27 abr 2015

Capítulo 85: Jodidos mis demonios


A veces la  realidad nos abofetea en la cara, y parece que lo hace con sorna, como aquel que se regodea en un chascarrillo de todo aquello que previamente había vaticinado de manera altiva y que váyase usted a saber porqué se acaba cumpliendo como una profecía que o bien llega a destiempo, o es una desconsiderada. Con desdén, alevosía y ensañamiento. Lo que quiero decir es que de vez en cuando, nos vemos reflejados en aquello que repelemos con todas nuestras fuerzas. Los estudios y perfiles psicológicos hacen que las redes sociales se rían a menudo de nuestra paciencia con continuas sugerencias de vídeos musicales, deportivos, o, lo que es mejor aún, personas. Si a usted le gusta la manteca de cerdo debería considerar comprar nuestro foie de pato. Otros usuarios que compraron esta camiseta también compraron estas zapatillas. Quizás conozcas a Emilio José Arroyo (4 amigos en común). Amigos, dice. Hubo un tiempo en que creía que el enemigo era el inepto, el vacío. Pobre de mi, que me proyectaba como un chiquillo harto ingenuo. El verdadero rival es aquel de tu misma naturaleza, el de tu mismo potencial, con el que compartes más similitudes. También es cierto que las únicas guerras que se recuerdan son las que, victorioso o no, sales con magulladuras y completamente desfondado del campo de batalla. Eso de que no hay rival pequeño es mentira por muy arriba que hayamos visto venirse a medias tintas. Eso otro de que no hay derrota en el corazón del que lucha lo inventaron aquellos que no hacían otra cosa que perder. Ganar sin sufrir es como amar con reservas, llenarlo todo de sucedáneos y de aditivos. Y todo esto nos lo dan en una sociedad en la que se supone que todos somos únicos y diferentes, cuando nos están robando la individualidad. La chica del texto, Marina Keegan, que es el prototipo de intensita propiamente dicho (el cual repelo, pero ante la cual me tengo que doblegar en esta ocasión) citaba un término alemán en el mismo, que yo ya conocía de la revista Líbero, una de las mejores compras que puede hacer un amante de la lectura, del fútbol, o de ambas cosas (si no amas ninguna de las dos no se que haces aquí, a no ser que estés por el rap, quieras rollo o seas una ex novia) y que refleja perfectamente la naturaleza del ser humano: Schadenfreude. Dícese del sentimiento de alegría o gozo que provocan las desgracias ajenas. Me parece bastante triste que no exista un termino equivalente en castellano. Triste y, obviamente, increíble, conociéndonos. Es quizás hasta una ofensa el hecho de que se nos hayan adelantado, pero el alemán es un pueblo con demasiadas deudas como para no haber acuñado tal término como propio. Lo que si que me resulta curioso es que la chica reflexione sobre si existirá un antónimo para dicha palabra, cuando yo lo que deseo es encontrarle un campo semántico. Tú que vas a saber a que huele el sudor del jornalero, tú que vas a saber. Esta semana vi Interestellar (que decir), Perdida, y Boyhood. Boyhood tío, esa mierda si que es buena, y encima me trae a colación múltiples temáticas de conversación que hemos tocado en los último botellones, como lo de ligar la psicología y la tecnología, los estudios de mercado, los perfiles personales... A mi todo eso me está empezando a agobiar un poco. Voy a meter el hype en un grinder como metí las flores que te iba a regalar. 


Esta semana mi equipo se ha metido en semifinales de la Europa league (bendito fútbol que da la vida cuando el resto de cosas no marchan como deberían... ¿imagináis la de cosas que le voy a contar a mi hijo en un futuro de lo que está logrando nuestro equipo?). Una vez más sufriendo, una vez más de manera épica, una vez más suma y sigue. Lo único que me jode de todo esto es no poder hacer el amor con alguien para celebrarlo, que yo con estas cosas me vengo muy arriba (metafóricamente, pero también de manera literal). También tuve tiempo para echar un rico café con Carmencina y con MJ, y ponernos al día como es debido. Sin duda, los mejores momentos de toda la semana de largo, son esos ratos que quedan para siempre por muy poco que den de si, por muy poco que se haga. He cambiado el Alambique por el Límite y creo que es el mejor descubrimiento en lo que va de año. También he tenido tiempo de rematar deudas y cuentas pendientes y terminar de volver a grabar, esperemos que por última vez, Galaxies. Hemos metido la tijera y hecho recortes, pero se puede decir casi que ya está como debería de estar, en mezcla, mucho más fina que la anterior, y si los oráculos quieren a poco de ver la luz. He vuelto a estar con Juanmy por lo que he vuelto a ser el tío más feliz de la tierra. Me han llegado cinco copias más de Alturas. Nadie me escribe, ni yo le escribo a nadie ¿que más necesitan para ser felices? Mañana me voy a Madrid, a hacer aviones de papel y su fuselaje con currículums, a partir un poco la rutina, a desoxigenar, a respirar, a volver a sentirme pequeño, a vivirlo grande y gordo, y a ver a mucha gente que echo mucho de menos. Ya os contaré que tal ha ido, mejor que escribir nada más que esta semana, que, al fin y al cabo, no es más que otra más, como tantas ultimamente, y así le guardo los hilos a la siguiente. Madrid files es la entrada que más se ha leído en lo que va de blog, lo dicen las cifras... ¿Repetimos?

Ah, si vas a estar por Madrid esta semana y quieres rollo deja un comentario y tal, aunque sea anónimo.


De la soul feat Nas - God it 

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