6 abr 2015

Capítulo 82: Lo que hay que aguantar

Y yo que pensaba que vendría esta semana con más anécdotas y aventuras que una novela de Manolito gafotas y resulta que han sido una de las vacaciones más tranquilas de la historia. Prolíficas, pero tranquilas, eso si. En su día critiqué al que en mi situación no supo adaptarse y entender su rol en el momento que le tocaba vivir. Podría hacer un acto de empatía y pedir disculpas por ello, pero como siempre fui más de alardear y en épocas de vacas flacas sacarmela y poder con todo, no me quejaré y disfrutaré de esta dulce apatía sin cometer los errores que en otros vi en su momento, ya que se que no hay mal que cien años dure, aunque no es menos cierto que en estas tierras males doblemente son. Y para nada me estoy quejando del pueblo en si, ya que sería absurdo tras tantos años de idilio, y justo ahora que empezamos a conocernos el uno al otro; más bien me quejo de lo que no me abastece, que puedo dar gracias que a día de hoy sean simple y llanamente personas que por algún motivo u otro están lejos. Esto, a la par que tranquilizador, es sumamente hiriente, ya que conocer el potencial y no poder explotarlo (cosa a a la que por otra parte estoy bastante acostumbrado en otros ámbitos de la vida) es como una dulce y lenta agonía, como un veneno dulce. Al menos se, o al menos sigo sabiendo, mejor dicho, cual es mi sitio. Y no es que crea que el tiempo no es justo y no pone a cada uno donde se merece, es simplemente que no por más madrugar amanece antes. La transición a la edad adulta es más dura en estos tiempos que antaño y más que lo será en tiempos venideros, de eso no me cabe la menor duda. Y no todo aquel que pasa a engordar las listas tanto de empleados como de desempleados es adulto, ni todo aquel padre de familia o ama de su casa, para nada. Hacerse adulto es algo más abstracto y para lo que muchos jamás están preparados. Tanto es así que lo ven venir de lejos y se achantan (poco aprietan porque mucho abarcan), y empiezan a proyectar que son más niños que nunca cuando realmente lo único que están es muertos de miedo porque el mundo les ha cogido de frente mientras estaban meando en un botellón. Poder volver a hacer manitas con el micrófono esta semana es un motivo más que suficiente para sonreír, como lo es poder disfrutar de Juanmy y conocer por fin en persona a esa chica que le alegra los días. También he podido disfrutar de mi compadre Techi, un grande donde los haya y al que siempre me alegro sobremanera de ver. Para colmo, el colega se llevo una camiseta de las guapas para poder vacilar por Madrid, justo ahora que no la necesita porque se me ha comprometido... Otro al que le sonríe la vida, y nos sonríe a los que le queremos por sonreírle a él, que yo soy muy de los míos y de todo aquello que les hace felices. Como feliz le hace a uno que se acuerden de él cuando viajan al extranjero y le traigan fotos a contraluz de lugares mágicos, y un pedacito de droga del país de los relojes y las navajas. Quien bien me conoce bien sabe como valoro estas cosas y el valor que les doy, por lo que espero que confíen en el tiempo tanto como lo hago yo. El regalo para mi familia esta semana santa fue en forma de presencia y nos deleitó con la misma durante cuatro días. Ya saben que yo no soy muy de parentescos pero me mola tener a la cuñada por casa aunque le traiga el alcohol a mi padre y no a mi. Mi familia, como mi casa, se barre de puertas para adentro, como todas. Ya saben eso de en todos lados cuecen habas, no es oro todo lo que reluce y demás, pero aquí somos aún más especialitos que todo eso si cabe. No voy a abrir este blog como abro mi cuarto para que se airee, no es esa su función, pero quizás por ello tenga yo mis ratos y actitudes que vistos desde fuera reflejan una imagen de mi que si bien es cierta, no tiene para nada que ver con todo lo que realmente soy, aunque esta la absorba. Yo a las cosas grandes muy de a poquito a poco. A muerte, mordiendo, pero de a poquito a poco. Espero tenerla mucho más por aquí y pronto (que se que así es porque en Mayo nos volvemos a ver) y disfrutar las cosas como es debido en su justo momento, justo con la leyenda con la que yo voy a desayunar cada mañana. Por lo demás, no me he prodigado ni he dejado ver mi poco pelo por los viejos y nuevos antros de mi ciudad, como no me he cruzado con ninguna representación eclesiástica que me gire el humor. No me aventuraré a dar mi opinión que  todo el mundo sabe que tengo sobre las tradiciones, la cultura, el respeto y todo eso, pero no os olvidéis de que llevo una cruz en el cuello y que todos somos igual de dioses; a ver cuando empezamos a ser igual de humanos. Y no he paseado la cara voluntariamente y sobre todo de manera muy consciente, porque llega un punto en el que las ideas y los principios valen más que las palabras y se demuestran con hechos, y tengo la suficiente potestad y libertad como para elegir que y con quien hacer las cosas que me plazcan, y, por supuesto, las que no me plazcan. Ya no me caso con nadie por mucho o poco tiempo que lleven en mi vida. Y ojo, para nada estoy de mal humor, tengo un bote lleno de pastillas. Cerré el sábado con Suso escribiendo como el que vomita y disfrutando mucho del rap, que nunca me falla y que me hace estar vivo, sin importarme absolutamente nada cualquier cosa que pasase fuera de estas cuatro paredes. Obvio que cuando digo paredes son las cuatro cuerdas del ring que para mi es el folio. Vaselina e id dilatando, no os pille de imprevisto ni queráis sacar el matasuegras y el confeti cuando este funeral se convierta en una fiesta en la que pienso bailar sobre vuestras tumbas, de manera literal o metafórica, me es indiferente. Por suerte vuelvo a tomarme un café con Laurita y tengo a media china cubriendo mis carencias emocionales con placer consumista. Cuando queráis me convencéis del cuento, si es que podéis.



Si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos. Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los días del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquí para poder comprobarlo, para consagrarlo o para pedir perdón. Hay gente que dice que eso es la inmortalidad de que tanto se habla.




Pero tú estás por encima y tu vecina intuye algo...

Alicia Keys - Fallin' 


2 comentarios:

  1. Todo es ahora y todo por venir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "El presente no existe, el futuro es una quimera".

      Mejor todo por venir que quien sabe que todo le ha venido. Aquí aún queda tierra que arar.

      Eliminar