese trapo que tapa la luz de varios recovecos de mi mente. Te recuerda todo eso que han intentado taparte, que han intentado a base de presión y fuerza taponar y enterrar para que no salga a la superficie, de lo que te han intentado convencer que es ficticio, que es irreal, que viene provocado por estados de enajenación y locura transitoria. Yo estas palabras las pongo muy en cuarentena desde hace un tiempito ya, se que hay gente que puede estar en lugares que yo jamás accederé, como yo he estado en otros a los que para algunos será imposible visitar. Y mientras tanto, algunos se pelean por poder, dinero y reconocimiento. No hay hombre más poderoso que el que domina sus pasiones, el dinero no da la felicidad y el reconocimiento es para débiles. Y si no que se lo digan a Tesla. 




A estas altura de la película y quedando solamente cuatro equipos con vida en el mundial, si no se lo lleva Rodrigo Palacio, por mi que se lo lleven los hijos del tercer Reich. Me parece un auténtico crimen que si este hecho se consuma, Marco Reus no vaya a levantar la copa, pero es otro botón de que la vida es muy puta y a nosotros no siempre se nos empalma. Estos simpáticos personajes, que dominan Europa, tienen una industria muy al alza y yo me beneficio de su eficiencia. Llegaron los paneles, y colocados están, a falta del falso techo, por lo que cada vez va quedando menos para poder grabar en el cuartiche, al que debo de ir encontrándole nombre ya. Ahora hemos empezado a doblar la campana en busca de unos cascos para mezclar y ecualizar correctamente, aquí no es para de intentar avanzar. Ni de derramar tinta, siendo conscientes, de que cuando el tiempo pase, todos intentarán cantar la canción que desde hace mucho sólo unos pocos oímos y convertimos en un himno. Intentarán bailarla, pero no permitiremos que organicen un harlem shake donde estamos dibujando nuestra hakka. 





Uno revuelve cajones y trastos y se encuentra auténticas reliquias. Recuerdo ese día como si fuese ayer. Me acuerdo que a mi, váyanse ustedes a saber porqué, se me había metido la cabeza la idea de hacer la comunión con un traje de marinero. Mi madre, se negaba taxativamente, claro está, pero sabía que me hacía mucha ilusión por lo que quitarme la idea de la cabeza no iba a ser fácil. Me ofreció a cambio de ir como ella dijese un jamón de los buenos para la celebración, a lo que accedí gustosamente. Que fácil se me engañaba de chico... y no por el jamón en si, obvio, si no porque era algo que iba a haber si o si y que encima reportaba beneficios para todos, no sólo para mi, como era el caso del traje... El tiempo que pasó desde que acabó la ceremonia hasta que nos fuimos al campo, lo pasé en casa cambiándome. Primero me ponía la equipación umbro blanca del Sevilla, y luego me la quitaba para ponerme la azul, y luego la blanca, y así... Esos fueron sin duda los dos mejores regalos. Por aquellos entonces no existían ni las playstation uno casi, así que imaginen el patio y el resto de regalos... Celebramos este día en el campo, yo estuve la mayor parte del tiempo haciendo cambios de orientación con una maestría y un dominio de la pelota exquisitos, que se veían a su vez recompensados con excelentes controles por parte de Rubén. Sergy se lo pasó de la ostia con la mula, y Pedro no hacía más que varear con un bastón todo bicho viviente que por allí encontrase. Los tres de abajo, Carlitos, Toni y Diego se perdieron por el río, y, sobre todo Carlos, tuvo tiempo de hacer el cabrón en demasía durante todo el día. Nos fuimos cuando cayó la noche, en el mítico toyota, y al día siguiente, lunes uno de Junio, la mayoría no asistimos al colegio. Eso si, el martes, las risas y las batallitas rememorando la jugada campestre quedaron para la posteridad. La puta lo que hemos cambiado joder...




¿Se acuerdan de la primera entrada de este blog? Fue el último día de verano en Villafranca, y salían fotos de gente que quiero mucho. Ahora vuelve a ser verano, y vuelvo a estar en Villafranca... y vuelvo a ver a gente que quiero mucho, gente que no me manda postales desde Idahoo, pero me las trae desde Córdoba, y yo le puedo dar alguna de Salamanca. Ella me trae una foto para el corcho del cuartiche, y yo le doy un poster de Gang Starr y otro de Mos Def. Ella hace de modelo, y yo le paso música. Ella me cuenta sus penas, yo las mías, y nos reímos de los mindundis con los que nos cruzamos en nuestras vidas. Y mientras se bebe su zumo de naranja pues ponemos algo de John Legend y un poco de Pharcyde para amenizar la charla. La azotea se ve mucho más bonita con ella allí, y el fondo deja de ser un paisaje para ser el decorado... Echaba mucho de menos a la enana esta, porque aparte de ser bonita, es inteligente y sensible, y tiene mucha magia, y con la gente así uno puede estar a gusto sin decir nada, y precisamente por eso puede uno decirlo todo. Y así se nos fue la tarde, sin darnos cuenta, y no fueron pocas horas. Pero tranquilidad en las masas, será la primera de muchas, por supuesto. 






Grand groove - Líneas sueltas 

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