1 dic 2014

Capítulo 64: I'm walking away

Vendía enciclopedias. Con los libros regalaba un microondas, y tras patearse sin éxito varias puertas cerradas, recibiendo indiferencia por las letras, comenzó a hacerlo al revés: decía que ofrecía un microondas y, de regalo, una enciclopedia. Vendió dos. Cobró y decidió dedicarse a otra cosa.


Y mejor respirar que la vida sin resuellos se estrecha, viviendo se quede prestado el que vive a su manera no precisa ni mundo ni montera... Y hoy, mejor se andará, si se quiere menos de lo que se espera. Hoy, hoy, hoy…


Y la suerte de unas cuantas primaveras... Hoy, mejor no esperar, que la vida se me escora con la espera. Caminaré, si mi tiempo se me escapa por las rendijas de la soledad... Caminaré, si no avanzo y me adormezco, es que algo estoy haciendo mal...


En estos periodos uno asume su rol. Quiero decir, dentro de una rutina muy estructurada (tanto que ya no es que esté estructurado el día en si, si no hasta lo que pasa cada día de la semana) uno tiende a adaptarse como un camaleón. Es gracioso, porque si yo adopto esta técnica el que sea que me esté colocando sobre el tapiz es un hijo de puta que está jugando a putear como se putea a los camaleones. Si quieres matar a un camaleón, lo único que tienes que hacer es colocarlo sobre una paleta de muchos colores, y al pobre le da la paranoya y se muere al no poder camuflar su piel en tantos pigmentos a la vez. A mi me pasa un poco igual, parece que tengo que acoplarme a cada ámbito de mi vida (y eso que no he empezado las prácticas aún) y poner una sonrisa en todas partes. Ponerle ojitos a Mérida, estar amable con mis compañeros de piso, en el tenis de mesa, en el curro cuando empiece y los fines de semana más de lo mismo cuando me toca juzgar el cumplimiento de las reglas de un deporte, que va mucho más allá de lo que implica el partido y que refleja el fruto del trabajo de unas personas durante la semana. Si ya de por si no me gusta que me evalúe nadie (y menos aún que se crean en potestad para ello), que decir de evaluar yo, que no soy nadie. Y ya no se si realmente la vida es para estar feliz, para amar y todo ese rollo. Se que es así y todo eso, claro, pero ¿hasta que punto he de aceptar esto y en que momento puedo empezar a ser crítico con todo aquello que me merma este estado y con los que se merman a si mismos esta visión? No hay certezas. Ninguna. Jamás vas a saber el significado real de nada, porque existen las suficientes trabas como para que jamás llegues a entenderte con el emisor de un mensaje:


Y yo a vueltas con la empatía, con establecer lazos elevados, por llamarlo de alguna forma, a estar despierto el mayor tiempo posible. A que alguien entienda lo que quiero decir cuando digo estar despierto. Y entre tanto que, ¿mijo? La vida no es lo que pasa mientras tanto, para nada, eso es la no vida, como cuando Einstein hablaba de la ausencia de dios en cada injusticia y dolor que el mundo sufría. Y todos no vivos, ya que ni siquiera se os puede llamar muertos, para estar muerto hay que hacer algo más que dejar de respirar, y ese un galardón que a la humanidad aún le viene grande. Tengo que asegurarme un porvenir bien ligero para poder dilapidar mi futuro en cualquier pueblecito de no más de mil habitantes en las costas del norte, o con una huerta y una choza en la España profunda. Una guitarra, papel, y algún que otro libro. Y una barca, por si algún día llega Siddhartha.

Y tienen el valor de usar la palabra alma.


Paciente pero nunca ausente que si espero demasiado mi tren se alejara. Me subo a las montañas y con arte y otras mañas pinto piedras y consigo volar. Eso hago, poca cosa,solo busco el perfume en la rosa y del mundo un caminar...



La semana que viene os regalaré algo de música. Creo que voy a dejar de escribir canciones para empezar a entregaros pedacitos de mi en forma de órganos vitales. Lo primero que os cederé probablemente sean mis tripas y mis vísceras, de las cuales ya di buena cuenta el sábado. Otro día os iré dejando mis oídos, mis ojos, y quizás algún día hasta os preste mi corazón. Mi Spíritu ya lo dejé en Galaxies. Y hablando de Galaxies, mi carnal no sanguíneo que anda por tierras sevillanas me ha informado de que a falta de que el hijo de puta de Dare mande el skit, la mezcla del proyecto ha terminado por su parte, sólo le faltan los pequeños retoques y manías que servidor siempre dispone. También faltan por finiquitar algunas imágenes de cada tema (bien está lo que bien parece) pero ya si que podemos decir, por fin, que encaramos la recta final del proyecto. Es más, es bastante probable que esta misma semana contacte con Madrid para informarme sobre presupuesto del tema copias físicas y empezar a mover la maquinaria para su realización. Es la primera vez que voy a compartir algo en lo que he puesto tanto tiempo y pasión (durante un largo periodo) y me embarga una mezcolanza y una amalgama de sentimientos entre los que hay tanta felicidad, como miedo, y vacío. Nostalgia, vergüenza (a entregar algo tan mío) y hasta condescendencia. Qué cosas tiene la música, uno aquí trascendiendo y si me cruzo con un pibe de mi pueblo por la calle lo mismo me dice ¡eh, tú rapeas de eso ¿no?!... La vida puede ser maravillosa. Puede.

Por cierto, que forma más rara de ligar tienen últimamente las mujeres:



Diciembre convertido en un estado de ánimo, sinónimo de estar siempre viviendo con pánico...

Manolo García - Caminaré

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