18 may 2015

Capítulo 88: Pagarás mis platos rotos

Viendo pasar los minutos, disfruto, no necesito más que pasear por una instrumental, soy astuto, como un zorro, pero no busco una zorra, mi verso es una cobra, te borra de la tierra. Ya libré una guerra contra mi mismo, ahora soy libre, se de lo que hablo, a mi nadie me destierra.

Gramíneas, olivos, polen, antiestamínicos, aerosoles, ebastel... A mi Pau Donés me trae unos recuerdos de mierda a día de hoy, pero yo ya le quería matar antes de todo esto. 'Que bonito es el amor, más que nunca en primavera', vociferaba sin complejos el muy cabrón. Será para ti. Yo cantaría algo parecido a 'que bonito es el amor': sobre todo sin conservas, o más que nunca si estás cerca, o cuando tú no tienes ropa o cuando creías que me querías. Pero no en primavera, joder. En primavera sólo hay ojos llorosos, narices rojas y estornudos ¿quien puede amar así? Yo desde luego, muy engañado debo de estar. Que sí, que las chicas llevan menos ropa, que los días son más largos y con más horas de sol y que la gente sale a las calles como si no supiesen hacer otra cosa. Quizás sea precisamente eso lo que me hace a mi quedarme no ya entre cuatro paredes, si no dentro de esas cuatro paredes en las cuatro que me pertenecen por decreto. Esta vez me tocó perderme San Isidro, pues no era plan de meterme en el foco de todos mis males, por mucho que me llamase pasar la noche con los coleguitas. Aún así no fue una perdida enorme, ya que la semana pasada cundió de sobra para mi, que no es que sea una persona muy perrunillera. Hay veces que los toros se ven mejor desde el burladero. Creo que me he hecho viejo demasiado pronto. También empiezo a cerciorar con meridiana puntería que me equivoqué de época al nacer. No se si hace un par de siglos o dentro de un par, pero, aquí y ahora no es el momento, sin duda. Aún así afino el mecanismo. Tampoco falto a mi cita semanal con el cuaderno de ruta, y eso que mi vida es mucho más aburrida de lo que parece, que no es poco. Para colmo, el verano no es la mejor época para que esto cambie. Los pequeños caramelos que te dan eventualmente no son más que placebo para que mires para otro lado y hagas como que no pasa nada. Lo mismo son droga, droga que nos mantiene anestesiados sin ser conscientes de nuestro letargo. Maldito el día en que activaron mi bombilla para luego apagarla. Hoy parece que un niño juega con el interruptor como el que imita scratches con la cremallera de la sudadera. Los templarios blancos y rojos han cumplido su parte del trato y ahora me toca a mi cumplir la mía. No duden que lo haré, siempre es bonito volver a las orillas del Guadalquivir, pese a este calor, pese a que sólo vamos a entonar himnos y a guardar bonitos recuerdos. Quien te ha visto y quien te ve. Tengo que cambiar las luces o me voy a volver loco. Que curioso que cuanto menos tiene uno, menos necesita para ser feliz, cualquier pequeño gesto destapa en uno el tarro de las esencias. Mi deuda no es de pasta ni valores, es de oxígeno, en la carrera la fatiga es normal. No es lo mismo ser gracioso que hacerse el gracioso, como no es lo mismo tener talento que robar o copiar. Yo también tengo una atalaya y un cuarto en el que entreno, que no me garantiza nada, salvo estar preparado, por si llega pronto el cambio.

Se ha encendido mi bombilla, vaya, la vida es bella, a todos se nos va la olla, a mi por ella, hoy parece que el sol brilla, como nunca un anillo, podría pegar un salto y meterlo en mi bolsillo.


Me muevo entre vosotros, pero nunca me veis, me oculto entre las sombras como el odio que tenéis, queréis subir al cielo, llegaréis y lo veréis, pero sólo desde fuera porque no lo tocaréis... La vida es ajedrez, un instante es suficiente para dar la vuelta a la partida: sed lo que queráis ser. Que yo soy el rey, inmune ante la ley, hiphop, juego con la muerte como Antonio Block.

Entre tanto, sigo escribiendo, y siguen saliendo con cuentagotas pequeños retales de mi vida, que como tales los coso y los entrego. Lo de los jardines salió sólo, me dejaron Versailles y me dijeron: siembra, riega y poda a tu gusto. La inercia colocó el cosmos sobre la madre tierra. No hay ninguna chica con pájaros en la espalda en los cuales perderme, ni gomas de bragas bajo las que sea feliz feliz feliz, pero uno escribe mejor cuando ella tiene nombre pero no cara, amén de contar con la ventaja de que ya en la derrota (no ahora), al menos las frases no duelen, o, al menos no recuerdan a nadie. Últimamente, todo son flores, rollo: marrones como la anemia, marrones que paso como los de zebra, marrones de 'no me acuerdo que te iba a decir pero toma las gardenias'. Yo tengo un par de gardenias, un ramo de rosas negras y he perdido mis violetas, y mi nueve de Noviembre, justo ahora, en Mayo. Pero he comprado semillas, y abono, todo muy natural, como si se tratase de curar Gaia a base de homeopatía. Valiente paradoja, se que voy a morir de un ataque de alergia y me pongo a plantar y cuidar flores. Supongo que de eso va mi vida. Mientras termina o no de germinar todo, contacto con jardineros de otros lugares, para que vengan a sembrar sus flores, tan distintas y tan bellas a la vez, acá en el mio. Esta semana, pese a ser una más en el calendario, y ya pesa en exceso que pasen así, he contactado con un chaval al que admiro muchísimo, tras ponerse él en contacto con Sre. Le he comentado la posibilidad de participar en nuestras Nouvelle fleurs, a lo que ha accedido gustosamente y a mi se me ha llenado todo de colores. Tener la opción de contar con plumas que admiro tanto y escribir codo a codo es algo que a día de hoy no tiene precio, y que le hacen a uno realmente feliz feliz feliz. Creo que pronto quedaremos una tarde para echar unas birras y tratarlo todo como es debido, en persona y sin cables, y tantear el terreno. Sobran similitudes, sobran argumentos para hacerlo eterno. Yo también soy un ave, Fénix.


Sólo los sólo - Todo el mundo lo sabe

 

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