24 nov 2014

Capítulo 63: Al bando vencido


¿Tiritas? El aire las seca mejor... además estas sólo son heriditas...

Bonita ¿eh? Me la he hecho yo con una vieja ilusión. Cuando digo que me la he hecho yo lo que quiero decir es que sabía muy bien que podía pasar, no que haya sido yo el que me he infringido el daño. Hacía mucho tiempo que añoraba esto, porque había sido sin duda una de las pasiones de mi vida y hacía mucho que no la disfrutaba, pero también sabía que tenía fecha de caducidad. Aún así me he implicado de lleno, porque es la única forma que tengo de hacer las cosas cuando amo, más allá de lo que me reporte o de que tenga un fin. ¿Pero saben que? Hacía años que no me sentía tan vivo, tan lleno, feliz en el más amplio sentido de la palabra. Ahora tengo heridas, que no hace falta ni mirarlas para que duelan. Que dichoso el azar que siempre hace que los golpes vayan a las heridas... Eso si, alegres y bellas cicatrices, que siempre te acompañan y son las encargadas de recordarte que durante algún tiempo tuviste tu envase completamente lleno. Que sería de mi sin ellas, como no dar las gracias.

Bendito tenis de mesa.

Aunque en este caso, no estoy hablando de eso.


Las semanas, cuanto menos, más. Cuanto menos hay, cuanto más abajo, más valoras el planeo y los buenos ratos. Deciros que ya estoy instalado en Emérita Augusta, y que si hace poco paseaba por la Plaza Mayor de Salamanca, ahora atravieso el puente romano cruzando un Guadiana al que cuando el corazón aprieta le pinto marismas. History in the making. Aún no he podido comenzar las prácticas, dada la bendita burocracia de nuestro país, tan eficaz como eficiente. Pero ya estoy viviendo por el ático con buhardilla más bonito de Mérida. Del 4ºG al 4ºB. Este sitio no tiene tanta magia, pero tiene unas vistas preciosas, ya os las mostraré. He tenido mucha suerte con los compis de piso. Tanto Fran como Santi y Laura son unos tíos de puta madre, con los que se que voy a poder convivir en un ambiente con mucha paz y buenas charlas, y nunca se sabe que tipo de fuerza pueden llegar a tener los lazos que se creen. He gozado de la compañía tanto de Mangy como de DF, y el bueno de GRY va a empezar a trabajar por la capital así que me va a venir que ni pintado, ni escribiendo un guión me hubiese resultado más satisfactorio el destino. También me dediqué a retomar la que antes del rap fue la mayor pasión de mi vida, y que me aspen si no me ha dado más vida de la que me ha aportado nada en años. Volver a adquirir ciertas posturas, agujetas en los oblicuos y dorsales, así como en gran parte del brazo y los isquios sólo son síntomas de haber vuelto a agarrar la Zoran Primorac y haber puesto a bailar la Sriver y la Tackiness D, que me acompañaron en mis años mozos y que están prestando sus últimos servicios mientras decido que gomas nuevas voy a adquirir. Que de vida me ha devuelto el tenis de mesa. Con que ilusión voy cada tarde a entrenar y juego cada bola, ya sea contra el chaval campeón de Extremadura con el que ando enzarzado o con el viejete que va a echar el rato. Y es que el ayer es como arena que se escapa entre los dedos, lo malo no lo olvido, lo bueno me lo quedo, lo demás lo guardas dentro de ti aunque no quieras, para sacarlo a la luz cuando menos te lo esperas... Me han devuelto algo que ni sabía que había tenido, y mucho mejor aún, que ni sabía que podía recuperar. ¿Como no sentirse invencible? (que no invulnerable). He vuelto a arbitrar otro fin de semana más, ahorrando un dinerillo para un proyecto que tengo en mente en 2015 que es probable que me lleve a otra tierra en la que no he tenido el gusto de vivir pero que suena más que apetecible, aparte de las ganas de sacar adelante dicho proyecto. Pero ya os iré comentando... Dejar huella de lo bien que me lo pasé el viernes noche cenando en Badajoz con Mr. Decathlon y su señora y el bueno del Grefu, con el que tuve una conversación a la vuelta a Tierra de Barros que primero me cambió la percepción que tenía sobre él y luego la idea que tenía sobre la manera de afrontar el devenir de dichos acontecimientos por los que todos, tarde o temprano, acabamos pasando. Y ver que no somos tan diferentes, siendo a la vez muy desiguales. Avecinan unas semanas muy bonitas, con posibilidad de cubrir la agenda con cosas que me apetece disfrutar de verdad y en una nueva ciudad, con nuevo microclima, nuevos colores, nuevo y a la vez tan cercano acento, y, sobre todo, nuevas posibilidades.

Ah, he vuelto a coger el bic.

Mírame estoy llorando y no se porqué, quizás ayer fui un borde por deporte y hoy lo recordé, quizás fueron las ruinas que dejé detrás, por eso hoy no le temo al fuego pero si a las cenizas...




Quien me ha visto y quien me ve ¿eh? Debería estar en la mierda. Debería. Es más, hay momentos en los que la presión es asfixiante. Pero donde unos ven derrota, a mi me ha dado por ver oportunidad. Quizás si que había madurado más de lo que había pensado, sólo que uno no elije el devenir de los acontecimientos, si no la mentalidad y actitud con la que los afronta. Actitud me sobra, tanta que hasta suelo prestarla. Sentimentalmente, estoy atravesando el bache más profundo que me ha tocado afrontar nunca. A mi lo de los tiempos es algo que siempre me la ha sudado, por lo que no valoro esta relación que acaba de terminar desde la duración, si no desde la magnitud. Puntos de vista, dicen. Como os digo, esto ha tocado tuétano. Yo hice un hueco enorme en mi pecho hace un par de años, y lo guardé y decoré con mimo para cuando apareciese la persona indicada, sin darme cuenta de que a lo mejor estaban llamando a la puerta y a mi se me había olvidado quitar el candado. Que paradoja, por otra parte. El caso es que me fue muy fácil dejar que entrase un soplo de aire fresco a mi templo, porque además ese viento traía los olores más dulces que jamás había degustado, y para colmo eran familiares. No supuso ningún trabajo amoldarme porque me he vuelto muy maleable, tantísimo que me permito el lujo de hasta adaptarme a enfoques que son totalmente contrarios a mi prisma (¡ojo! que hasta he llegado a pensar que la forma correcta de ver las cosas es la que estaba en el otro bando... válgame). Yo no he tenido que hacer hueco, y entiendo que otros no tengan ganas de hacerlo, pero me da pena que no se valore eso. No que no se valore, ya que obviamente quien no me conozca de nada es lógico que devalúe dicho hecho, si no que conociéndome como se presupone se me conoce se infravaloren ciertas ideas, principios y disposiciones, provoca que una vez pasado el tiempo y enfriándose el calor que se sobrentiende que nunca se debe de apagar, crea una crítica mordaz y feroz a todo aquello que para mi estaba fuera de todo juicio, porque yo por mi mismo lo había colocado por encima de lo moral, sentimental y hasta me aventuraría a decir espiritual. De todas formas, una cosa es querer luchar hasta que no quede aliento, y otra muy distinta es ser gilipollas y no ser consciente de la situación. Que yo para quedarme en paz necesite vaciarme por completo es una máxima que siempre irá conmigo allá donde pose mis pies, sólo que unas veces te vacías más que otras, dependiendo de lo que la meta te aporte, por supuesto. Esto es lo que me permite que a la larga el yugo del pasado no apriete demasiado fuerte, y pueda leer cualquier capítulo de mi vida (redactado o no) sin tener que recriminarme nada. ¿Que me da pena no haber aguantado más algunos momentos? ¿Que he cometido errores? Por supuesto, el que más. ¿Que cambiaría algo de lo que he hecho o dicho si pudiese? Para nada. Sigo pudiendo quedarme completamente desnudo delante de cualquier persona que se me ponga delante, y ya no es que me pueda quedar desnudo, si no que tengo las pelotas de hasta entregarme por completo. Joder, acabo de pasarme el juego y nadie se levanta de la butaca a aplaudirme, todos compadeciéndose de mi y pasándome la mano por la cabeza como si fuese un pobrecito. Sólo les ha faltado pagar a un puñado de plañideras para que me acompañen en el duelo. Quizás era necesario todo esto para 'terminar' de crecer, para tapar grandes carencias y pulir pequeñas virtudes, para fortalecer los cimientos y para asentar primero todo lo que soy, y segundo todos y cada uno con los que puedo contar (con los que ya contaba, y con algunos que no, y con otros que no han podido estar pero que se que están). No mentiré, y cada día al despertarme en lo primero que pienso sigue siendo en ella y en lo que podríamos haber sido, pero hay mucha diferencia de los primeros días a hoy, como tampoco miento si digo que por momentos me estoy recuperando más y más, y que pronto volveré a estar aún más fuerte de lo que estaba antes de todo esto. Tanto que hasta tendré pelotas a mirarlo y sonreír, y como dicen ustedes 'recordarlo con cariño', como si hasta hoy no hubiese sido la relación más importante de mi vida, como si me la sudase vaya...



Ceerre - 1312

No hay comentarios:

Publicar un comentario