28 jul 2014

Capítulo 46: Knockin' on heaven's door














Le estoy cogiendo el gusto a los lunes. Creo que nada produce tanta emoción, o pocas cosas en su defecto vaya, como que te comuniquen que el servicio postal en este país funciona decentemente (cuando quiere) y que hay paquete para un servidor. No por esperado este provocó en mi menos ilusión que otros que no sabía que iba a recibir. Además, la emisora siempre se guarda el derecho de tanteo a dar sorpresas con el contenido. Resulta curioso que justo unas huellas atrás hablase de que había guardado todas las cartas en un cajón, y justamente ahora llegue una carta, que, la verdad, dista mucho de la última que recibí, hará ya cosa de dos años y medio, más o menos. Cartas desde cualquier parte, supongo. Quizás las palabras que en ella se vierten sea lo que más alegría provocó en mi, y no porque lo que acompaña a las mismas no me haya gustado, que como podéis apreciar, así ha sido. Y esto es así porque más allá de que las palabras sean lo que dan testimonio, ahora y siempre, ante el paso del tiempo, se que estas son sinceras a la par que bonitas. Supongo que una carta que comienza con una cita de Ray Loriga habla ya de por si sobre la calidad del contenido de la misma, y más cuando esta cita es acerca de la locura y el infinito. Otro de los elementos a tener en cuenta, sin duda, es el mensaje constante que rezuma la misiva, y es que pese a que se puede palpar por todas partes de la misma que dicho mensaje es el que yo lancé hace un tiempo, que te lo hagan tener presente es casi tan importante como el mismo. El hecho de que algunos no lo pasasen por alto y se lo tomasen tal y como había que hacerlo, con una interpretación personal y sabiendo que ese es el camino, hace a uno sentirse un poquito orgulloso de haber dispersado simientes ante una tierra a veces árida, a veces fértil. Finalizar agradeciendo el enfoque e instando a no dejar que la pereza, mi tan querida enemiga en algunos casos, merme el potencial que poseo no puede ser si no más que un precioso punto final a esta epístola, más allá de la postdata que habla de refugios y lugares comunes. El resto de elementos que acompañan a este papel que ya reposa en sitio adecuado sirven para complementar de manera tan perfecta como a una mujer le complementa un bonito color de pintalabios y piezas de joyería austera, así como el no usar perfume y saber ser sexy sin tacón. La camiseta de Rodrigo era una de esas que no podía faltar en la colección y que sin duda tarde o temprano iba a formar parte de la misma, ya fuese del Internazionale o la albiceleste, y que mejor que esta para terminar de cerrar, de momento, las de tonos azulados. No había mejor situación para recibirla que justo después de que fallase la ocasión que pudo hacer a Argentina campeona del mundo, que no es más que un botón totalmente fidedigno de lo que es la vida en si. Dejo constancia por acá de que terminaré de complementar la camiseta de Palacio cuando me crezca el pelo y consiga lucir el característico piojo que él ya luce, que no duden que así será, y que ya luciría de no ser porque en un arranque de enajenación durante la bipolaridad me diese por ejercer de torero y cortarme la coleta ante la posible visita de Raquel. Otro hecho a tener en cuenta es lo en serio que algunas personas se toman lo que escribo por acá, y que las hacen especiales y las elevan por encima del resto cuando son sometidas a comparaciones, y claro, luego algunos se preguntan el porqué. No es ya el hecho de colaborar económicamente con la música que te gusta (que ya de por si me ruboriza que sea la que se haga en mi crew), porque eso es algo que la gente que amamos esto hacemos continuamente, si no el pequeño detalle de saber que cuando aquí alguien aporta se toca la campana, que no es más que un gesto simbólico para celebrar que alguien comparte algo con nosotros, que es lo que está por encima de la música en si, que ya es decir. Pocos lo hacen, pero los que lo hacen valen por diez. Para acabar, decir que me resultó curioso el último detalle. Y digo curioso porque justo hace unos días, mientras escribía el primer tema de la mixtape que estoy preparando con Garry, mi pluma danzó algo así como los mapas son piezas de tángram en mi dharma, arrecian tempestades, más aquí nunca hubo mar... Aquí nunca hubo mar. Y bien es cierto que así era. Mi comunión con el mar es algo así como mi comunión con esas pequeñas cosas de la vida que uno disfruta cada vez que puede pero en pequeñas dosis, ya que el poder disponer de la misma continuamente sería restarle magia y encanto a la misma, y no quiere decir que esto sea así para todo el mundo, ojo, cada cual tiene sus preferencias y sus propias picas en Flandes. Creo que no podía haber elegido mejor manera para tener un detalle con InVastam que regalarle ese pequeño territorio que la caprichosa geografía nos negó a los extremeños, pero que sabemos apreciar como cualquier persona que está casada con las aguas... Háblame del mar, marinero. Poco más puedo añadir aparte de agradecer continuamente estos pequeños detalles que pintan en uno una sonrisa de colores y que dan sentido a todo, incluso antes de que vea la luz. Que decir de la primera persona que reservó su copia de Galaxies cuando todos tuvieron la oportunidad de hacerlo. Ese tipo de cosas no se pagan, y no duden, como siempre digo, y como siempre hago, en cancha a mis posibilidades y más pronto que tarde, que uno siempre cumple sus deudas. Merci.





El miércoles pasé el reconocimiento médico en la clínica por excelencia de los mismos, el Sepad, antes de oficializar mi traspaso al Girondins de Burdeox. Periódicamente hago visitas y chequeos a mi mente, por ser más guay que el resto de gente que suele hacerlas con su cuerpo. El cuerpo no es más que una extensión del alma, ya dijo CS Lewis que no somos un cuerpo que tiene alma, si no un alma que tiene cuerpo, y, si no lo sabéis, y ya estoy yo para decíroslo (no me deis las gracias), el alma reside en la mente, que reside a su vez en el cerebro. Resulta que mi alma consume más gasolina de la cuenta (quizás porque excede la velocidad en sus viajes por el hipotálamo) y uno necesita estar continuamente repostando. Pero la gasolina, por muy bien que huela (y muy convencional que sea) es algo lo suficientemente común como para que no haga funcionar (o al menos a los que somos más especialitos, que no especiales) de manera certera el mecanismo de viaje de nuestro espíritu, así que yo me pasé al litio, que no vayan a pensar ustedes que es más barato, pero al menos tiene más glamour. Mi coleguita Isaac al que ya tenía ganas de presentaros está bastante contento con que los niveles de las encimas de mi cuerpo y todo ese tipo de cosas estén en orden (o al menos lo que la sanidad considera en orden) y de que mi vida a su vez cuente con unos hábitos saludables y que yo lleve una vida estable y feliz. A mi la verdad es que después de decirme que se alegran de ello y sonreír irónicamente no me sale otra cosa que devolver una sonrisa sarcástica y acompañarla con un yo también me alegro de que usted sea feliz. Pero no andaba muy desencaminado porque en aquellos momentos me encontraba en un estado de felicidad plena, ya que no hay nada más cercano a ello que evacuar después de que el estómago decidiese apresurar sus trámites tras la ingesta del café matutino y yo verme obligado a retrasarlos por la imposibilidad de detenernos durante el trayecto hacia Mérida. Por lo demás, no hay nada como una visita al psiquiátrico para apreciar los placeres de la vida. Por allí pasea gente con la mirada tan vacía, perdida y fría que son capaces de arrebatarte la vida sólo con cruzar sus ojos con los tuyos. También me lo pasé genial contando el número de tics de los inquilinos del centro y ver cuales podría reclutar para mi vida diaria. Hubo uno que me flipó sobremanera y que quizás adopte. Consistía en introducir las manos en los bolsillos del pantalón pero del revés, quiero decir, con las palmas hacia afuera, mostrando por completo las muñecas hacia adelante, y luego realizar una serie de pasos dignos del ministerio de los andares tontos de los Monthy phyton. Para rematar la maravillosa velada, me encontré con la pecholobo, típica paisana a la que hace años que le perdiste la pista y que cuando eras pequeño solías increpar como al resto de ancianos entallados de tu pueblo (cónfer la ola, el mecedorael monu, la cabra mocha, etc). La mujer se hizo amiga de mi abuela (o ya lo eran), ya que esta siempre ha sido muy campechana (mi abuela, digo) y mi querida yaya supo corresponder a la simpatía de la mujer con algo de dinero para que pudiese fumar, que era su mayor pasión, cosa que aún recuerdo, ya que su hija la había dejado allí desprovista de recursos. No se preocupen, todos nos veremos las caras en vidas futuras. Terminamos la mañana en un bazar chino de la extensión de algunas de las tierras de mi abuelo, en el que compre cosas que huelen para InVastam (ambientadores, velas, incienso y demás), las macetas para sembrar (ya llegaron las semillas) y algunos marcos, que a mi lo que me gusta es regalar fotos. Para cerrar la magnífica mañana mi abuela me compró el libro que ando leyendo y del que iré dejando reseñas por estos lares, El monje que vendió su ferrari, al que le tenía bastantes ganas. Al llegar a casa lo primero que hice fue buscar la diferencia entre mesar y atusar. Luego me di cuenta de que la entrada que más habéis leído sigue siendo el Capítulo 33: El último beso. Queréis la paz del mundo y no tenéis la vuestra propia.

Por la tarde recibí la visita de un viejo amigo, que me causó tanto gozo como sorpresa. No contaba con que Sergy recordase donde vivía y menos aún que se presentase sin avisar. El chaval vino cargado con anécdotas de mi propia casa que ni yo recordaba, y es que no hay nada más cierto que aquello de que la memoria se retroalimenta y aflora a medida que el feedback crece. Estuve explicando detalladamente que ha sido de mi vida durante todos estos años (desde que salí de primaria no nos poníamos al día) y a que me dedico (osease nada, pero vaya, me refiero artísticamente). Él está realizando las prácticas de redactor en Mérida en rtve (donde las quiero hacer yo y probablemente salgan si dios quiere) y me estuvo contando un poco sus rutinas y la forma de trabajar allí. También estuvimos hablando de hacer algo conjuntamente, cada cual con sus dotes pero siempre pudiendo entrar en tareas que incumben a los demás (que yo también quiero redactar, vaya, aunque no conozca las pautas ni tenga las nociones básicas de periodismo, aunque dado el nivel de hoy en día se de sobra que puedo hacerlo sobrao'). Tras muchas risas, pero muchas, recordando viejas vivencias y tras repasar la actualidad de nuestros antiguos compañeros nos emplazamos a quedar en unos días y sacar punta a ese proyecto que a día de hoy está en el aire pero que ójala salga adelante.

Lenylen - Ritmos de desobediencia





El de arriba es el culpable de que luzca los colores rojo y blanco en mi corazón. Creo que nunca podré agradecérselo lo suficiente. Verlo a él es como ver el reflejo en el espejo de lo que seré dentro de unos años, o de lo que me gustaría ser, sin duda. Con sus pasiones, siempre de buen humor, con una sonrisa para todos, le vayan más o le vayan menos, líder de una familia preciosa y encima guapete, aunque con menos pelo del que yo espero tener. Le quedan esos colores tan bonitos como a mi ¿eh? El de abajo es el más cabrón de todos los primos que tengo. Quizás no es al que más quiero, ni con el que más identificado me siento, ya que creo que el que más se parece a mi es Javier, el hijo del de la camiseta azul, pero sin duda es con el que mejor me lo paso. Siempre está en la sombra con sus tretas y triquiñuelas para tocar los cojones a pequeños y mayores y conseguir con perfectas evasivas salir airoso e indemne de todo tipo de aventuras. Su ingenio sólo se ve superado por su gula, y la alegría que transmite siempre que participa de las fiestas es indescriptible. Parar con la familia de vez en cuando es agradable, aunque sólo nos unan un puñado de cromosomas y unos lazos que algunos intentan ensalzar y elevar por encima de su valor real. Pero se les quiere. De todos modos, a mi familia, la elijo yo.

A posteriori disfrute de uno de esos viernes de los que poco se estilan en los últimos tiempos por estas tierras. Sin duda la suma de Ruben a la tropa y avanzadilla es siempre un plus que patrocina cordura y risas aumentándolas exponencialmente. La verdad es que contra menos efectivos somos, mejor lo pasamos. Fue la noche de si tiene un piercing en la lengua puede seguir poniendo música, del hasta luego mindunguis a los municipales con una tasa de alcoholemia ocho veces mayor de la permitida (como poco) y cuatrocientos decibelios por encima de lo permitido legalmente (y más a las cinco de la mañana), del guantazo al peluca y del cristianoronaldopichípichá.gif así como los múltiples didn't read y los haters gonna hate, la noche de ceder el derecho de tanteo y pernada de mis primas a Garry, y aquella en la que Fuentes invitó a botellón, adelantando múltiples puestos en la escala de roles y dejando muy atrás a otros que hace poco tenían mucho peso y parangón en aquesta nuestra pandilla.

El sábado lo empezamos tempranito, la verdad, porque unas cañitas an'ca' el Candy siempre vienen bien en buena compaña. Yo me despegué a eso de las cuatro para echar una siesta y estar presto y fresco para la batalla nocturna, que a mi la cervecita a esas horas me amodorra de una manera que el cuerpo me pide fresco y sueño. Si me conociérais en todas mis facetas sabríais que yo, en pre-siesta y post-siesta siempre me pongo muy tontorrón y esta vez si, de esa forma que les gusta a las chicas. El caso es que cuando recibí señales de la civilización estaba ya caído el sol y por culpa de Rubén nuestro querido amigo Garri no salió, ya que realizo la jugada de manera matutina y agarró la mosca antes de tiempo. Su baja fue cubierta con eficiencia por Quinte, aunque nos hubiese gustado contar con todos los efectivos para este partido. La baja de última hora de Garry fue motivo de chascarrillo y sorna durante toda la noche con las míticas Garry ha ido a mear y ahora viene y un Quintero en la calle y un Garry en la cama. Con la compañía de Mangy y algún que otro tarado y tras unas risas con algún látigo nos dispusimos a hacer el payaso en la pista de baile del talego, donde sin duda Jesús es el rey de la pista y las risas se cuentan en cantidades ingentes. Por supuesto seguimos imitando el gif de Cristiano (del que más abajo os hablaré) durante el transcurso de la noche para terminar de cerrar las anécdotas predesayuno con Cori y la Pochi, una amiga suya regordina a la que llevamos a casa que se reía como un cerdito y que pesaba lo que ocho, lo cual nos dió para múltiples variantes de no reirse de los sunormales por favó. Tras un par de homenajes más a Garry durante las tostás cada mochuelo acudió a su nido a descansar como todo hijo de vecino.








Fede El (con Regina Zerené) - LPGC 199?



El domingo nos fuimos a despedir a Rubén, del que no podré poner más fotos por aquí (al menos echas por mi) hasta navidades, ya que se nos va a currar a Canarias y aunque sabemos que ya es mayor y que le irá bien eso es algo que nos pone muy tristes, a todos, y a mi en especial, bueno, a todos en especial. Para ello nos juntamos Mangy, su esposo Quintero, el soldado que se reservó para el domingo Don Garry, el propio Rubén y servidor. Echamos un cubino de tercios muy ricos y frescos allí por el Europa recordando todas las anécdotas de estos días, que no han sido malas ni pocas, y echando unas risas con los memes, chops, gifs, y personajes que copan nuestras vidas, que tampoco son malos ni pocos. Para terminar de cerrar la jugada acudimos al burguer king de Alm, que yo estrené por fin, y me pedí un bk fussion de esos con el king ahorro que me dio dolor de cabeza, por subnormal, la verdad, todo sea dicho. Despedimos a la pareja también, que espero ver pronto eso si, y más tarde tras echar un poco con Paco y Gloria para conocer a su hija que está preciosa y recordar anécdotas de su accidentada boda de la que algún día os hablaré, dejamos al muyayo en su casa tras un abrazo de los que ceden energía y buena suerte así como mis mejores deseos. Con que ganas te viá' coger de que te vea y lo que te voy a echar de menos... Se feliz, Nube. ¡Y vuelve con el coche!





Por cierto, tengo una respuesta que voy a empezar a emplear para todas y cada una de las preguntas que me realicéis en la vida a partir de ahora, y creo que sirve para responderlas sin ningún margen de error. Es más, creo que me voy a comprar un marco de fotos electrónico para ponerlo y cada vez que alguien me haga una pregunta enseñárselo. Probad su eficacia, con preguntas del palo "¿le harías el amor a Natalie Portman todos los días de tu vida?" o "¿estás muy hasta los cojones de la gente de tu pueblo?" e incluso "¿como te parece que está la escena del rap en este país?", me vale hasta para "¿que opinas de los fichajes que está haciendo el Sevilla este año?". El caso, os la regalo por si queréis emplearla vosotros también, ahí va:


Introduje las manos con mucho celo y apreté la tierra fértil, notando como a medida que ejercía presión esta se desintegraba entre mis dedos. Los cuencos de cerámica brillaban impolutos reflejando los rayos de sol que chocaban entre sus poros. Con celo posé el barro sobre la arcilla, y con suave presión realicé hendiduras y surcos para con mimo colocar estratégicamente las semillas. Con las yemas de los dedos removí la tierra como el que toca una guitarra y le di de beber la cantidad suficiente, ni mucho ni poco, acariciando los nutrientes. 

Siempre antes de comenzar, coloco paralelo al folio vírgen, que es algo así como el bloque macizo para el escultor, un par de papeles desordenados repletos de ideas, palabras y conceptos que de un modo u otro están relacionados con el hilo conductor que he elegido esa vez. Cojo uno de mis bolígrafos fetiche, que se deslizan con increíble suavidad, y hago un poco de café para que no falten las fuerzas cuando apremie la clarividencia. Saco la llama del mechero con dulzura y la paseo por la bolita que gira en la punta, y la mezo con mimo alrededor de la tinta para que se caliente y fluya. Dispongo en un bucle infinito la música desnuda, para que no acabe nunca, y dejo que germinen mientras hacen el amor las palabras, que se juntan con celo entre semejantes, que se juntan con celo según sus terminaciones expresando la belleza de los axiomas que todos tenemos en nuestro interior pero que pocos comparten con encanto.


Sobre lo de tener un hijo, sólo decir que cuando el alumno está preparado, siempre aparece el maestro.

No he plantado un árbol, pero tengo unas semillas que florecerán si las cuido con el amor y tesón que yo sólo se poner a las cosas cuando hay cariño; no he escrito un libro, pero tengo a mis espaldas las suficientes canciones como para dejar un legado lo suficientemente bello a todo aquel que lo quiera abrazar y que verán la luz cuando todo esté a oscuras; no he tenido un hijo, pero se la pasión que pongo cuando beso y tengo la certeza de que el mundo no está preparado para mi descendencia, y eso no es poco. No permito que nadie que entre en mi se vaya vacio, y yo no paro de vaciarme siempre que alguien llega para dejar hueco y llenarme de él. Algunos golpean y golpean las puertas del cielo, pero cuando les preguntan no saben la contraseña. 

Antony and the Johnsons - Knockin' on heaven's door


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