22 sept 2014

Capítulo 54: C'est la vie

Me duele el corazón como a Pedro León. Soy el jugador con más calidad de la plantilla, de largo, y, por tanto, el que más cobra, lo que supone un gran problema. He disfrutado de la pretemporada como si fuese la primera vez (y probablemente lo fuese), pero a la hora de la verdad no me han inscrito en la competición, ya que no respeto el fair play financiero, las reglas del juego, vaya. Me ofrecieron renovar a largo plazo para que terminase de ganar lo que ya ganaba, pero iba a ganar lo mismo en más tiempo, y me iban a tener en el banquillo, y aunque con el dinero mi vida estaría resuelta, yo si no juego, me muero. Al menos no necesito a nadie para atarme las botas, y cuando agarro la bola utilizo el guante que tengo en el pie y la pongo donde quiero. A mi siempre me gustó más eso de ser cabeza de ratón que cola de león. Vine desde bien abajo, patee todas las miserias y tuve que demostrar mi talento. A veces la vida te pone en tu sitio, o donde crees que es tu sitio, y a mi me llevó al club más laureado de la historia. Todo llega, dicen. Pero no todo lo que llega quizás sea lo que es. A mi nunca me gusto la cocina de alto standing ni los photocalls, siempre fui un pibe de barrio y antepuse la sencillez al lujo, al confort. Para mi las mieles del éxito no tienen nada que ver con lo que lo tienen que ver para ellos. El entrenador más exigente y polémico del mundo, ni siquiera me dio la oportunidad de demostrar lo que valía. Me era indiferente mientras yo lo supiese y me partiese el alma en cada balón que disputaba. Estoy en paz conmigo mismo, lo doy todo en cada entrenamiento aunque no lo pueda demostrar en los partidos, aunque me hayan dejado sin ficha. 

Habláis de Zidane y Maradona como si fueran Pedro León.



Llegaste y trajiste el sol, a Salamanca y a mi vida. Seguías tan bonita como siempre y a mi no se me había olvidado mirarte como sólo yo se. Casi me mareo cuando vi bailar tu falda al tocarte el viento las palmas. Como si no hubiese pasado el tiempo, como si no hubiese pasado toda una vida. Creo que Salamanca jamás volverá a verse tan bonita como cuando la besaste, se que nada, y lo que es peor, nadie, la podría complementar de una manera más bonita que tú. A pesar de que me costó lo mio, por la bonita pareja que hacíamos, conseguí convencer al jefe del primer hostal de que no éramos tan matrimonio como parecíamos. De ti me quedo con tus aún y todavía, para eso y para todo. Pero cuando providencia y karma se alían, la vida pone soluciones donde posas los pies. Siempre recordaré a ese señor sevillista del hotel que, entendió que todo aquel que mueve el amor en el mundo tiene ganado el reino de los cielos, y mover nuestro amor es mover el amor. Me cercioré desde el primer momento en que te vi (que te volví a ver, quiero decir) de grabar un vídeo mental por si era la última vez que volvía a hablar con vos. Y, sin embargo, y sabiendo de todas las escenas pornográficas que voy a necesitar para salir adelante (y que también capturé, por supuesto) la que a más recaudo puse fue la de nuestro nuevo primer beso. Creo que todo el miedo y dolor acumulado durante estos dos años y medio hicieron que se nos llenara la boca de amor. A mi se me derramaba, no podía controlarlo, podía calmar mi sed para toda la vida, palabra. Sabiendo que un tanto por ciento de mi realización no depende de mi, se que será muy complicado que algo me complete más el día de mañana que el hecho de que tú y yo volviésemos a ser uno. Que si joder, hacía mucho que no follaba, pero hacía más que no era uno con alguien, o por decir lo mismo de otra manera, por aquello de redundar, desde la última vez que usted y yo fuimos uno. La verdad más absoluta de este mundo fue la sonrisa que se me dibujó en la cara y que pude ver como era perfectamente porque no era más que el reflejo de la tuya (y gracias a eso pude disfrutar del espectáculo más bello del mundo) cuando volvimos a corrernos juntos, cuando nos volvimos a pasar el juego. Me pasaría la vida entera haciendo que te corrieses, hasta conseguirlo con cada parte de mi cuerpo una y otra vez, sin fin, sin pararme a comer, a dormir, a beber, como si no supiese hacer otra cosa, como si hubiese nacido sólo para eso. Que batiésemos todos los récords sólo fue una anécdota más. Pero no me importó quedarme dormido, aunque sólo fuese un par de horas, si la compensación era que tus ojos fueran lo primero que viese nada más amanecer. Sthendal, ay, Sthendal. Me costó mucho no correrme de tanta belleza cuando tu mirada y la mía se cruzaron, pero un caballero siempre espera a su dama...

El sábado hice veinticuatro horas útiles contigo y fue el día más feliz de mi vida en mucho tiempo (y no recuerdo otro igual ahora mismo). A pesar de que tus pellizcos y mordiscos siempre llevan más intensidad de la necesaria, me estremecía de placer al cerciorar que no estaba soñando. Di gracias de que mi psiquiatra no me viese en ese momento porque todo parecía tan manía que me quería morir, que me hubiesen devuelto a alguna jaula. Tampoco me hubiese importado. Me encantó oírte hablar con la pasión que lo hiciste de la vida, me flipó recordar que eras tú y porque te quiero como te quiero, y me llena que seas una de las personas más bellas y altruistas que conozco, capaz de llenarlo todo a su paso, independientemente de lo que yo espere de la vida. Vaya magia, vaya chispa, esa que es innata y no se puede forzar jamás eh, eso que te falta de todos los demás y que con muy poca gente consigues, que no tiene precio, que le da sentido a todo lo demás... No hay nada como poner el despertador durante toda la noche para hacer el amor contigo y lo que surgiera, para contarte historias al oído y mojarme mucho de ti. 

No es tan guapa como sale, es sólo que uno es bastante buen fotógrafo, aunque ponga el flash de día, aunque ponga "poses raras de fotógrafo".




























Y el domingo fue el día más triste del mundo. No podía no serlo, claro está, esto no es Renault ocassion. Y el domingo fue el día más triste del mundo porque ya no somos y existe la posibilidad de que jamás volvamos a ser, y, a pesar de ello, jamás vi afrontar el dolor tan inmenso de una separación con tanta madurez, entereza, y sobre todo amor, lo cual me llena de orgullo por mi (en menor medida y por aquello en lo que me estoy convirtiendo y siempre quise ser), por vos, y sobre todo por nosotros y porque ese tipo de cosas son las que confirman que esto es de verdad y diferente y no se merece voces y golpes, sólo lágrimas y música. Confío en nosotros más que en el destino, confío en que si alguna vez crees que es el momento vendrás a mi como yo iré a ti nada más vea que puede ser ese momento (espero que siga estando dentro de mi margen de maniobra, que fijo que si, ya que aunque me duela decirlo, muy buena tiene que ser cualquiera para ser mejor que tú, al menos para mi). Confío tanto en esto como tú, siempre a la par, que no se te olvide, aunque quizás ahora lo diga un poquito menos porque me toca hacerme el duro (pero solo hacérmelo eh, jamás dudes de lo que siento por ti, y que igual que tuve los mismos cojones para no llamar durante tanto tiempo como tú, el amor es el mismo que el tuyo). Se que tienes las certezas suficientes y necesarias para que esto nunca, nunca se acabe, aunque no seamos. No te preocupes por el del acordeón que no paraba de tocar bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez, bésame, bésame mucho, que tengo miedo a perderte, perderte después, yo le pagué para que te metiese un poquito de miedo por si te rendías a mi, pero tranquila guapa, entre tú y yo jamás habrá última vez. Es domingo y me voy a meter en la cama, llevo la camiseta de Gangstarr que no me podré volver a poner, porque aunque suene a tópico, lleva clavado tu olor, estoy completamente lleno por haber sabido vaciarme, tengo la polla satisfecha, el pecho lleno de amor y la paz en el espíritu, dando gracias a la vida, que nos está dejando vivir la más bella historia de amor. Poco me importa que sea la más bella mientras sea nuestra, poco me importa como acabe porque ni tengo dudas sobre ello ni dudo el que me compense de sobra lo ya vivido. No me importa morir porque para morir hay que estar vivo, y yo estoy vivo poquitas veces, y las que más vivo me siento siempre son contigo cerca. Sigo entero, en pie. Ser de los que ganan es muy fácil. 

Salamanca no para de llorar desde que te fuiste. He vuelto a Villafranca y jamás la había visto llorar así. Creo que el cielo me está prestando sus lágrimas porque a mi ya no me queda ninguna dentro.

Como no voy a mojarme si aquí dentro no deja de llover, aquí no para de llover... Y si seguimos con el plan establecido, nos cansaremos al ratito de empezar, probablemente no encontremos el camino, pero nos sobraran las ganas de volar...

Salamanca y Vca no paran de llorar



El que pasa y no comenta es una puta. Que tú stalkees me da igual, es más, moriré el día que no lo hagas.


A ver como le explico este capítulo a cualquier chica el día de mañana.

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