25 may 2015

Capítulo 89: Habrá que someter a referéndum

Más pudiera sentirse verano, cuando el calor febril brotaba del más preciado de mis órganos, si acaso el ajamiento, el mío, el de las calles, no simulara rasgos estivales, pero era invierno y... yo de mi reclusión, versátil, citas en alusión al palpitar frenético del corazón, de su ejercicio mi erosión y era que vivía sólo. Casi parecía un lustro, ahogado en mi consciencia, diversión de fatal gusto, el artista halló clemencia y apenas haya letras si no reflejo de lo oscuro, controversia: exhalo el alma en mi sonrisa.

A vuela pluma:

Siempre he deseado que mi biografía la escribiese alguien como Ray Loriga, un perdedor que sin embargo hace que su propia derrota te deje mejor sabor de boca que cualquiera de las victorias que tú puedas lograr ¿quien si no mejor? No he cambiado de autor fetiche, para nada, pero si que me gustaría que, si no es mucho pedir, las historias de amor se las deje a Richard Linklater. Al principio pensé, iluso de mi, que quizás no era buena idea echar sal a las heridas demasiado pronto, ya que si bien sanan antes, escuecen. No escuecen de ese modo que ves la sangre a través de la gran pantalla y pones cara de dolor, no; escuecen del modo en el que tienes un corte de verdad, y le tienes que echar sal de verdad, y te duele a ti de verdad. En esos casos solía auto engañarme con sugestiones baratas: "Espera un tiempo, colega, fijo que en nada cicatriza sólo y ya entonces le echas la sal, y así te evitas el escozor"... Todo ello sin saber, o, mejor dicho, haciendo como que no sabía, que hay heridas que no se cierran, y, que aunque las lleves al aire, y las bañes en otros mares, no terminan de supurar jamás. Lo mejor que puedes hacer con ellas es intentar que presenten un aspecto saludable y, en las grandes citas, ponerles una tirita, no vaya a ser que aquel, o más bien aquella, con quien te dispones a disfrutar de una inolvidable velada, tire por tierra todas tus ilusiones mucho antes de empezar con ellas porque se asuste con tus medallas de guerra. La gente es muy de asustarse con bregaduras de los demás, cuando son justo estas las que dan sentido y belleza a la trayectoria. Además estas sólo son heriditas (y si tiene que doler deja que duela). Que a perro flaco todo son pulgas y que todos los golpes van al mismo sitio son máximas que no hace falta que Murphy refute, ya que todos hacemos apología de las mismas en periodos en los que nos sentimos el más desdichado entre los desdichados que pasean perdidos y maldiciendo su suerte por las calles de nuestra ciudad. Y digo ciudad como si viviese en que se yo, Viena o París. Yo no soy muy de echarle la culpa a la suerte, al destino o a cualquier otro tipo de causa azarosa, me gusta hacerme fuerte en mi debe, y hacerme responsable de cada una de las situaciones de mi vida. Como no hacer pues acopio de fe de erratas cuando hablo del amor. Pero ya suelo hablar mucho de lo bien que me queda el fracaso como para vanagloriarme continuamente y cantar una y otra vez la misma canción. Tampoco es bueno vivir el día de hoy leyendo el periódico de ayer. El caso es que quería poner dentro de un letrero fosforescente con luces de neón que, Antes del amanecer, no usé aditivos, ni sucedáneos. Si, he dicho bien, jamás los usé. Puedo pecar de palabrería barata, pero ni soy un charlatán ni mucho menos un mentiroso, ni un vendedor ambulante de patrañas ni un cantamañanas, puede que mi camisa luzca sucia pero jamás arrugada. Todo esto me lo digo a mi; sólo intento dejar constancia de ello por si me da por negarme a mi mismo, ya que muchas veces intento sugestionarme de que ni sentí lo que sentí, ni mucho menos sentí lo que escribí, donde va a parar, y, aunque a veces pueda hacer gala de un cinismo desmesurado, si hay alguien a quien jamás se puede engañar es a uno. No sería justo pues que, después de hacer propaganda de que hay que disfrutar cada victoria que se coseche, que debemos hacer de las pequeñas cosas y de los detalles el leit motif de nuestro día a día y que vivo con la esperanza de que los idiotas se den cuenta algún día que el amor mueve el mundo, azote con la más cruenta de las plusvalías todo aquello que tan vivo me hizo sentir. No son buenos tiempos para los que tienen sed de justicia, pero aún así aquí reinará la equidad, al menos mientras yo esté detrás de la carne, no del cable. No conozco una palabra más bella y poderosa que empatizar, y que el autocorrector me la subraye cada vez que la escribo, como diciéndome que aún no conozco su verdadero significado me parece uno de lo mayores cantos de libertad que en una vida tan mundana como la que estamos gastando podremos oír jamás. No me he sentido más vivo que cuando me he sentido vivo en otro. Quizás se pueda equiparar a cuando me sentí plenamente consciente de mi en mi mismo, pero hasta en ese momento comprendía que formaba parte de algo, no ya de un todo al que todos pertenecemos, si no de un todo al que completo y me completa, complemento y me complementa, otro elemento al que ningún término se le acerca más que mitad. Algo así como alma gemela. Tan gemela como las zetas del jazz. A día de hoy no soy fuego con esa mitad, y ni siquiera se si las que en su día lo fueron lo fuesen para siempre (más allá de ese momento más o menos prolongado en el tiempo), o fuesen esa mitad eterna en la que si creo, pero de lo que no cabe duda es que esos momentos de clarividencia justifican por encima de todo juicio moral, sentimental y espiritual el haber pasado por esta jungla, por este circo, por este teatro y jardín que es la existencia. Antes del atardecer perdió su nombre. Yo ya no le pongo nombre a las cosas, por fin lo he entendido. Uso palabras, compongo versos, sonetos, me quejo, lloro, me desangro y sonrío mediante vocablos que casan entre ellos, pero a lo verdaderamente importante, a aquello que conformamos, no le pongo nombre. Dejo que fluya como corre un río dentro de mi ser. Lo cuido y le saco brillo, y lo expongo al mundo en un púlpito, en un altar, y disfruto de los demás templos, pero no le pongo nombre, en silencio, cuando hay que estarlo, en una sola voz, porque no tiene más misterio que eso. Uno jamás se enamora de una persona, se enamora de la proyección que hace de la misma. Yo estoy enamorado de alguien que no se si conozco, no se si llegará, ni siquiera se si existe, alguien que no tiene rasgos, de la cual desconozco sus gustos, su historia, sus miedos, pero conozco su espíritu, conozco su sonrisa, y conozco cada parte de su alma, sin tener que haberla visto. Y cuando uno vive enamorado sólo queda hacer del lienzo algo digno de ser admirado, porque ¿quien quiere ser recordado pudiendo trascender? Ahora sólo queda encontrarnos, Antes del anochecer.

Esto no es una queja formal ni una querella, tan sólo es otro pequeño alegato a todo aquello en lo que creo, y que, dando gracias a lo que haya que dárselas, sigue tan intacto como el primer día. 

Ah, y siempre acabamos llegando a donde nos esperan.


ThisisDA feat Blu - Won't change 



Os voy a decir lo que opino de los políticos: cualquier persona que se declara a sí misma en potestad de poder representar al pueblo tiene todo mi más sincero y sentido asco y la mayor de mis repulsas como congénere con quien comparto condición humana. Egocéntricos engreídos ¿quien coño son ustedes para decir que me representan? ¿que clase de superioridad moral se creen que poseen para ser la imagen de un pueblo? A un pueblo le representa su historia, su cultura, su gente llana, no mamarrachos vividores del cuento, hijos de hijos de hijos de, que lo que quieren es ver si pasan por la vida haciendo mucho ruido pero con pocas nueces y si es posible sin dar un palo al agua. Los políticos se deberían elegir como los delegados, sin nadie que se presente, y si es que los votantes son honrados (que esa es otra, pero al menos es lo más noble), al que ellos mismos elijan de entre todos (hasta de ellos mismos) porque le representan sus valores y su integridad. Yo votaría a gente honrada, a gente cultivada, a gente de la que te sientes orgulloso, pero no ya sólo al cabeza de gobierno, si no en todos y cada uno de los gabinetes y ministerios. Estos serían muy probablemente gentes destacadas en sus campos, artistas u hombres de fe, cosa que por desgracia se aleja mucho de la casta asquerosa que representan todos y cada uno de los que se autodenominan a si mismo líderes, sobre todo en los partidos mayoritarios, que no son más que una pandilla de corruptos que meten más o menos mano dependiendo de sus posibilidades, no de su asqueroso afán.

Ahora os voy a decir lo que pienso de la democracia: Un sistema político en el cual se acude a las urnas cada cuatro años (como si la cosa fuese de puta madre) y en el cual votas a la misma vez al partido que va a dirigir la economía pero que a su vez va a crear leyes sobre inmigración, aborto, homosexualidad, tauromaquia o derechos laborales, para los que encima va a recurrir a pactos porque ni siquiera tienen la mayoría absoluta me parece tan aberrante como que el voto de Juan Goytisolo valga lo mismo que el de Belén Esteban. No estoy diciendo que mi voto valga más que el de nadie, estoy diciendo que deberían de pedir algún requisito más para votar que tener la mayoría de edad y respirar. Por otra parte, veo continuamente a gente renunciar a sus principios por un puñado de euros, y, joder, se que a mi me tocará el día en el que tenga que sostener según que cosas lo suficientemente importantes como para tener que venderme, pero si lo hago es porque me obligáis a ello y será por necesidad, con la cabeza alta y con la cuchara limpia, no para tomarme dos copitas en el bar y llevar una camisa y un coche de marca. Aquí he visto a gente ir contra la refinería como si les fuese la vida en ello y no es que estuviesen defendiendo la tierra que tanto les preocupaba y por la cual parecían morir, si no que tenían un miedo atroz a que les quitasen la subvención de la cual obtienen la mayor fuente de ingresos de una economía que navega a un ritmo bastante mayor del que debería de navegar. Aquí, en mi pueblo, desde que España es una democracia, sólo se conoce un signo político, pero eso es lógico porque por todos es sabido que Villafranca de los Barros tiene la mejor gestión en todos los ámbitos de Europa y parte del extranjero, y con todo y con ello es muy probable que sigamos igual. Total, más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. No se rallen, que mi voto no va para el otro color, pues representa todo lo contrario a lo que soy, aunque el pensamiento sea circunspecto de vez en cuando. Llámenme raro, tengo un código personal por el cual se rigen mis ideas que no se ciñe en su totalidad a lo que una serie de desgraciados se limitaron a redactar una tarde que se aburrían, yo soy más de pensar por mi mismo. 

Se abrió la mente, como a otra el corazón lo hiciese, casi que me disculpo y, que cese de buscar al culpable presunto. La vida dictamina en circunstancias sin discutir lo justo. Se alejará y ojala así fuera, pero no figurará aparte del bulto, y mi orgullo lo pretendiera: si el Tibidabo no es testigo que sea compañero en el olvido. Tener todo por delante a veces puede ser tenerlo encima, y, preciosa, no es sano ser tan fuerte. Le temblaba el cuerpo, más no la sonrisa, disculpa que no comprendiera lo que hoy necesitas: perdón y gracias.

Con todo y con esto, yo si que puedo decir "no con mi voto", aunque esta vez si que he participado de la "fiesta" de la democracia. Sigo bastante jodido gracias a la alergia, que me anula totalmente como persona, pero que me deja pequeños ratos de lucidez en los que esta brilla más que de costumbre, e intento traducirlos de la manera más productiva posible. He visto a mi hermana bailar en la actuación del colegio y cada día está más bonita y mayor, además tengo la suerte de poder presenciarlo en directo. También hemos tomado unas copas los de siempre disfrutando de Eurovisión, y siempre es sabido que no será una semana perdida cuando puedes abrazar a aquellos que quieres y no sólo escribir cuanto les añoras. Mi equipo ha terminado con la máxima puntuación histórica de la liga y, aunque no necesitamos de victorias para cantar, es un puto orgullo y sobre todo una sorpresa, ya que nadie esperaba una campaña mejor que la anterior. Esta semana toca ponerle el broche de oro y, tanto si se pone como si no, ahí estaré yo para verlo. Orgullo, y mucho, de mis colores, de mi escudo, de mi casa. Pero sin duda la gran alegría de la semana, por lo inaudito de ello, fue poder echar un pequeño ratito con Óscar y con Sara, que venían de visitar la ciudad más bonita del sur del país y que hicieron un pequeño alto en el camino para escuchar eso de acho pero no sólo de mi boca, si no también de la de mis paisanos. Bien es cierto que hace muy poquito que nos habíamos visto, que apenas nos ha dado tiempo a que nos crezca el pelo y que ojala y, fijo que así es, si todo marcha guay nos volveremos a ver bastante pronto, pero aún así, tomarte un refrigerio con personas que te gustaría poder ver a diario pero que no puedes siempre es una auténtica bendición. Por lo demás, poco que destacar, seguimos en stand by, seguimos sin trabajo, sin novia, y viviendo en casa de papá, seguimos sin ser nadie de provecho y bastante lejos de serlo, ya es para estar orgulloso de uno eh. Menos mal que no hay mal que cien años dure y que siempre termina escampando tras la tormenta, espero que estén todos ahí para verlo.


Sharlestán - Momento exacto

4 comentarios:

  1. Más temprano que tarde encontrarás a alguien que aprecie esa genialidad de primer párrafo que te has marcado en esta entrada. Guarda este comentario para ese futuro cercano.

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    1. Ojala y lleves razón, pero ¿quien sabe que es pronto y que es tarde? Además, en este pequeño rincón no somos para nada resultadistas, ¡imagínate tener que valorar positivamente las intenciones y el cariño que se le pone sólo porque 'esa' persona lo valore! Sería tan simple como triste, y ganar sería la ostia, pero, ser de los que ganan es muy fácil, lo jodido es mantenerse firme cuando tienes la táctica y los medios pero los resultados no acompañan.

      Merci por apreciarlo usted, que ya es una pequeña victoria que refuta mi 'no resultadismo'.

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    2. Era un pequeño apunte, nada de resultadismos, hay que valorar también el camino :)

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    3. Jaja, mejor pues, no me vayan a cortar el pescuezo como a Ancelotti.

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